Carmen Maroto
Aunque sea por una vez
arrimemos el hombro en el poema,
quitemos la arrogancia,
el énfasis,
el peso
de los sustantivos barrocos,
los interesados pactos
de una exquisita secta.
Aunque sea por una vez
despuntemos
las sílabas petulantes,
arrojemos a los leones
la endiosada carne nuestra.
Aunque sea por una vez
vamos a vernos
en la intimidad de un verso
que nos cuente
toda la verdad.
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