21 agosto 2016

Edgar Allan Poe







Solo
    Desde mi hora más tierna no he sido
    Como otros fueron, no he percibido
    Como otros vieron, no pude extraer
    Del mismo arroyo mi placer,
    Ni de la misma fuente ha brotado
    Mi desconsuelo; no he logrado
    Hacer vibrar mi corazón del mismo modo
    Y, si algo he amado, lo he amado solo.

    Entonces, en mi infancia, en el albor
    De una vida tormentosa, del crisol
    Del bien y el mal, de su raíz misma
    Surgió el misterio que aún me abruma:
    Desde el venero o el vado,
    Desde el rojo acantilado,
    Desde el sol que me envolvía
    En otoño con su pátina bruñida,
    Desde el rayo electrizante
    Que me rozó, seco y rasante,
    Desde el trueno y la tormenta,
    Y la nube suave y clara
    Que, en el cielo transparente,
    Formó un demonio en mi mente
    .

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