30 septiembre 2012
Giocnda Belli
Sencillos deseos
Hoy quisiera tus dedos
escribiéndome historias en el pelo,
y quisiera besos en la espalda,
acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades
o las más grandes mentiras,
que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda,
que me querés mucho,
cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran

alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura
deshaciéndome un ruido de caracol,
un cardumen de peces en la boca,
algo de eso frágil y desnudo,
como una flor a punto de entregarse
a la primera luz de la mañana,
o simplemente una semilla, un árbol,
un poco de hierba.
Eloy Sánchez Rosillo
La
luz
No se puede prever. Sucede siempre
cuando menos lo esperas. Puede pasar que vayas
por la calle, deprisa, porque se te hace tarde
para echar una carta en correos, o que
te encuentres en tu casa por la noche, leyendo
un libro que no acaba de convencerte; puede
acontecer también que sea verano
y que te hayas sentado en la terraza
de una cafetería, o que sea invierno y llueva
y te duelan los huesos; que estés triste o cansado,
que tengas treinta años o que tengas sesenta.
Resulta imprevisible. Nunca sabes
cuándo ni cómo ocurrirá.
Transcurre
tu vida igual que ayer, común y cotidiana.
"Un día más", te dices. Y de pronto,
se desata una luz poderosísima
en tu interior, y dejas de ser el hombre que eras
hace sólo un momento. El mundo, ahora,
es para ti distinto. Se dilata
mágicamente el tiempo, como en aquellos días
tan largos de la infancia, y respiras al margen
de su oscuro fluir y de su daño.
Praderas del presente, por las que vagas libre
de cuidados y culpas. Una acuidad insólita
te habita el ser: todo está claro, todo
ocupa su lugar, todo coincide, y tú,
sin lucha, lo comprendes.
No se puede prever. Sucede siempre
cuando menos lo esperas. Puede pasar que vayas
por la calle, deprisa, porque se te hace tarde
para echar una carta en correos, o que
te encuentres en tu casa por la noche, leyendo
un libro que no acaba de convencerte; puede
acontecer también que sea verano
y que te hayas sentado en la terraza
de una cafetería, o que sea invierno y llueva
y te duelan los huesos; que estés triste o cansado,
que tengas treinta años o que tengas sesenta.
Resulta imprevisible. Nunca sabes
cuándo ni cómo ocurrirá.
Transcurre
tu vida igual que ayer, común y cotidiana.
"Un día más", te dices. Y de pronto,
se desata una luz poderosísima
en tu interior, y dejas de ser el hombre que eras
hace sólo un momento. El mundo, ahora,
es para ti distinto. Se dilata
mágicamente el tiempo, como en aquellos días
tan largos de la infancia, y respiras al margen
de su oscuro fluir y de su daño.
Praderas del presente, por las que vagas libre
de cuidados y culpas. Una acuidad insólita
te habita el ser: todo está claro, todo
ocupa su lugar, todo coincide, y tú,
sin lucha, lo comprendes.

Tal vez dura
un instante el milagro; después las cosas vuelven
a ser como eran antes de que esa luz te diera
tanta verdad, tanta misericordia.
Mas te sientes conforme, limpio, feliz, salvado,
lleno de gratitud. Y cantas, cantas.
Yo sé bien que el río no parará su curso y de
álveo estrecho será el mar.
Yo sé bien que el viento tiene su misión: revertir la hoja y el
humo.
Yo sé bien cuando las nubes grávidas lo que ha de suceder.
Si que no si cuando qué otra cosa que lluvia,
que lluvia sobre el bosque. Es entonces el momento
verdad de la magia: la lluvia sobre el bosque desentraña
el hermético secreto.
Quien lo cumple ha encontrado
el oreigen. La lluvia sobre el bosque.
Yo lo sé y todos lo sabemos y yo también lo sé: veloz el río,
duro el viento, leve la lluvia, negro el bosque,
pleno el mar.
Saray Pavón
Te he imaginado muchas veces desnudándome
despacio, desabrochando los botones
de mi chaquetón y dejándolo caer
al suelo.
Te he imaginado kamasutreándome,
agarrándome con fuerza, besándome
con violencia y llenando las habitaciones
de recuerdos.
Acariciando mi piel, tocándome los pechos,
pasando la lengua por todo mi cuerpo
y compartiendo el primer café
de la mañana.
