Qué más quisiera yo
que ver desde los montes
el animal del tiempo.
Ser el reverso de la sombra.
El huésped más agraz de las luciérnagas.
El viaje más fundible de los túneles.
El ritmo artesanal del corazón.
El invertebrado rojo de la llama.
Qué más quisiera yo
que ser el viejo perro del coraje
y asustar a la muerte
cuando viene a buscaros.
2 comentarios:
Bueno, bueno, no disimules tanto. Pareces el niño que inocente explica al mundo su inocencia de lo que ya conoce. Y eso..., le convierte en cómplice y culpable de la misma Vida.
"la mamá acalorada abre la ventana de la habitación, se asoma y respira profundamente.
Pepito contesta:
-Pues yo no tiré al gato-"
No comento; sólo dejo un poema de Aurelio. que es así y así nos gusta y le amamos:
NUNCA hice daño a nadie
-que yo sepa-;
ni me importó la vida
de los otros.
Si me pidieron algo abrí
los brazos.
Me equivoqué a menudo
y me equivoco.
Escuché. Puse llave
a dudas y secretos.
Deudas, alguna que otra,
la más grande conmigo.
No me conozco.
Muchas veces me dicen
que siempre estoy
rodeado
de gente..., sí,
y a veces
de tanta multitud
me encuentro más que
solo.
Fumo más de la cuenta
y entro y salgo,
saludo a muchas caras...
Amigos, lo que se llama
amigos,
tengo pocos.
Lloro cuando no puedo
resistir el dolor,
pero me suele hundir
cualquier mal trago
o un simple día de otoño.
Por lo demás ya veis:
a la vida le pido
lo mismo, al fin
y al cabo, que
vosotros:
que me deje vivir,
pero mientras yo pueda
hacerme cargo.
Por lo demás, ya saben:
lo que me gusta
ver
lo miro y a la cara.
A lo que no me va
cierro los ojos.
(C) Aurelio González Ovies
De "Nada"
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