25 noviembre 2008

Poema de Nat Gaete

Caliche y soledad,

el horizonte se funde entre ocre y azul.

Una figura, doble sombra,

llueven los ojos en el desierto.

No es importante desde dónde alumbre el sol

la soledad se hace presente aún si se cierran los párpados.

En las arenas atacameñas como en las del Sahara

solo se debe permanecer sentado por un momento

los bereberes saben que todo es movimiento:

caminar como aquella duna,

camino noreste.

Que se enraícen las sombras,

los huesos no pretenden

quedarse a jugar rondas con los muertos.
Foto de JValentina

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