31 enero 2014
Ana García Briones. Copyright ©
Enrique Nanti
Redes
No sé capturar almas.
A las redes de mis manos
alguien las tejió con agujeros grandes
de libertad.
Todo se cuela en ellas.
Tampoco sé romper.
Desde que mis ojos sienten
el impulso de crear por cada tarde
una puesta de sol propia,
pronostico que el que hace
no sabe deshacer.
Ignoro el empeño de domesticar un alma.
Ni balbuceando aprendo
a decir adiós.
Poesía en la distancia

de nostalgias y misterios
encalando las utopías.
Pero...las utopías existen,
me lo contaste un día,
precipitando amaneceres.
Las estrellas se han
hecho mayores,
y las nubes han llorado
en la almohada.
Todo,
todo me duele dentro.
Ojala ese infinito de los
mares engulla
este dolor sin darme cuenta,
suavemente,
como una caricia de espumas.
Lupe García Araya
Pedro Javier Martín Pedrós.
Del libro : Poesía en la distancia
Dolores Castro
DOLORES CASTRO
Dolores Castro Varela. Aguascalientes, México, 1923. Poeta, narradora, ensayista y crítica literaria. Cursó las carreras de Leyes y Literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México y posgrado en Estilística e Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid. Fue fundadora de Radio UNAM y colaboró en la dirección de Difusión Cultural de la Universidad. También condujo el programa Poetas de México en el Canal 11 de la televisión mexicana con Alejandro Avilés. Ha sido maestra de literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Iberoamericana, la Escuela de Periodismo Carlos Septién, entre otras instituciones. Ha sido durante décadas maestra de muchas generaciones de poetas. Formó también parte del grupo Ocho Poetas Mexicanos, integrado por Alejandro Avilés, Roberto Cabral del Hoyo, Javier Peñalosa, Honorato Ignacio Margaloni, Efrén Hernández, Octavio Novaro y Rosario Castellanos. Dolores Castro piensa que hay una poesía femenina, que existe un lenguaje femenino y uno masculino en la vida diaria. Para ella, “la literatura es la historia del hombre por dentro; si uno la olvida está olvidando esa parte de la historia de la cultura que es el cultivo del hombre...La literatura considera lo que ocurre, pero de una manera más permanente.”
Dolores Castro Varela. Aguascalientes, México, 1923. Poeta, narradora, ensayista y crítica literaria. Cursó las carreras de Leyes y Literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México y posgrado en Estilística e Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid. Fue fundadora de Radio UNAM y colaboró en la dirección de Difusión Cultural de la Universidad. También condujo el programa Poetas de México en el Canal 11 de la televisión mexicana con Alejandro Avilés. Ha sido maestra de literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Iberoamericana, la Escuela de Periodismo Carlos Septién, entre otras instituciones. Ha sido durante décadas maestra de muchas generaciones de poetas. Formó también parte del grupo Ocho Poetas Mexicanos, integrado por Alejandro Avilés, Roberto Cabral del Hoyo, Javier Peñalosa, Honorato Ignacio Margaloni, Efrén Hernández, Octavio Novaro y Rosario Castellanos. Dolores Castro piensa que hay una poesía femenina, que existe un lenguaje femenino y uno masculino en la vida diaria. Para ella, “la literatura es la historia del hombre por dentro; si uno la olvida está olvidando esa parte de la historia de la cultura que es el cultivo del hombre...La literatura considera lo que ocurre, pero de una manera más permanente.”
Amontono las piedras ardientes
en torno de tu imagen
y me quiero apartar, alejarme,
ya no pensar en ti.
Pero quedo atrapada
recordando
el tibio trato tuyo
sol nuevo y más hermoso cada día
y luego tus acciones
de corte delicado y sorpresivo
más allá de medidas humanas mensurables.
Todavía estoy prendida
al fuerte canto de tu corazón
activo y deslumbrante.
Al cauce que formamos
con tu cuerpo y el mío.
Y levanto mi triste fortaleza
con piedras que se apagan lentamente
sobre tu amor, el real, el de tocarse
y contestar palabras.
Me cerraron la boca de los días
ahora son enormes y callados.
Atropellados como piedras sueltas
entre las patas de los caballos.
------------------------------------------------------------------------------
Yo lo creí de luz
era de cera.
