EPITAFIO
El bucle de
una mirada seduce los tomos. Va abriendo
paso a través de los párpados. La vieja fiebre recuerda cómo se queda pegado el último atisbo de una
mirada, de un requiebro, de una palabra.
Inconsciente, es un lápiz, un rotulador, un trazo enmarcado
en la diosa memoria. En el recuerdo cuando todo recuerdo es síntoma de una
punzada llamémosle dolor, cielo,
silencio, acorde, labios.
Me quedo
mirando mis manos intentando adivinar el cielo dormitado en un paisaje, en
todas las damas que dictan sinónimos. Casi lo olvidaba, necesitaría entrar
diciendo que queda mucho por leer entre los vientos.
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