25 marzo 2009

Reflexión sobre la caca-reada crisis, Por Marisa Serrano


Son las 6,20h. y el despertador radio empieza a desgranar sobre mis somnolientos oídos palabras relativas a los bancos, el Estado, millones de dólares y de euros. En los cinco minutos que tardo en levantarme, he contado 21 vez la palabra crisis. Ha sucedido de forma automática, no se por qué mi mente ha contado esa palabra, pero lo cierto es que esto me lleva a recordar un texto de Jung en el que habla de cómo la sombra colectiva inconsciente, atrae mediante pensamientos y emociones negativos, repetitivos y albergados en grandes masas de personas, las guerras, hambrunas, crisis etc.

La Ley de Atracción dice que cada uno de nosotros, según nuestros pensamientos y emociones, muchos de ellos son inconscientes, atraemos hacia nuestras vidas las circunstancias y sucesos que la componen. Este caos económico puede tener su raíz en creencias masivas de “no tengo lo suficiente” igual a “no soy lo suficiente” por lo tanto, tengo que acumular más dinero y posesiones. ¿Puede ser que los millones de seres en el planeta, que con sus pensamientos y sentimientos de escasez, de miedo, de falta de confianza en los recursos, de inseguridad estén causando esta crisis? ¿Y ésta se agrava cuando continuamente se piensa, se siente y se habla de esto?

Me estoy vistiendo y mis pensamientos me llevan a discurrir como se desarrollará el día. Como no puedo dejar de dar vueltas al tema, me veo llegando al trabajo y mis compañeros hablando de las últimas noticias sobre la crisis. Cuando leo la prensa en Internet, sus titulares vuelven machacarme con la dichosa palabreja, en el bar cuando voy desayunar… y así todo el día. Me miro al espejo y veo una imagen de mi cara que parece una “lechuga cocida” y pienso “es lo que acabaremos comiendo”. ¡Oh, no! ¡Y eso que yo creo que a mi toda esta información no me afecta…!

Oigo gritar un pensamiento ¡Ya está bien! Y me surgen varias preguntas ¿cómo puedo protegerme? y ¿qué puedo ofrecer a las personas de mi entorno para ayudarles en este sin sentido?

Decido, desde este mismo instante, no formar parte de este miedo colectivo a la crisis. Al fin y al cabo, la crisis es como una enfermedad corporal, pone de manifiesto un desajuste que hay que sanar. En lugar de ver las noticias informativas, escucharé música, cogeré un libro o daré un relajante paseo por el parque. Disfrutaré con la compañía de mi familia. Ensayaré unos pasos de baile. Hablaré y reiré con mis amigos. Y ayudaré a las personas que les falte el trabajo o tengan problemas con los medios de los que dispongo, no porque haya crisis, sino porque es un compromiso hacia mis hermanos.

Creo que el Universo es Abundante, Dador, Generoso y nos está pidiendo a gritos que le demos la oportunidad de demostrarlo. Al igual que un Padre Sabio y Protector quiere que disfrutemos, que gocemos, le siento siempre disponible para acceder a nuestras peticiones verdaderas. Y como Madre Misericordiosa lava nuestras heridas, cura nuestra enfermedad y consuela nuestros dolores y miedos.

Aquí y ahora me bajo del carro del miedo. Decido apostar por la abundancia espiritual, emocional y física dando mi voto de confianza a la Vida.

Salgo de casa, camino del trabajo segura, contenta, descansada. En mi interior bailotea un pensamiento que alegra e ilumina mi cara ¡SE ACABÓ LA CRISIS!

1 comentario:

Anónimo dijo...

En términos taurinos, y viendo cómo nos amenaza el miedo con su cornamenta económica, ¡Óle Marisa! por el pase limpio y natural, por la apuesta que planteas, digna y muy por encima de cualquier justificación materialista.
Un abrazo