¡Ah, pero ardía!
Ningún golpe de viento lo apagaba:
para apagarlo sólo el mar
sólo el mar.
Asistí a su esplendor
y me tocaba
de cerca su grandeza.
Hoy vivo vida extraña
de medio ser
tocada por el aire
en carne viva
recién cortada.
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Aún recuerdo luz
mientras vivo la sombra
el ajetreo
de espaldas a la vida
a la ventana.
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La torre que con tanto tiento
habíamos construido, no sé por dónde
terminarla. Tú me diste
la fuerza, los contornos:
sólo me faltan tus manos
y el aliento.
Yo traspaso los días
como agujeros.
Tragando lágrimas
me alimento
y busco puentes para cruzar ríos
donde se ahogan todas las imágenes.
Las noches me recuerdan otras noches
las cosas se me vuelven enemigas;
la cabecera de la cama
y tu lugar vacío.
Dolores Castro
Graciela Cros
Graciela Cros. Poeta argentina. Nació en Carlos Casares , provincia de Buenos Aires, el 5 de julio de 1945. Estudió Lenguas y Literaturas Modernas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Publicó, entre otros, los siguientes libros de poesía: Pares Partes (Ediciones de la Flor, 1985); Flor Azteca (Ediciones del Dock, Colección de Poesía "El mono hablador" dirigida por Joaquín O. Giannuzzi, 1991); Decimos (Ediciones Bariloche, co-autoría, 1992); La escena imperfecta (Ediciones Último Reino, 1996); Urca (Editorial Libros de Tierra Firme, Colección de Poesía "Todos bailan" dirigida por José Luis Mangieri,1999);Cordelia en Guatemala (Editorial Siesta, 2001); Libro de Boock (Ediciones en Danza, 2004) yLa cuna de Newton (Ediciones en Danza, 2007); como antóloga preparó Marcas en el tránsito, Antología de Poetas Jóvenes de Bariloche (Selección y prólogo, Ediciones Último Reino,1995). En 1988 obtuvo el premio Beca Externa (Investigación/Cuba) del Fondo Nacional de las Artes. En 1992 ganó el Primer Premio de Poesía en el Concurso de la Fundación del Banco Neuquén y la Subsecretaría de Cultura del Neuquén; en 1994 resultó finalista en el Premio de Poesía de la Casa de las Américas, Cuba, y recibió el Primer Premio del Salón del Poema Ilustrado de Bariloche; en 1995 el Primer Premio de Poesía del XVIII Encuentro de Escritores Patagónicos (Pto. Madryn, Chubut); en 1998 el Primer Premio de Poesía Corona del Eisteddfod del Festival Galés de Arte Eisteddfod del Chubut. En el año 2000 su novela Muere más tarde (Editorial Colihue, 2004) mereció el Primer Premio de la Secretaría de Cultura de la Nación por la Región Patagónica. En marzo del 2004 fue premiada en el Certamen Poesía en Tierra organizado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires y el Fondo de Cultura Económica de Argentina. En el 2003 la Compañía de Sonidos Superpatria, discográfica de Bariloche, editó el disco compacto "Cordelia en Guatemala / Poemas leídos por su autora", donde lee poemas del libro homónimo y del entonces inédito Libro de Boock. Son numerosos los recitales de poesía que ha hecho acompañada por músicos y actores. También ha sido invitada a leer sus obras en festivales internacionales de poesía dentro y fuera del país. En septiembre de 2005 organizó junto al Grupo de Poesía El Diente en el Ojo el Primer Festival Internacional de Poesía Bariloche. Actuó como jurado en diversos certámenes y formó parte de la Primera Comisión Técnica del FER (Fondo Editorial Rionegrino). Vive en San Carlos de Bariloche desde 1971 y coordina Talleres de Literatura y Escritura Creativa. En el 2009 editó "Mansilla" y "Hacer la de Elvis" por Ediciones en Danza.
