
Una mujer sobre el mar de Altea
Se deja mecer por las olas del mar,

cada mañana descubre su bikini pardo
pechos claros para el sol.
Siempre está ahí, tiene ya, cogido ese sitio.
A veces un cúmulo de nube se pasea por sus labios,
y en dulce de roca sopla la pompa
que suavemente se aleja, que sube y sube y sube....
Se queda allí todo el día, hasta que amanece el siguiente.
Anoche vi que estaba aburrida, faltaban el sol,

las nubes,
sólo había tiempo resquebrajando paz..
A las doce y media de una muñeca cualquiera,
la luna supo de su soledad, que pronto sería tristeza.
Dos veces se lo pensó, porque no estaba completa,
se posó sobre sus labios, exprimió el zumo
de su gajo de naranja,
y jugó con ella.
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