
POR MARISA SERRANO.
Doblan las campanas una vez más, por vosotras. Su sonido lánguido me duele en los oídos y mis ojos lloran… Otra mujer cayó, derramó su sangre de diosa, en pos de un derecho inalienable que todos los seres humanos poseen y que hasta el mismo Dios, respeta. La libertad.
Sin embargo, Pepa, Carmen, María, vuestro sacrificio no ha sido en vano.
Ofrecisteis vuestra vida para conseguir la libertad, la dignidad de ser mujer y ganasteis. El ejemplo de llegar hasta el final, moviliza en la conciencia del mundo, el valor, la capacidad de lucha, el heroísmo de que fuisteis capaces, sabiendo que teníais la loca furia en vuestra contra.
Por eso os ofrezco mi admiración. Mi grito ante vuestro sagrado silencio. Mi humilde homenaje por vuestra gran hazaña y una oración susurrante:
¡Lo conseguisteis!
¡Qué las campanas toquen a gloria!
En el altar del sacrificio,
el valor, la libertad y la dignidad de las mujeres,
gracias a vosotras,
Iluminan el mundo
¡Qué la Madre os acoja en su seno!
Doblan las campanas una vez más, por vosotras. Su sonido lánguido me duele en los oídos y mis ojos lloran… Otra mujer cayó, derramó su sangre de diosa, en pos de un derecho inalienable que todos los seres humanos poseen y que hasta el mismo Dios, respeta. La libertad.
Sin embargo, Pepa, Carmen, María, vuestro sacrificio no ha sido en vano.
Ofrecisteis vuestra vida para conseguir la libertad, la dignidad de ser mujer y ganasteis. El ejemplo de llegar hasta el final, moviliza en la conciencia del mundo, el valor, la capacidad de lucha, el heroísmo de que fuisteis capaces, sabiendo que teníais la loca furia en vuestra contra.
Por eso os ofrezco mi admiración. Mi grito ante vuestro sagrado silencio. Mi humilde homenaje por vuestra gran hazaña y una oración susurrante:
¡Lo conseguisteis!
¡Qué las campanas toquen a gloria!
En el altar del sacrificio,
el valor, la libertad y la dignidad de las mujeres,
gracias a vosotras,
Iluminan el mundo
¡Qué la Madre os acoja en su seno!
Doblan las campanas una vez más, por vosotras. Su sonido lánguido me duele en los oídos y mis ojos lloran… Otra mujer cayó, derramó su sangre de diosa, en pos de un derecho inalienable que todos los seres humanos poseen y que hasta el mismo Dios, respeta. La libertad.
Sin embargo, Pepa, Carmen, María, vuestro sacrificio no ha sido en vano.
Ofrecisteis vuestra vida para conseguir la libertad, la dignidad de ser mujer y ganasteis. El ejemplo de llegar hasta el final, moviliza en la conciencia del mundo, el valor, la capacidad de lucha, el heroísmo de que fuisteis capaces, sabiendo que teníais la loca furia en vuestra contra.
Por eso os ofrezco mi admiración. Mi grito ante vuestro sagrado silencio. Mi humilde homenaje por vuestra gran hazaña y una oración susurrante:

¡Lo conseguisteis!
¡Qué las campanas toquen a gloria!
En el altar del sacrificio,
el valor, la libertad y la dignidad de las mujeres,
gracias a vosotras,
Iluminan el mundo
¡Qué la Madre os acoja en su seno!
Doblan las campanas una vez más, por vosotras. Su sonido lánguido me duele en los oídos y mis ojos lloran… Otra mujer cayó, derramó su sangre de diosa, en pos de un derecho inalienable que todos los seres humanos poseen y que hasta el mismo Dios, respeta. La libertad.
Sin embargo, Pepa, Carmen, María, vuestro sacrificio no ha sido en vano.
Ofrecisteis vuestra vida para conseguir la libertad, la dignidad de ser mujer y ganasteis. El ejemplo de llegar hasta el final, moviliza en la conciencia del mundo, el valor, la capacidad de lucha, el heroísmo de que fuisteis capaces, sabiendo que teníais la loca furia en vuestra contra.
Por eso os ofrezco mi admiración. Mi grito ante vuestro sagrado silencio. Mi humilde homenaje por vuestra gran hazaña y una oración susurrante:
¡Lo conseguisteis!
¡Qué las campanas toquen a gloria!
En el altar del sacrificio,
el valor, la libertad y la dignidad de las mujeres,
gracias a vosotras,
Iluminan el mundo
¡Qué la Madre os acoja en su seno!