Blanca Varela
Nadie nos dice
Nadie nos dice cómo
voltear la cara contra la pared
y
morirnos sencillamente
así como lo hicieron el gato
o el perro de la casa
o el elefante
que caminó en pos de su agonía
como quien va
a una impostergable ceremonia
batiendo orejas
al compás
del cadencioso resuello
de su trompa
sólo en el reino animal
hay ejemplares de tal
comportamiento
cambiar el paso
acercarse
y oler lo ya vivido
y dar la vuelta
sencillamente
dar la vuelta
Nadie nos dice cómo
voltear la cara contra la pared
y
morirnos sencillamente
así como lo hicieron el gato
o el perro de la casa
o el elefante
que caminó en pos de su agonía
como quien va
a una impostergable ceremonia
batiendo orejas
al compás
del cadencioso resuello
de su trompa
sólo en el reino animal
hay ejemplares de tal
comportamiento
cambiar el paso
acercarse
y oler lo ya vivido
y dar la vuelta
sencillamente
dar la vuelta
Laura Gómez Recas
DEL RECUERDO
Siempre que detona su misterio

como un viento sesgado
que arrastra bajo lluvia su lamento.
No suele ser noticia
el corrimiento de una falla bajo el alma,
o la superflua inclinación de la memoria.
En el silencio de la noche
se atempera la angustia
y se encienden los recuerdos,
como un fluido canto
que refugia de la muerte a los oídos.
Del libro " Silencios encontrados "
de la colección Poesía en la ditancia
Pablo Neruda
He aquí que el silencio fue integrado
por el total de la palabra humana,
y no hablar es morir entre los seres:
se hace lenguaje hasta la cabellera,
habla la boca sin mover los labios,
los ojos de repente son palabras...
como si fuera sólo forma humana,
me embelesan sus líneas
y navego en cada resonancia del idioma..."
Blas de Otero
Si algo me gusta, es
vivir.
Ver mi cuerpo en la calle,
hablar contigo como un camarada,
mirar escaparates
y, sobre todo, sonreír de lejos
a los árboles...
Ver mi cuerpo en la calle,
hablar contigo como un camarada,
mirar escaparates
y, sobre todo, sonreír de lejos
a los árboles...
También me gustan los
camiones grises
y muchísimo más los elefantes.
Besar tus pechos,
echarme en tu regazo y despeinarte,
tragar agua de mar como cerveza
amarga, espumeante.
y muchísimo más los elefantes.
Besar tus pechos,
echarme en tu regazo y despeinarte,
tragar agua de mar como cerveza
amarga, espumeante.
Todo lo que sea
salir
de casa, estornudar de tarde en tarde,
escupir contra el cielo de los tundras
y las medallas de los similares,
salir
de esta espaciosa y triste cárcel,
aligerar los ríos y los soles,
salir, salir al aire libre, al aire.
de casa, estornudar de tarde en tarde,
escupir contra el cielo de los tundras
y las medallas de los similares,
salir
de esta espaciosa y triste cárcel,
aligerar los ríos y los soles,
salir, salir al aire libre, al aire.
29 septiembre 2012
28 septiembre 2012
Vicente Huidobro
Arte poética
Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos, creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el cielo de los versos.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza;
el vigor verdadero
reside en la cabeza.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
¡Hacedla florecer en el poema!
Sólo para vosotros
Viven todas las cosas bajo el sol.
El poeta es un pequeño Dios.
Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos, creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el cielo de los versos.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza;
el vigor verdadero
reside en la cabeza.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
¡Hacedla florecer en el poema!
Sólo para vosotros
Viven todas las cosas bajo el sol.
El poeta es un pequeño Dios.
Ángel González
Breves acotaciones para una biografía
Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,
cuando no sepas qué hacer vente conmigo,
pero luego no digas que no sabes lo que haces.
Haces haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma.
Pero ya te lo dije:
cuando quieras marcharte ésta es la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto.
Cristina Peri Rossi
Después
Y ahora se inicia
la pequeña vida
del sobreviviente de la catástrofe del amor:
Hola, perros pequeños,
hola, vagabundos,
hola, autobuses y transeúntes.
Soy una niña de pecho
acabo de nacer
del terrible parto del amor.

Ya no amo.
Ahora puedo ejercer en el mundo
inscribirme en él
soy una pieza más del engranaje.
Ya no estoy loca.
"Otra vez eros" 1994
Julio Cortázar
El futuro
Y se muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
Y se muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.
Y se muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.
Jose Sánchez del Viejo
YO SIGO SIENDO EL MAR.
Yo sigo siendo el mar, como hace
tiempo,
profunda sima azul llena de nieblas,
blanca espuma de sal sobre la playa
y lucha encarnizada entre las rocas.
Sigo siendo ese ente impetuoso
que no tiene un instante de sosiego,
que llega y que se va constantemente
sin rombo, sin medida y sin motivos.