Graciela Cros. Poeta argentina. Nació en Carlos Casares , provincia de Buenos Aires, el 5 de julio de 1945. Estudió Lenguas y Literaturas Modernas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Publicó, entre otros, los siguientes libros de poesía: Pares Partes (Ediciones de la Flor, 1985); Flor Azteca (Ediciones del Dock, Colección de Poesía "El mono hablador" dirigida por Joaquín O. Giannuzzi, 1991); Decimos (Ediciones Bariloche, co-autoría, 1992); La escena imperfecta (Ediciones Último Reino, 1996); Urca (Editorial Libros de Tierra Firme, Colección de Poesía "Todos bailan" dirigida por José Luis Mangieri,1999);Cordelia en Guatemala (Editorial Siesta, 2001); Libro de Boock (Ediciones en Danza, 2004) yLa cuna de Newton (Ediciones en Danza, 2007); como antóloga preparó Marcas en el tránsito, Antología de Poetas Jóvenes de Bariloche (Selección y prólogo, Ediciones Último Reino,1995). En 1988 obtuvo el premio Beca Externa (Investigación/Cuba) del Fondo Nacional de las Artes. En 1992 ganó el Primer Premio de Poesía en el Concurso de la Fundación del Banco Neuquén y la Subsecretaría de Cultura del Neuquén; en 1994 resultó finalista en el Premio de Poesía de la Casa de las Américas, Cuba, y recibió el Primer Premio del Salón del Poema Ilustrado de Bariloche; en 1995 el Primer Premio de Poesía del XVIII Encuentro de Escritores Patagónicos (Pto. Madryn, Chubut); en 1998 el Primer Premio de Poesía Corona del Eisteddfod del Festival Galés de Arte Eisteddfod del Chubut. En el año 2000 su novela Muere más tarde (Editorial Colihue, 2004) mereció el Primer Premio de la Secretaría de Cultura de la Nación por la Región Patagónica. En marzo del 2004 fue premiada en el Certamen Poesía en Tierra organizado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires y el Fondo de Cultura Económica de Argentina. En el 2003 la Compañía de Sonidos Superpatria, discográfica de Bariloche, editó el disco compacto "Cordelia en Guatemala / Poemas leídos por su autora", donde lee poemas del libro homónimo y del entonces inédito Libro de Boock. Son numerosos los recitales de poesía que ha hecho acompañada por músicos y actores. También ha sido invitada a leer sus obras en festivales internacionales de poesía dentro y fuera del país. En septiembre de 2005 organizó junto al Grupo de Poesía El Diente en el Ojo el Primer Festival Internacional de Poesía Bariloche. Actuó como jurado en diversos certámenes y formó parte de la Primera Comisión Técnica del FER (Fondo Editorial Rionegrino). Vive en San Carlos de Bariloche desde 1971 y coordina Talleres de Literatura y Escritura Creativa. En el 2009 editó "Mansilla" y "Hacer la de Elvis" por Ediciones en Danza.
SOY UNA DAMA DE INGENIERÍA INVERTEBRADA...
Soy una dama de Ingeniería Invertebrada
Carezco de vertebración y llevo
un Carancho parado en la cabeza
Él controla mis movimientos
y aunque no pienso más que en rebelarme
la amenaza de sus fornidos tarsos
me disuade
Así vivo
No puedo dar rienda suelta
a mi Veta Creadora
porque el emplumado
me vigila
Soy su prisionera y me desea quieta
Es mi Síndrome de Estocolmo
y yo su Krrok
Cuando estamos a solas me pide
tranquilidad
Dice que
ningún daño le ocurre
al Puro de Intenciones
Yo lo escucho y descreo
Se parece al médico
que no gasta
su tiempo
en enfermos.
Graciela Cros
30 enero 2014
Pedro Javier Martín Pedrós
Estimados amigos y colegas:
Tengo la inmensa alegría de comentaros que mi último libro de poesía " Soledades", prologado por Begoña Abad y editado por Corona del Sur, acaba de salir.
Quien esté interesado en adquirirlo se puede poner en contacto conmigo.
Precio 8 € más los gastos de envío.
Bien desde mi muro de Facebook,
o a mi correo electrónico : jmartinpedros@hotmail.com.
Saludos llenos de poesía como siempre.
Ana García Briones. Copyright ©
Las puestas
de soles,
y las risas
incontroladas
son oasis
reservados
a los
afortunados
del universo.
29 enero 2014
Gloria Bosch
PROPUESTA
Te propongo esta noche
llegar a un acuerdo,
un diálogo entre mi cuerpo y tu cuerpo
una conversación sin palabras,
un silencio de proyectos,
que tus dedos interpreten
el lenguaje de mis dedos.
