juego a escondidas con la muerte,
enciendo luces y antorchas
que iluminen mis pasadizos,
el interior de esta selva,
de este atolondrado universo
donde camino descalza.
En mi cueva solitaria
mi egoísmo me cubre de lágrimas
y vuelvo a nacer
en las fragancias naturales
en las palabras hermosas
en los abrazos que acurrucan sueños
en las voces que piden aliento.
En mi cueva solitaria
juego a escondidas
y entre lágrimas sinceras
busco la luz
y extiendo mis manos
al prójimo.


2 comentarios:
Bellisimo poema que invita a compartir. Felicidades.
Acaricio esas manos leyendo tus palabras
prójimo en tu cueva solitaria.
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