18 febrero 2010

Juan Disante

"El sueño de la razón crea monstruos" Goya



El cementerio de Puerto Príncipe

ya no alcanza y los muertos escapan

por los pliegues del olvido

y quieren volver… no sabemos…

quieren volver.

El cementerio de Puerto Príncipe

es un lugar silencioso

donde apenas hay visitantes

y el mundo de los difuntos

ya es estrecho

El cementerio de Puerto Príncipe

tiene callejuelas apretadas

donde se tropieza a cada paso

codo a codo

con los dolores de siempre

El cementerio de Puerto Príncipe

es el único cementerio…

no hay otro

y las mujeres dejan en las tumbas

botellas de cerveza

que gustan a sus finados

En el cementerio de Puerto Príncipe

nadie limpia los sepulcros

nadie cambia sus flores

nadie llora sus desgracias

nadie huele la brisa de muerte

En el cementerio de Puerto Príncipe

los gallos ya no cacarean

los gatos escapan de sus rincones

los gusanos se sorprenden

los colibríes murmuran

En el cementerio de Puerto Príncipe

el enterrador tiene la cara huesuda

arrastra una pala oxidada

y se detiene cansado en cada fosa común

pero ya no duerme ahí

En el cementerio de Puerto Príncipe

la gente deja a sus muertos

en la entrada

y día a día se acumulan montañas de féretros

sin nombre… uniformes

En el cementerio de Puerto Príncipe

la gente que llega con sus difuntos

está sudorosa y hambrienta

y se recuerdan entre ellos

que algún día serán difuntos

En el cementerio de Puerto Príncipe

no existen duelos, todo esta apretado

no existen lápidas, todo es frágil

nada es definitivo, todo es eterno

como un sueño

En el cementerio de Puerto Príncipe

el sismo no destruyó su construcción

y hay 200.000 cajones esperando

su turno desencajado

en una fila de muerte abandonada

En el cementerio de Puerto Príncipe

no hay lápidas que recuerden

y sí nichos sin identidad

no hay quien lleve las cuentas

sí una sola visitante que cubre su nariz

con un pañuelo

En el cementerio de Puerto Príncipe

el enterrador está muy flaco y ojeroso

y tenía 8 hijos y una mujer

que cenaban todas las noches con maíz

ahora la venas de sus brazos son ramas.

En el cementerio de Puerto Príncipe

la visitante que tiene una túnica blanca

se lanzó al suelo polvoriento

y en su trance de gritos desesperados

las últimas palomas huyeron

En el cementerio de Puerto Príncipe

hay una cita de Víctor Hugo

que menciona la eternidad

mientras el sello de origen francés

se mantenga en las retinas

El cementerio de Puerto Príncipe

es vigilado desde lejos por tropas yanquis

aseguran que la sobrepoblación

es sospechosa de un sueño

y los finados quieren escapar

cada uno con su botella de cerveza
El presente poema es traslación inspirada en la información enviada por Ramón Lobo desde Haití )Gracias Ramón.

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