Te propongo, simplemente,
alargar la caricia,
no planear la llegada a la cima
sino navegar con el remo de mis brazos
no utilizar para nada el salvavidas
ni que el tiempo detenga la mirada
Te propongo un pacto de susurros,
una tertulia de gemidos,
un monólogo de gritos,
que todo lo que no dijimos
en la piel permanezca escrito.
Te propongo una noche interminable,
lenta, muy lenta, tan lenta
que cuando nos interrogue la mañana
no sepamos quiénes somos
ni hacia dónde vamos,
como si aprendiéramos de nuevo a leer
igual que dos niños pequeños,
como si aprendiéramos de nuevo a escribir
sobre el pálido folio de nuestro cuerpo.
Te propongo una lectura corpórea
desde el prólogo de tus ojos
hasta el epílogo de mi boca.
Gloria Bosch
28 enero 2014
José Emilio Pacheco

No me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de edad.
Provengo de un país que ya no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es hora
de callarme y hundirme en la basura.
María José Collado
HILACHOS
Acudes pálido a la cita,
con la cuerda escasa de las palabras
a punto de quebrarse y la esperanza
tozuda por detener este incendio.
Tiembla la tarde como lo hacen
tus manos, toldos al viento,
la luz agónica se clava
por un instante en las pupilas,
es mordedura en las torres.
Sacude las cenizas en el río,
los días calcinados carecen de vértebras,
sólo el agua imperturbable
arrastra hacia la orilla
una maraña de emociones.
Depositamos al azar en una barca
el peso de estos fardos,
sombras hacia la exclusa,
hilachos de fantasmas.
Del libro : Tapiz de agua
Acudes pálido a la cita,
con la cuerda escasa de las palabras
a punto de quebrarse y la esperanza
tozuda por detener este incendio.
Tiembla la tarde como lo hacen
tus manos, toldos al viento,
la luz agónica se clava
por un instante en las pupilas,
es mordedura en las torres.
Sacude las cenizas en el río,
los días calcinados carecen de vértebras,
sólo el agua imperturbable
arrastra hacia la orilla
una maraña de emociones.
Depositamos al azar en una barca
el peso de estos fardos,
sombras hacia la exclusa,
hilachos de fantasmas.
Del libro : Tapiz de agua
Ana Pérez Cañamares
Las palabras de Juan Carlos Mestre en la presentación de Las sumas y los restos
LAS SUMAS Y LOS RESTOS
Ana Pérez Cañamares
Puede la poesía ser la audacia de la inteligencia humana en épocas de penuria, puede la poesía, queridas amigas, amigos, convertirse en el desafío de los lenguajes del porvenir ante las suplantaciones de los significados, siempre revolucionarios de la esperanza, claro que puede la poesía ser a la vez el lenguaje de la delicadeza humana frente a los actos de fuerza de los sistemas de dominación y constituirse a su vez en un acto de legitima defensa contra la soberbia obstinación del poder para mentir. Puede la poesía, y este libro de Ana Pérez Cañamares, Las sumas y los restos, así lo evidencia, ser útil en la travesía de los náufragos, de aquellos que expulsados de la felicidad por el pragmatismo obsceno de la usura habitan las zonas desposeídas de razón, los límites de la sobrevivencia donde el capitalismo ha reconvertido la condición de los ciudadanos en ejercicio de sus derechos civiles en clientes portadores de hojas de reclamaciones. No está bien el curso que han tomado los acontecimientos, está mal la impunidad con la que las oligarquías financieras han secuestrado la voluntad civil de la democracia, resulta intolerable el retorno oscuro de las ideologías supremacistas que vuelven a amparar las ficciones criminales del racismo, la xenofobia, el antisemitismo, la discriminación de género, la intolerancia ante la disidencia del que difiere de los discursos de orden. Y si digo estas cosas, admirada Ana, queridas amigas, es porque hoy la cuestión de la poesía está, vuelve a estar como lo ha estado siempre, relacionada, implicada, con la verdad, con el pensamiento que sale al encuentro de las palabras con la determinación moral de constituirse en testigo inaplazable de un necesario histórico, la lucha por la dignidad, la elaboración del relato dialéctico que dé sentido a los textos de cultura como herramientas del espíritu frente a la publicidad vergonzosa de los documentos de usura que propicia la barbarie del capitalismo. Creo que sin este contexto