Acaba de morir un buen amigo y mi adiós va acompañado de este poema que escribí no hace mucho reflexionando sobre nuestro caminar por la vida.
Me comentó mi compañera :
Javier, hay que saborear
las cosas sencillas de la vida.
Un paseo,
una puesta de sol,
un susurro que se acerca al oído,
un beso que viene de camino.
Un apretón de ojos,
otro de manos.
Un cafetito,
la brisa,
un abrazo junto al mar,
una cervecita,
un trocito de queso,
los hijos,
los amigos.
Un perfume agradable,
sentir nuestra respiración profunda,
la llamada o un
whatsapp de alguien
que apreciamos.
Un arroz con leche,
nuestras miradas,
los silencios amorosos,
nuestras dudas.
La vida…
otro de manos.
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