
Vuelvo por ti a sentir amor ardiente,
cómo rosa sedienta bebo el cielo,

de tus labios que son mi único anhelo,
y el calor de tu lengua entre mis dientes.
Genial varón que mi ostracismo aleja,
te deseo en mi vida cada día,
artesano de la existencia mía,
dulce elixir que mi razón despeja.
La que por mal amor murió de pena,
revive emocionada entre tus brazos,
bajo tu viril pasión que encadena.
Me entrego a ti sin mezquindad terrena,
uniendo nuestros cuerpos con los lazos
de este ardor que desborda y enajena.
2 comentarios:
Hermoso soneto, Magda... siempre te superas a tí misma. Un abrazote.
Neus
virtuosa la manera en que describes un hecho, delumbrante el preciado tesoro que sale de tu mente, permitiendo que un simple poema se convierta en un excelente momento de lectura, felicidades.
César Lamas
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