ideológico, se comparta o no su apreciación crítica de la realidad, no sería posible entender el desafiante proyecto poético de Ana, la insurrección de su apasionante conciencia frente al materialismo mecanicista de una sociedad varada en los más retrógrados esquemas de conducta política, la dejación de responsabilidades morales y cuanto implican el menosprecio de los humildes y el desamparo hacia los débiles. Ningún lenguaje, amigas, amigos, es neutral, y menos puede serlo hoy ante los templos donde la barbarie ha vuelto a imponer su desastre en todas las zonas de la realidad donde la estética se ha de empeñar en corregir el error hegemónico. La poesía de Ana trabaja en ese territorio, sus metáforas no se limitan a cambiar la realidad de sitio, a deslizarse entre los decorados donde cristaliza la bella formalidad de los modelos canónicos, sino que desobediente a toda preceptiva, ajena a los préstamos con los que la sociología del reconocimiento fideliza la dependencia a los lenguajes normativizados, nos enfrenta a la metamorfosis de aquellos valores instrumentales del pasado en desafiante conciencia de porvenir, es decir en búsqueda de identidad personal ante los presupuestos dogmáticos de la tachadura civil que despersonalizan a la mujer y al hombre para reconvertirlos en meros instrumentos productivos de generación de plusvalías. Está dicho, hay que decirlo cada vez en voz más alta, como lo lleva diciendo Ana Pérez Cañamares:
por los que dejan atrás casa y familia
por el dolor que no merecemos sufrir ni ver
por los campos arrasados
por los animales que se hacinan
por los niños que trabajan
por los ojos que se cierran por el cansancio y la muerte
por el tiempo que no volverá
por la vida que nos robaron
por la vida
mi amor
por la vida
por el dolor que no merecemos sufrir ni ver
por los campos arrasados
por los animales que se hacinan
por los niños que trabajan
por los ojos que se cierran por el cansancio y la muerte
por el tiempo que no volverá
por la vida que nos robaron
por la vida
mi amor
por la vida
versos de aquel memorable poema suyo, Capitalismo, cuya cifra es exactamente la poética revolucionaria que hoy significa el desafío de derrotar a la tosquedad reaccionaria y sostener como tesis de la poesía el amparo y la consolación, la piedad de la memoria y la misericordia ante las trampas de la crueldad jurídica, una conciencia histórica que permita reconstruir la sociedad civil sobre unos nuevos fundamentos que hagan imposible la desigualdad y los privilegios de casta entre las causas más ominosas del sufrimiento humano. No, no estoy hablando de otra cosa que no sea de poesía, me estoy refiriendo a Las sumas y los restos, el espléndido libro con el que Ana obtuvo el premio Blas de Otero 2012, un poemario que tiene mucho, en tiempos de desmemoria y culto al olvido, de memorial de los desheredados y mapa de navegación de los que ante los pórticos de Occidente exigen responsabilidad, justicia e inocencia, poemas exactos para tiempos inexactos, poemas acogedores en época de intemperie, poemas morales en un siglo tras otro de inmoralidad discursiva, poemas en ejercicio permanente de dignidad en tiempos donde la cobardía y el acomodo se han convertido en estrategia intelectual de supervivencia, palabras para cada cosa en días en que no hay las más elementales cosas para tantos, textos en alianza con la imaginación y el buen lugar donde los sueños colectivos se enfrentan a la negatividad de los exclusivistas y por ello mezquinos intereses individuales. Para entender este libro hay, amigos, amigas, que vivir esta vida, este mundo hambriento, esta ciudad secuestrada por la mediocridad y los expoliadores del erario público. Aquí tiembla en su intemperie la desolada condición humana, la gente corriente, los que viven del trabajo de sus manos, los supervivientes de las utopías traicionadas por la recompensa de los mercados, las bienaventuradas personas que fieles a sus ideales siguen pensando que los seres humanos somos responsables unos de otros. Desde esa responsabilidad escribe Ana, desde los símbolos de la resistencia que ofrecen refugio al humillado por los títulos de propiedad y los aparatajes retóricos de la violencia de estado. La poética de Ana