Acabo de enterarme de que estuve casada.
En la ficción, eso sí. Pero igualmente la cosa resulta preocupante.
Ya soy consciente de que en la realidad estoy casada, pero ¿en la ficción también?
Y eso sí me preocupa.
¿No se trataba de, en la ficción, escapar a la realidad, negarla o sublimarla o embrutecerla, pero salirse de su orbe...?
¡Ay!
¡Qué jeroglífico, lo de Literatura y Vida o Ficción y Realidad!
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