19 noviembre 2012

Fernando Recuenco



Se fue…


Se fue,
se marchó cerrando
cremalleras de soledad.

Dibujó en su cara
una pincelada de ternura.
Aliñó en su rostro una sonrisa frágil,
mirada sincera, franca.

Arrinconó la razón
con unas gotas de olvido.

Ya pasó.
Se fue.
Con un gesto cargado de amor.

Te fuiste
para que pudiera amarte
en la memoria.
Para que jugase con los hilos
que forman noches a la intemperie.

No quise saber adonde.
Es mejor así,
que la memoria
deforme y traicione
las grietas del fracaso.

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