
ESCRIBIR Y LEER MUCHO.
¿De qué manera el proceso de escribir se ha hecho algo natural en el mundo? ¿Qué significa escribir? ¿Qué conocimiento, hechos y experiencias contiene el escribir? Escribir se ha hecho algo muy poco problemático desde que comenzamos a saber hacerlo en la niñez, por lo que es aconsejable leer mucho, ya que tenemos esa facilidad.
Los estudiosos señalan que la técnica de escribir representa una objetivización del habla y una proliferación de palabras y de significados que tienen que ver con la evolución de la consciencia, ciencia y tecnología en términos de composición enciclopédica y secuencial. Esto es, es una técnica para fijar el discurso, guardándolo para su posible análisis y traducción. Escribir posee el sentido de guardar momentos preservándolos del tiempo y de ser una tecnología que se presta a las instituciones en un tiempo y en un espacio concreto para que sirvan para educar, institucionalizar, gobernar, cuidar al ciudadano, etc. Es, en definitiva, un puente neutro para el conocimiento, los hechos y la experiencia; una ventana para ver una realidad de manera independiente y un medio para conocerse así mismo.
Escribir es un modo de conocer que posee cierta tecnología debido a que hay que usar la técnica necesaria para poner la escritura en un papel o en una superficie digital que puede variar, dado que escribir también es usar, además de oraciones, notas musicales o iconos religiosos. Además, inscribir es hacerlo en una buena variedad de superficies, desde el dintel de una casa hasta la entrada de un campo de fútbol, algo que tiene que ver con el uso ordenado de formas simbólicas que contienen un significado para el que las lee. Fíjense en lo que representa la inscripción, Real Madrid, que podemos entender como un vehículo para la concepción de lo que es el balompié. Periódicos, novelas, poemas o canciones hacen de mensajeros acerca del orden de la vida ya que son composiciones basadas en secuencias de pensamientos, ideas y sentimientos que, en formas simbólicas, nos ofrecen significados creados y retenidos en la experiencia de los autores que los escriben.
Escribir es algo que puede considerarse universal y una parte importante y constante del ser humano. No es algo que en estos momentos se preserve para una clase social o para una cultura concreta. Esto es así porque el medio socio cultural es un medio textual en el que el texto significa todas las formas aplicadas del lenguaje, desde las cantadas hasta las inscritas. Las vidas son textos sujetos a exégesis, revisión y reinterpretación.
Al escribir un texto, uno es capaz de colocar los fragmentos de la consciencia y hacerlos que signifiquen para la vida propia y para la de los demás, si leen lo escrito. Y, si escogemos a la narrativa como un buen medio para escribir, vemos que utiliza la herencia de la escritura que tenemos en los mitos, leyendas, fábulas, cuentos, épica, tragedia o comedias, pero también y, dentro de nuestro mundo moderno, tenemos que contar con
Los estudiosos señalan que la técnica de escribir representa una objetivización del habla y una proliferación de palabras y de significados que tienen que ver con la evolución de la consciencia, ciencia y tecnología en términos de composición enciclopédica y secuencial. Esto es, es una técnica para fijar el discurso, guardándolo para su posible análisis y traducción. Escribir posee el sentido de guardar momentos preservándolos del tiempo y de ser una tecnología que se presta a las instituciones en un tiempo y en un espacio concreto para que sirvan para educar, institucionalizar, gobernar, cuidar al ciudadano, etc. Es, en definitiva, un puente neutro para el conocimiento, los hechos y la experiencia; una ventana para ver una realidad de manera independiente y un medio para conocerse así mismo.
Escribir es un modo de conocer que posee cierta tecnología debido a que hay que usar la técnica necesaria para poner la escritura en un papel o en una superficie digital que puede variar, dado que escribir también es usar, además de oraciones, notas musicales o iconos religiosos. Además, inscribir es hacerlo en una buena variedad de superficies, desde el dintel de una casa hasta la entrada de un campo de fútbol, algo que tiene que ver con el uso ordenado de formas simbólicas que contienen un significado para el que las lee. Fíjense en lo que representa la inscripción, Real Madrid, que podemos entender como un vehículo para la concepción de lo que es el balompié. Periódicos, novelas, poemas o canciones hacen de mensajeros acerca del orden de la vida ya que son composiciones basadas en secuencias de pensamientos, ideas y sentimientos que, en formas simbólicas, nos ofrecen significados creados y retenidos en la experiencia de los autores que los escriben.
Escribir es algo que puede considerarse universal y una parte importante y constante del ser humano. No es algo que en estos momentos se preserve para una clase social o para una cultura concreta. Esto es así porque el medio socio cultural es un medio textual en el que el texto significa todas las formas aplicadas del lenguaje, desde las cantadas hasta las inscritas. Las vidas son textos sujetos a exégesis, revisión y reinterpretación.
