Azuldemar
22 septiembre 2013
Toño Morala.
LA VENDIMIA DE ALBORADAS OTOÑALES
Las madres migan el pan de la dignidad en las madrugadas de las vendimias.
Uncidas las vacas y enganchados los machos, los carros chirrían a la alborada; les siguen los vendimiadores bajo el rocío, y no le tienen miedo al tiempo, pues las cepas les llaman.
Varcillares fugaces pueblan la tierra, que es Tierra Camala, lista y apretada;
y bajo su manto de hoja parda, espera el racimo prieto a ser cogido por las manos trabajadas.
Y a media mañana hay que almorzar, que el trabajo es duro…y bajo el carro hay un zurrón, un chusco de pan y poco más, y que no falte el vino fresco de bodega recia y horadada a la tierra.
Y el nuevo mosto recala en el silencio de la noche, en la oscuridad aterida.
Ya salen las mozas y mozos a cantar a la vendimia, que este año ha sido buena, grata, con alma… y alegría.
Y sobre las cubas y su mesura… Baco recala altanero y fino, y no deja que se estropee el buen vino.
Ya preparan la cena las madres del olvido, mientras las cepas centenarias, esperan raudas a una nueva alborada…
¡A vendimiar…a vendimiar…para que salga buen vino…!
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