20 febrero 2012

Cristina Peri Rossi,



Mirándola dormir


dejé que el barco se inclinara


lentamente hacia un costado


precisamente el costado


sobre el que ella dormía


apoyando apenas la mejilla izquierda


el ojo azul


la pena negra de los sueños


y por verla dormir


me olvidé de maniobrar


pensando en las palabras de un poema


que todavía no se ha escrito


y por ello


era el mejor de todos los poemas


tan sereno


tan sutil como su piel de mujer casi dormida


casi despierta,


tan perfecto como su presencia inaccesible


sobre la cama,


proximidad engañosa de contemplarla


como si realmente pudiera poseerla


allá en una zona transparente


donde no llegan las sílabas orando


ni el clamor de las miradas


que quieren acercarse


en la falsa hipócrita intimidad de los sueños.







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