el horizonte se funde entre ocre y azul.
Una figura, doble sombra,
llueven los ojos en el desierto.
No es importante desde dónde alumbre el sol
la soledad se hace presente aún si se cierran los párpados.

En las arenas atacameñas como en las del Sahara
solo se debe permanecer sentado por un momento
los bereberes saben que todo es movimiento:
caminar como aquella duna,
camino noreste.
Que se enraícen las sombras,
los huesos no pretenden
quedarse a jugar rondas con los muertos.
Foto de JValentina
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