Invitación al país de los hombres
A través de mí, regresa.
Sea yo, hasta ti, tu camino.
Dame tu mano
Llega, en mi voz,
a tu destino externo.
Busca en mí
tus senderos perdidos,
el hogar y sus árboles,
el color de la tarde y los perfumes
de tu niñez. Los roperos amados
se abren, tal vez, en mis silencios
y un olor abrigado se esparce en tu memoria.
Camina,
recorre de mi mano
tus ensueños inmóviles.
Háblame
de la caliente orilla de la infancia
y de la tierra oculta por la nieve
-se me ha olvidado el mar
y no sé nada. Créalo-.
Dime
si te gustaban las tormentas
o si jugabas a soldados.
Pasea por tu infancia nuevamente.
Así veré que has vuelto.


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