30 junio 2012
Mercedes Pinto
Mercedes Pinto nace el 12 de octubre de 1883 en Santa Cruz
de Tenerife. Desde pequeña destacan sus dotes literarias y manifiesta una gran
creatividad. A la edad de 14 años es conocida como la “Poetisa Canaria”. Ya en
esta época obtuvo galardones en diferentes concursos de ámbito
regional.
En los años 20 llega a Madrid y traba
amistad, entre otros, con Ortega y Gasset y Carmen de Burgos. Empieza a
colaborar en prestigiosos diarios y revistas españoles como Prensa
Gráfica, La Acción, o Lecturas, siendo también secretaria de
la revista Los Ciegos. En esta época publica su primer libro de versos
Brisas del Teide. El hecho que marcó su trayectoria y su posterior
peregrinaje fue la innovadora ponencia que leyó en la Universidad Central de
Madrid en 1923: El
divorcio como medida higiénica, motivo directo de su exilio bajo las
amenazas del dictador Primo de Rivera. Decide marcharse a Uruguay donde dispuso
de cargos especiales en el Gobierno de Uruguay, siendo la primera mujer oradora
del gabinete. Fundó la famosa “Casa del Estudiante” para la promoción de la
cultura de las clases populares, donde tuvo como invitadoa personalidades de la
talla de Rabidranat Tagore, Luigi Pirandello o Alfonsina Storni. En esta época
escribió su novela más conocida, El, que fue llevada por Luis Buñuel al
cine en 1952, y otras obras como Cantos de muchos puertos o Un
señor... cualquiera. Trabajó en revistas como Mundo Uruguayo y
en el periódico El Día. Creó su propia compañía de teatro, y con la
enorme fama adquirida como periodista, oradora, feminista, pedagoga y
conferenciante decide recorrer otros países americanos como Argentina, Chile,
Paraguay y Bolivia. En todos ellos Mercedes desarrolló una intensa actividad
como oradora y dramaturga, manifestándose como una gran defensora de los
derechos de las mujeres, la clase obrera, y la modernización de la educación.
Durante su estancia en Chile, Pablo Neruda le dedicaría los versos que hoy son
el epitafio de su tumba en el Panteón Jardín de México. Fue en este país donde
publicó también su segunda novela, Ella, reeditada también durante sus
años de vida en Cuba, país en el que junto a las actividades descritas ocupó el
puesto de Educadora de Conferencistas. Mercedes Pinto murió en México D.F. en
octubre de 1976, a la edad de 93 años. Hasta el momento de su muerte mantuvo una
intensa actividad periodística, publicando sus últimas colaboraciones bajo el
título de "Ventanas
de colores" en el suplemento Los Jueves de Excelsior.
Grilletes en los pies…
Juan Martínez◦
ALBERTO BLANCO
El 18 de enero de 2007, Juan Martínez poeta,
artista, ser humano excepcional dejó de existir. O tal vez sería mejor decir
como creo que a él le habría gustado dejó de manifestarse en su forma humana
en este planeta. Autor de una obra única, Martínez deja tras de sí una obra
poética y gráfica de calidad extraordinaria, a la cual no se ha prestado la
atención debida.
Estoy convencido de que, con el tiempo, su Angel
de fuego por citar un ejemplo habrá de ser considerado una de las grandes
obras de la poesía mexicana del siglo XX.
Tuve la suerte de conocer a Juan Martines en las
calles de Tijuana, a mediados de los años 70. Su fama subterránea, su verdadera
leyenda contracultural ya habían generado en mí el deseo de encontrarme con él.
Puedo afirmar sin dudar un momento que el encuentro no sólo no se quedó a la
zaga de mis expectativas, sino que las superó con creces. La relación que
comenzó entonces me llevó a vivir una serie de experiencias punto menos que
increíbles a lo largo de las tres décadas que duró nuestra
amistad.
