EL LOBO MENTIROSO
A veces me sorprendo a mí mismo
con plena conciencia,
con fe ciega en la creencia
de tales falsedades.
Mintiendo,
mintiéndome
con frenesí.
Me cercioro de ello
en el mismo momento
de perpetrar, de propinar
el engaño.
Y me recrimino en silencio:- qué manera de mentir, cabrón –
y me sonrío con beneplácito.
He comprendido que no miento
para salir beneficiado
con la adulteración interesada
de cualquier acontecimiento
- a menudo sí, no siempre…-.
Miento para desvirtuar, por manipular
la reacción sincera de los otros.
No se aperciben de nada,
no auscultan mi gesto falsificador
ni atisban el extravío cínico
en mi mirada.
Me creen
al pie de la letra,
con ridículo y afable convencimiento.
Y así, poco a poco,
he construido mi infiel prebenda,
he inventado mi embustera leyenda.
- Qué manera de mentir, cabronazo –
me recrimino en silencio
y me sonrío con beneplácito.
El lobo mentiroso
que se guarece en mi interior
sonríe complacido
mientras devora, alevoso,
a esos desprevenidos, crédulos
y tiernos corderitos
y se relame
con un profundo extravío cínico
en su mirada sangrienta.
de HUMO QUE SE VA
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