Al escribir un texto, uno es capaz de colocar los fragmentos de la consciencia y hacerlos que signifiquen para la vida propia y para la de los demás, si leen lo escrito. Y, si escogemos a la narrativa como un buen medio para escribir, vemos que utiliza la herencia de la escritura que tenemos en los mitos, leyendas, fábulas, cuentos, épica, tragedia o comedias, pero también y, dentro de nuestro mundo moderno, tenemos que contar con

lo que hemos aprendido de la pintura, de la fotografía, de las películas o de los cómics.
Roland Barthes en el año 1982 dijo que los seres humanos somos animales narrativos ya que la narrativa es transhistórica y transcultural. La narrativa puede ser entendida como el contar, a través de una forma concreta de lenguaje, una serie de acontecimientos temporales que conllevan una historia con significado. Por eso, una secuencia narrativa contiene dos o más unidades de información que conciernen al estado mental, social, económico o cultural de unos personajes. Esta información puede ser de diferentes tipos: abstracta o teórica, sentimental, sensorial, descriptiva o metafórica. Puede seguir o no un modelo determinado temporal o atemporal que contenga representaciones humanas que conciernan o no con la coherencia del mundo. De aquí que la narrativa pueda o no representar orden y significado en la vida de los personajes, al describir de forma secuencial o no una historia concreta.
La narrativa es una herramienta poderosa para mostrar la experiencia de la fragmentación y de la estructuración del mundo en un tiempo y lugar. Es un instrumento de decir y de hacer con los personajes en un contexto. Aquí es en donde el escritor tendrá que distinguir entre historia y novela, lo sagrado y lo profano; lo convencional y lo heterodoxo; lo mítico y lo estilizado, lo que parece biográfico y la ficción. Es decir, en la narrativa surgirá la pluralidad y el compromiso con las referencias que el autor necesita y utiliza para escribir.
Escribir novelas y, por supuesto otras formas de arte, ayuda a conocer y sentir el mundo. El autor está predispuesto a organizar su experiencia en una forma narrativa, hablándonos sobre la consciencia humana. Esta consciencia es la llama que prende la historia que se moldea a través de la narración que adquiere la forma de la experiencia que se desea contar. Nuestra consciencia es la que maneja la crónica de la memoria y el escenario anticipado de lo que se narra. Y, nuestras vidas conscientes, son las que constituyen los dramas en los que nosotros mismos, nuestra sociedad y los personajes que creamos tratan de comprender el mundo en el que vivimos.
Por eso, hay que leer mucho para poder entendernos a nosotros y a los demás.
Roland Barthes en el año 1982 dijo que los seres humanos somos animales narrativos ya que la narrativa es transhistórica y transcultural. La narrativa puede ser entendida como el contar, a través de una forma concreta de lenguaje, una serie de acontecimientos temporales que conllevan una historia con significado. Por eso, una secuencia narrativa contiene dos o más unidades de información que conciernen al estado mental, social, económico o cultural de unos personajes. Esta información puede ser de diferentes tipos: abstracta o teórica, sentimental, sensorial, descriptiva o metafórica. Puede seguir o no un modelo determinado temporal o atemporal que contenga representaciones humanas que conciernan o no con la coherencia del mundo. De aquí que la narrativa pueda o no representar orden y significado en la vida de los personajes, al describir de forma secuencial o no una historia concreta.
La narrativa es una herramienta poderosa para mostrar la experiencia de la fragmentación y de la estructuración del mundo en un tiempo y lugar. Es un instrumento de decir y de hacer con los personajes en un contexto. Aquí es en donde el escritor tendrá que distinguir entre historia y novela, lo sagrado y lo profano; lo convencional y lo heterodoxo; lo mítico y lo estilizado, lo que parece biográfico y la ficción. Es decir, en la narrativa surgirá la pluralidad y el compromiso con las referencias que el autor necesita y utiliza para escribir.
Escribir novelas y, por supuesto otras formas de arte, ayuda a conocer y sentir el mundo. El autor está predispuesto a organizar su experiencia en una forma narrativa, hablándonos sobre la consciencia humana. Esta consciencia es la llama que prende la historia que se moldea a través de la narración que adquiere la forma de la experiencia que se desea contar. Nuestra consciencia es la que maneja la crónica de la memoria y el escenario anticipado de lo que se narra. Y, nuestras vidas conscientes, son las que constituyen los dramas en los que nosotros mismos, nuestra sociedad y los personajes que creamos tratan de comprender el mundo en el que vivimos.
Por eso, hay que leer mucho para poder entendernos a nosotros y a los demás.
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