Una mañana cualquiera abro mi móvil y leo "suerte".
Una mañana espero que me persiga,
que me encuentre.
No se que día ni a qué hora me visitará.
Yo estoy prepara para recibirla:
con mis ganas de cambio, con mis deseos de sueño, con la ilusión de compartirla.
La busco en los rincones de los palacios, en las puertas de las sinagogas, en las huellas de mi camino.
Hay días que esta conmigo, hay días que sólo se asoma a verme
y hay días que no aparece.
Así se forja mi suerte.
1 comentario:
Leyéndote se aprecia en ese sencillo juego de palabras, en pos de esa "suerte", que hace juego con tu natural sonrisa... Quiero decir que si bien la segunda se aprecia así, ¡natural!, la primera no sé bien dónde situarla...
¿Existe realmente eso que se llama suerte?
Abrazos Paqui.
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