29 mayo 2014

berna wang




UNGARETTI


En el silencio de la mañana soleada,
sentadas en el porche de madera,
me recitaste un poema:
Todos estamos solos
un rayo de sol me traspasa
y de pronto es de noche.
Y en un segundo el mundo giró
sobre sí mismo,
se hizo oscuro,
te marchaste,
escuché una gota de agua
golpear en la madera
--el deshielo--,
me volví hacia ti
y ahí estabas,
sonriendo.

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