Atrezo
A Federico García Lorca
El pudor de las
ciudades
nunca fue un obstáculo
para tomarle el pulso a
sus ríos,
a los peines tensados
de sus puentes,
a las bóvedas de sus
catedrales,
al espacio emergente de
los edificios
que desafían la
verticalidad.
Cruzas el semillero de
los barrios,
las arterias del frío,
los sótanos,
la anemia de las casas,
orfandades mayúsculas,
las sierpes del humo
que danzan
en los tugurios, la
música.
Te conmueve el clavel
desgajado en las bocas
de las hembras sin
sueños,
la amapola salvaje en
la vena vencida,
en la madrugada
vendedores de orquídeas,
el lodo, el estigma en
la frente de un niño.
La raya de tu pelo se
deshace
alborotada en mil
senderos
y le crecen silvestres
lirios
al cuaderno del tiempo.
Prematura intuición
que sesgaron las balas,
más allá de las tapias
relámpago tu nombre.
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