POEMA COLECTIVO
• Pedro Javier Martín Pedrós • Lupe García Araya • Nuria Ruiz
Fernández • Rafael León Rodríguez • Beatriz Favre • Carmen
Escohotadoibor • Antonio Gómez Hueso • Maribel Ortiz Ruiz • Daniel
Bastús Castiella • Laura Caro Pardo • Miguel Ferrando Rocher • Hélène
Laurent • Cristian Piné • Chema Muñoz • Rosario Troncoso González
• María Eleonor Prado Möndinger •
Alforjas vacías, deshilachadas,
dejaron escapar sonrisas
libres y frescas
que iban a tu encuentro.
Dibujé el mar
y olas gigantes,
arena dorada que aguarda
tus pisadas, mis besos.
Y encontré orillas
que emanaban canciones
con letras de amores
que ya se fueron.
Las alas se han volado como el humo
dejando en su lugar sólo cenizas
pesadas como piedras.
Zozobra. Al fondo de la noche, un faro.
Quedaron en mis ojos el reflejo de las estrellas
de la luna aquella, que triste, me contemplaba
y en el balcón de mi alma, unas lágrimas
amenazaban con salir en cascadas.
Ahora, las lágrimas fulgentes
se han quedado como piedras preciosas
atrapadas en las mejillas.
Y el eco de estos momentos
acaricia mi piel y tu cuerpo;
relampaguea una gaviota al vuelo
musitando dulce un «te quiero».
Pero tus manos, de repente
presagiaban naufragio,
y la palabra desamor
se fue anudando a mis tobillos.
(Un grano de arena apenas
en los labios.
Un planeta apenas
dentro de la arena.)
El tacto dulce de tu piel
se aferra a mi memoria
resistente al agua,
fantasmalmente eterno.
Y te desdibujo en la distancia,
creo verte a lo lejos,
¿eres tú en realidad,
o acaso es el viento ?
Llegó la hora de dejarte volar,
abrir la puerta de tu jaula dorada
y sin aferrarse al verte partir
aceptar morir un poco.
Morir como mueren los planetas,
presagiar la lenta elipse
que nos lleva de regreso
a la humedad de no haber sido.
Un veloz tobogán me empuja a despedirme,
un monumento más al amor que agoniza.
Apriétame la mano en todas mis pisadas.
No me pidas que vuelva, toda la mar me espera.
Y abre su inmensidad
para darme su cobijo, abrazándome
inundándome de agua y luz los poros
llevándome en brazos a ese lugar
donde la existencia ya no importa tanto…
es fundirse, del todo.
Ser un átomo más, y ser calor
a pesar de la corriente más fría.
Dame tu cobijo en mis horas mudas,
tu aliento cuando desespero,
tu carne que tape la mía
y ese amor que tanto me hace falta.
Del libro " A tu encuentro "
Colección Poesía en la distancia
1 comentario:
Gracias por estos recuerdos tan gratos que nos traes...
Un abrazo enorme.
¡¡Y felices fiestas!!
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