busca, encuentra y funda un lugar, el lugar donde a un otro todavía le sea posible decir existo, soy inocente, tengo derechos, no me mates. No sé si como pensaba Pablo de Rokha el poeta es el coordinador de las angustias del universo, o el organizador del pesimismo, o el bailarín al borde del abismo de Nicanor Parra, pero de lo que no cabe duda es de la función y necesidad de la poesía en el instante de peligro, en el tiempo-ahora del que nos hablaba Walter Benjamin y no la historia como lugar del tiempo vacío. Hay lugar en este libro para el sujeto problemático, y lo hay para el enigma y la construcción expresiva de un territorio para las ensoñaciones, para los pequeños acontecimientos cotidianos que constituyen la épica sin héroes del individuo, de su otredad contemplada en el espejo sin reflejo de la imaginación crítica. Y hay maravilla porque hay relámpago, es decir, hay iluminación, es decir hay videncia de modernidad en la confusión que el desorden de los sentidos proponen a la vida y la literatura, ser la misma cosa. Ana Perez Cañamares conoce la historia hecha de amor y sangre, y así la fija en el vértigo de cuanto escribe, íntima y pública su voz es una singularidad excéntrica, alejada de toda esa dulzona propaganda sentimental del yo, una voz insurrecta en la elección de sus cómplices, las mujeres que han hecho de la vindicación de sus derechos una insustituible lucha contra los constructos sociales y culturales del patriarcado. Libro radical en su ternura, versos forzosa, indisolublemente vinculados al amor, ese discurso de la extrema soledad en palabras de Octavio Paz, lo amoroso como intensidad anhelante del deseo ante las simulaciones de la ruina romántica, el amor como solidaridad y movilización total de los afectos. Recuerdo todo lo que olvidé, escribe Ana. Escribo porque mi madre no escribía; escribo porque no tengo jardín ni perro y vivo en un lugar sin mar; escribo porque mi voz y sus ecos me hacen compañía. Escribo para saber si tengo que perdonarme, pedir disculpas o exigir responsabilidades. Escribo para rescatar aquello en lo que quiero creer, lo que no puedo olvidar; para salvar mi voz del barullo. Escribo porque la belleza no sólo consuela, sino que es lo único que me permite mirar el dolor cara a cara. Escribo para no dar nada por sabido. Una poética, si, una reflexión desde la propia interioridad del desafío, hacerse materia con el lenguaje de lo nombrado, habitar las zonas desapercibidas de la realidad, escribir un poema y darse cuenta de lo que será al día siguiente un buen poema, Ana lo sabe, Ana lo ha escrito:
era una nana
un manifiesto
un discurso de bienvenida
un homenaje
una canción de amor
un réquiem
el pistoletazo de salida
para la revolución.
Qué otras posibilidades le quedan a la esperanza. Gracias Ana por tu manera de estar en el mundo, gracias por tu bella manera de ayudar a transformarlo. Gracias por las conmovedoras manos de tu inteligencia creativa, las sumas y los restos que señalan el camino hacia los grandes días de la esperanza.
Juan Carlos Mestre
Inma Luna
INMA LUNA - CACELA VELHA
CACELA VELHA
Hasta este sitio insólito llegaron las almejas y los niños perdidos,
los que quieren saber qué sucede después de la tormenta.
Esta puerta tan vieja se abre para nosotros
que no tenemos cerraduras,
que atrapamos el roce de las piedras
y de las casas blancas
y de la marisquera agachada en el límite del barro.
La Tarde en que se quiere dormir la bicicleta
se murieron de sol todas las crías de la gata
y bailan las gallinas, negras y descompuestas.
Baja hasta el imposible.
Mira hasta que te duela el corazón,
arénate.
Sube hasta la terraza que se estrella
y que tiene el sabor del elegante acopio de luna y chocolate.
Los ojos juegan a mariscar la tarde
y recogerlo todo en un saquito de memorias de agua.
La luz se emborrachaba en las cervezas,
la chimenea, el frío de no quedarse quieto.
La niña hambrienta,
la que no pude ser,
me rescata de un turbio delirar
en el que deshojaba margaritas desnuda.
No es que se me cayera el cielo encima
es que se derramaba como un mimo sobre nuestras cabezas.
Voy a juntarlo todo con este vendaval
que rasca las ideas y se lleva lo impuro,
retrasa las pestañas para que nada se interponga en lo visto.
