20 septiembre 2013

Pedro Javier Martín Pedrós



  1. Lloro con el rasgueo de una guitarra
    Lloro con el rasgueo de una guitarra
    sin fronteras,
    ante la marcha infinita de un adiós
    lleno de lluvia,
    con los huérfanos de lo cotidiano,
    y con manos arrugadas de sufrimiento.

    Lloro cuando la puerta
    está siempre cerrada para...
    los mismos,
    y los mismos nunca tienen voz.

    Lloro cuando roban un abrazo
    en cualquier hospital,
    cárcel o burdel.

    Lloro ante un pincel roto,
    una palabra herida de rencor
    o cualquier amenaza a la
    alegría.

    Lloro ante los pasos de
    un soldado con destino a
    “guerras solidarias”
    y su familia esperando
    eternamente en la ventana.

    Lloro pelando una cebolla,
    pariendo un poema,
    y la comunicación imposible.

    Lloro tras las cortinillas de un
    vagón iniciando la marcha
    en cualquier estación del año.

    Lloro ante tu pañuelo, oliendo
    fragancias que ya se fueron
    anunciando recuerdos de ida y vuelta.

    Lloro con la música que une puentes,
    cuando amo acurrucado a tus entrañas,
    y no encuentro luz en mis sueños.

    Lloro en la orilla de cualquier
    playa sintiendo las caricias
    que me envías con las olas.

    Lloro si no siento los silencios
    que me dicen que estás cerca.

    Pedro Javier Martín Pedrós

    Del libro " Poesía en la distancia "

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