¡¡¡Un cuento para niños y grandes!!!
EL ÁRBOL DE LA VIDA.
El árbol de la vida era un lugar maravilloso por el día el sol se veía brillante y luminoso dando calor y vida.
La luna iluminaba las noches proporcionando equilibrio para el descanso. La unión, era una combinación perfecta de paz y armonía.
En la parte alta del árbol vivían unos pájarillos y en la parte de abajo una familia de gusanos de seda, todos estaban felices ya que el árbol les proporcionaba todo lo que necesario para vivir.
Los pájaros se pasaban el día volando yendo y viniendo descubriendo otros lugares de ensueño, los frutos que les proporcionaba el árbol eran espectaculares lo que hacia que volaran más por diversión que por necesidad.
Los gusanos de seda vivían en la parte baja protegidos por las ramas, para que el sol no los calentara demasiado. Solo tenían una regla, no cruzar a la parte de arriba.
Uno de ellos comía y comía como un glotón, no le importaba si tenia que pasar por encima de los demás o si los empujaba pues solo le gustaban las hojas que habían elegido sus hermanos y las más grandes. Otro comía poquito, siempre estaba más pendiente de lo que hacían los demás que de él mismo, si se reían, si jugaban o se daban un abrazo, él los miraba con rencor, en vez de unirse al grupo, se apartaba, los celos y la envidia le afectaban tanto, que perdía el apetito.
El más juguetón siempre estaba alegre, observaba el vuelo de los pájaros soñando que algún día el también volaría, le contaba historias y sueños que se inventaba al más pequeño que siempre se quedaba más retrasado y le costaba mucho llegar a las hojas, los dos compartían muchos momentos y se sentían muy felices.
Así fue pasando el tiempo, un día el gusano glotón corrió tanto que llegó a el limite de su casa y decidió seguir subiendo ya que descubrió que las hojas de arriba eran gigantescas, saltándose todas las normas cruzo al otro lado, sus hermanos al descubrir que había cruzado la linea, le gritaron fuerte llamándolo para que volviera, pero el no hizo caso de sus consejos.
El sol calentaba mucho pero al gusano glotón no le importo, prefirió pasar calor, antes que dejar para más tarde las gigantescas hojas que veía, estaba tan gordo y el sol le daba tan fuerte que parecía que brillaba y un pájaro que paso por allí, confundiéndolo con una mora dorada se lo comió.
Los tres hermanos se quedaron muy tristes, sin saber que les pasaba, empezaron a sentirse distintos, pensaron que era por el susto tan grande que se llevaron con la perdida de su hermano y, decidieron que había llegado la hora de hacer un cambio. Comprendieron que las preguntas que se hacían, solo se las podían contestar ellos mismos.
Trabajaron y trabajaron día y noche desde su interior, construyendo una casa cada uno, convirtiéndola en un capullo muy fuerte que los rodeaba y protegía, así permanecieron por un tiempo,
Al llegar la primavera cuando la naturaleza renace con fuerza, comenzó a abrirse una puerta y por ahí salieron los gusanitos.
Al reencontrarse se miraron con mucha curiosidad, se sentían distintos.
El gusano de seda que había comido poquito a causa de sus sentimientos, nació muy delgadito y sin fuerzas le faltaba energía para moverse y murió.
Los dos restantes que habían compartido tantos momentos felices, sueños, historias y bellos sentimientos, empezaron a estiras sus cuerpos dejando al aire unas bellas alas que empezaron a mover con fuerza, convirtiéndose en mariposas.
Dejaron un gran regalo en el árbol de la vida, sus capullos de seda.
Pensaron que era una bella forma de devolver algo por todo lo que la naturaleza les había regalado.
NAMASTE.


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