Si me quedo clavada en la marisma
cultivaré coquinas y me alimentaré de flor de mar
mientras pienso en vosotros
como recuerdo el sitio al que no fui,
como os sueño corriendo al lugar fronterizo.
Esta cacela velha no puede ser tan vieja,
esta cacela tan solo puede estar abierta
Inma Luna.
Ana García Briones. Copyright ©

En la distancia
aúllan paraísos de ternura,
se siente el crecer silencioso
de los versos.
La luz abraza territorios
llenos de calma
y sus horizontes con suaves melodías.
El tiempo inútil
muere temblando,
entre mansas oscilaciones de olas
y el acontecer de espacios sublimes.
Con gozo desmesurado
sale el sol
como llama de fuego,
repartiendo tesoros a los náufragos.
27 enero 2014
Isabel G. Jiménez
Soy
Soy, sin remedio, arbusto firme
a la tierra que pisan mis pies.
Soy, sin miedo, a la palabra
fiel,
aun errada, que en el camino
pronuncio.
Soy, en esencia, un eterno
diálogo interior.
Soy mis errores y aciertos,
como amarga miel.
Cual desastre en la perfección,
así me siento,
que si llegase un frío invierno
a mi aliento,
mi corazón, especialista en
matar temores, viviendo,
afrontaría, sin duda alguna,
todo sentimiento.
Jamás pronuncio lo que no fue,
sólo me interesa lo que es,
que de la lucha nadie me
enseñe,
que guerrera sin armas se hace
quien con la vida en lucha
nace.
No quieran darme que no acepto,
no quieran quitarme que ya lo
hicieron,
que no soy víctima, sino
fuerza, temple y corazón.
que no maldigo: sólo la
bendición me enseñaron.
Así de simple soy yo
y la verdad mi más grande orgullo.
© Isabel G.
Jiménez: Sentires y Pensares de la Madrugá. Celya. Octubre 2012
José Saramago
Intimidad
En el corazón de la mina más secreta,
En el interior del fruto más distante,
En la vibración de la nota más discreta,
En la caracola espiral y resonante,
En la capa más densa de pintura,
En la vena que en el cuerpo más nos sonde,
En la palabra que diga más blandura,
En la raíz que más baje, más esconda,
En el silencio más hondo de esta pausa,
Donde la vida se hizo eternidad,
Busco tu mano y descifro la causa
De querer y no creer, final, intimidad.
De "Poesía completa" Alfaguara Editores, 2005
Versión de Ángel Campos Pámpano
En el corazón de la mina más secreta,
En el interior del fruto más distante,
En la vibración de la nota más discreta,
En la caracola espiral y resonante,
En la capa más densa de pintura,
En la vena que en el cuerpo más nos sonde,
En la palabra que diga más blandura,
En la raíz que más baje, más esconda,
En el silencio más hondo de esta pausa,
Donde la vida se hizo eternidad,
Busco tu mano y descifro la causa
De querer y no creer, final, intimidad.
De "Poesía completa" Alfaguara Editores, 2005
Versión de Ángel Campos Pámpano
Pablo Neruda
LLénate de mí
Llénate de mí.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.
Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.
No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.
No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos, Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.
Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos
destrozando,
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de mí mismo, perdidamente,
libre de mí, furiosamente libre.
Irme,
Dios mío,
irme!
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.
Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.
No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.
No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos, Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.
Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos
destrozando,
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de mí mismo, perdidamente,
libre de mí, furiosamente libre.
Irme,
Dios mío,
irme!
Almudena Guzmán
Cogí el vestido que tanto le gusta...
Cogí el vestido que tanto le gusta
a mi amigo
cogí el vestido y volaron mariposas
y lo enredé en mi pecho
con tres deseos de hiedra.
(A las velas del barco blanco
que no me olviden,
al pájaro que no me cante en la rama
de la flor del dolor
y al agua que mi amigo me llame
cuando lo lave.)
Fernando Pessoa
Cuando ella pasa
Sentado junto a la ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Veo su adorable imagen, la de ella, mientras
Pasa... pasa... pasa de largo...
Sobre mí, la aflicción ha arrojado su velo:-
Una criatura menos en este mundo
Y un ángel más en el cielo.
Sentado junto a la Ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Pienso que Veo su imagen, la de ella,
Que no pasa ahora... que no pasa de largo...
Versión de Rafael Díaz Borbón
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