01 agosto 2008

Poema de Juan Ramón Jiménez







Al fin nos hallaremos. Las temblorosas manos


apretarán, suaves, la dicha conseguida,


por un sendero solo, muy lejos de los vanos


cuidados que ahora inquietan la fe de nuestra vida.




Las ramas de los sauces mojados y amarillos


nos rozarán las frentes. En la arena perlada,


verbenas llenas de agua, de cálices sencillos,


ornarán la indolente paz de nuestra pisada.




Mi brazo rodeará tu mimosa cintura,


tú dejarás caer en mi hombro tu cabeza,


¡y el ideal vendrá entre la tarde pura,


a envolver nuestro amor en su eterna belleza!

Foto de Elosa M.



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