¡Cómo apagas mi
sed!
¡Cómo apagas mi sed,
amada mía,
con el frescor rosado
de tus labios!
¡Cómo secas mi llanto
con tus besos,
y consuelan mi
angustia tus abrazos!
¡Cómo me da la vida
tu calor
y recompone tu risa
mis pedazos!
La sombra de mi
angustia vuela al cielo
como el pájaro en
jaula que ha escapado,
y el corazón se
alegra cuando siente
que por el tuyo sigue
siendo amado,
y el alma henchida
renace nuevamente,
cuando siento la tuya
entre mis brazos.
¡Cómo apagas mi sed,
cariño mío,
cuando fundes tu cuerpo
con el mío!
Y no lo toco más: que
así es la rosa...
Ávila, 05 de febrero de
2013.


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