03 julio 2013

HUGO IZARRA






Nací en ese infierno con vistas al mar llamado Vigo el día quince del mes de septiembre del año 80 del siglo pasado. Desde entonces he muerto varias veces. He seguido escribiendo, a pesar de todo, por puro aburrimiento, por incapacidad absoluta y demostrada de hacer otra cosa. Me han publicado dos libros: Gominolas para los patos y Música para atravesar los túneles. Lo más normal es que me muera sin volver a publicar otro libro. Cuando lo haya hecho, cuando me haya muerto de verdad, donaré mi alma a la ciencia y mis poemas a los analfabetos.



Otoño de Vivaldi



Hay un momento
–no importa si estás vivo o muerto–
en que la vida se detiene, toma aire
y, sin mirarte a los ojos, recoge sus cosas
y se va de tu cuerpo para siempre,
te abandona sin dejarte
siquiera una nota.

El amor es un poco así,
como la propia vida. Acude cuando
no le llamas, te invade, te ilumina,
se cansa de latir, se apaga y se va
y te deja reducido a esto
que eras hoy, que fuiste hoy
que ya no volverás a ser,
por mucho que te duela,
nunca más.

1 comentario:

rosa_desastre dijo...

Me encanta tu presentación!
Saludos