Ahora cuando amanece enciudades
desorientadas
en campos y jardines urbanos,
en mercados de dulzuras
en fogones donde se alimenta
el dolor y la angustia,
me abraza la tristeza.
Ahora cuando no importa
la edad para cantar «te quieros»
y el camino es empinado,
lleno de esperanzas
y bostezos,
no tengo más remedio
que utilizar el ratón
para enviar a la papelera
tus besos.
Ahora,
ahora que comienza a cerrarse
el armario de la vida por mero
desencanto,
rociaré las dulces miradas
con algas en la bajamar
de tus sonrisas.
Del libro : En la bajamar

1 comentario:
Siempre un placer leerte.
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