Sigo en mi trajinar desde hace siglos,
besando y adorando las orillas
pero sin remontar ríos arriba
ni hundir mis pies en tierra firme.
profunda sima azul llena de nieblas,
blanca espuma de sal sobre la playa
y lucha encarnizada entre las rocas.
Sigo siendo ese ente impetuoso
que no tiene un instante de sosiego,
que llega y que se va constantemente
sin rombo, sin medida y sin motivos.
Sigo en mi trajinar desde hace siglos,
besando y adorando las orillas
pero sin remontar ríos arriba
ni hundir mis pies en tierra firme.
por descubrir qué oculta tras su línea,
sigo sin ver paisajes tramontanos
ni el dulce manantial de los arroyos.
Yo sueño con un día no lejano
en el que se ha de producir el cataclismo,
mi sangre regará la alta montaña
y se deslizará ladera abajo,
y abonará las raíces de los bosques,
y cubriré las ramas del olivo,
y romperé los diques de los pueblos
hasta besar las bocas que hoy me nombran
con gran admiración por mi belleza.
Ese día seré, sublimizado,
un dios dominador de todo imperio
y moriré en la sequedad de los desiertos.
Después todo será vacía nada,
se perderá en el infinito la grandeza
de esa leyenda antigua que me asiste.
27 septiembre 2012
Rocío Márquez
Rocío Márquez pertenece a esa fértil generación de jóvenes
cantaores onubenses nacidos en los años 80 que eclosionaron tras la estela de
Arcángel. Con ellos comparte el gusto por la melodía, la exquisita afinación,
una dicción clara y voz luminosa. Pero Rocío Márquez es mucho más que eso. A sus
grandes facultades se suman un gran conocimiento del cante y talento creador. Su
arte es plenamente emocional y su directo, un acto de entrega más que generoso.
Su posicionamiento estético se sitúa de forma nítida en la línea clara del
cante, resonando en sus recitales los ecos de Chacón, Vallejo, Marchena o
Valderrama.
FICHA
ARTÍSTICA
CANTE Rocío Márquez
TOQUE Manolo Herrera
TOQUE Manolo Herrera
Rocío Márquez
Rocío Márquez (Huelva, 1985) es
una de las cantaoras con más proyección de su generación. Su vinculación al
cante tiene lugar desde la infancia. Con nueve años comienza a recibir clases en
la Peña Flamenca de Huelva y a ofrecer sus primeros recitales. Paralelamente
comienza sus estudios en el conservatorio, cursando hasta cuarto de grado
elemental de piano. Participa en distintos programas de televisión. A los 15
años, se traslada a Sevilla y en 2005 ingresa con una beca en la Fundación
Cristina Heeren, donde tiene como maestros a José de la Tomasa y Paco Taranto.
Rocío Márquez es además diplomada en Magisterio Musical por la Universidad de
Sevilla. En 2008 se hace con la Lámpara Minera y en 2009...
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...publica Aquí y ahora, un DVD grabado en directo. Rocío Márquez es profesora en la fundación Cristina Heeren e imparte conferencias sobre flamenco.
Lupe García Araya
Es lunes
y amanece lloviendo,
por eso hoy, no dudo que puedo quererte.
Podrían matarme con sólo pronunciar tu nombre,
pero me resisto hasta mañana.
Es lunes
y podemos caminar mojando nuestras almas.
«Mañana»
es sólo un adverbio de tiempo que puede matarme
unido a tu olvido.
María Ángeles Maeso
NADA QUE PERDER
Sólo cuando nadie
espera,
sólo cuando nada
importa,
todos los
senderos te salen al encuentro.
No todos. No el
del amor. No el de la alegría.
Tampoco el de la
calma.
No son tantos:
Quitas de aquí y de allá
y el saldo
disponible de tu ira siempre
es inferior a la
ira solicitada.
Aún así, éste es
el gran instante
en que ningún
atajo
se atreve a
preguntarte si tienes miedo.
Es la hora de la
tajante estrella y tuya es.
La que vive en la
columna del árbol.
Bébela. Aún no
eres traficante o pordiosera.
Guerrillera de la
bolsa o de Ruanda.
Aún es el
instante en el que sabes
que puedes serlo
todo. Apúralo.
Dura poco. Sabrás
lo que es vivir
por donde nada
importe
y aunque nadie
espere.
Eduardo Galeano,
Los nadies
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
María José Collado
Poblada servilleta
Doblada servilleta el
pasado
que al sacudirse
habla
con voz rasgada de
migajas.
La runa de los
adioses
nos convoca a un
desierto
de pétreas rosas
pobladas
por un eco de
nombres.
Hacemos del barro
memoria
y en sus aguas
buscamos
los líquenes que
acercan
con sus brazos de
sombra,
los huecos de la
distancia.
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