Cuando lo conocí, Juan llevaba años viviendo en las
calles de Tijuana. Se dice fácil. Para cualquiera que conozca Tijuana, esta sola
aseveración debe generar escalofríos. Vivir en las calles de Tijuana sin manejar
dinero, ¿cómo es posible? Juan se pasaba días recorriendo las calles, los
talleres, las playas le fascinaba nadar interminables horas en las heladas
aguas del Pacífico y las noches en los cafés que pespunteaban la avenida
Revolución.
En uno de esos cafés, una noche memorable, nos
dictó a un grupo de amigos su incomparable Ángel de fuego. No sé cuánto
tiempo lo había traído en su memoria, pero decidió esa noche compartirlo con
nosotros. Al poco tiempo, a raíz de la finalización del ciclo de la revista
El Zaguán, decidimos que publicaríamos Ángel de fuego con el
dinero que había quedado en caja y que no se utilizó para editar el número
ocho.
Recopilación de la obra
Así lo hicimos, en un tiraje muy limitado de 500
ejemplares. Cada uno llevaba en el frontispicio una pequeña reproducción de una
tabla pintada por Juan Martínez, que milagrosamente se había salvado de la
destrucción que con inexplicable saña persiguió su trabajo toda su vida.
Cuando no fue la incuria, el desconocimiento o el descuido de quienes le
conocían y rodeaban incluidos sus benefectores, fue él mismo quien
lamentablemente se encargó de destruir parte de su obra.
Recuerdo una serie maravillosa de dibujos
hechos en trozos de lija recogidos en los talleres mecánicos de Tijuana, donde
Juan había hecho brotar con su arte único unos paisajes maravillosos, frotando
la superficie de las lijas llenas de manchas sugerentes con guijarros recogidos
en la playa. Una serie de verdaderas mezzotintas silvestres. Por desgracia, esa
serie de lijas se perdió.
Lo mismo sucedió con una serie de "naves
espaciales" que Juan construyó con papel de aluminio, estaño, envolturas de
cigarros y chocolates que recogía de la calle, y que con gran fuerza consolidaba
con sus manos hasta darles la forma justa. Todas se perdieron. Asimismo, ignoro
qué es lo que habrá sido de aquella "rama dorada" que Juan construyó
pacientemente, forrando con papel dorado hoja por hoja una enorme rama desgajada
de un árbol cercano. Una obra digna de coronar cualquiera de las grandes
bienales. Por desgracia, muchas obras de Juan volvieron por decirlo así al
olvido del que fueron rescatadas. Y es que hay que subrayar que todo su trabajo
gráfico, pictórico y visual fue hecho con puro material de
desperdicio.
Mención aparte merecen sus extraordinarias
"galaxias": una serie de trabajos de tinta hecho en servilletas de papel, donde
logró conjurar, merced a interminables horas de trabajo en los cafés, verdaderas
visiones cosmológicas cifradas en un material tan perecedero. Por fortuna
logramos rescatar muchas de esas piezas. Unas cuantas pudieron ser valoradas por
los lectores de la revista Memoranda, que hace años editaba el poeta
Sergio Mondragón en el ISSSTE, en un número especial dedicado a Juan, en el que
colaboramos muchos amigos.
No era la primera vez que Mondragón dedicaba
espacio al trabajo de Juan Martínez. Ni era Sergio Mondragón el primero en darse
cuenta de la altura de ese trabajo. El primero en publicar un cuadernillo con
sus poemas fue, nada más ni nada menos, que Juan José Arreola, y probablemente
la primera artista de renombre en reconocer su trabajo visual fue Leonora
Carrington.
Indiferencia
criminal
En la década de los 70 las páginas de El Corno
Emplumado dieron cabida a los poemas de Juan que, tal y como sucedió
siempre, pasaron criminalmente inadvertidos. Lo mismo pasó con Angel de
fuego, y años más tarde con la reunión de toda su poesía al menos toda la
poesía conocida hasta entonces, que bajo el título de En el valle
sagrado publicó la UAM en los años 80.
El mismo grupo de amigos que incluía a Sergio
Mondragón, Luis Cortés Bargalló, Alfonso René Gutiérrez, Víctor Soto, Tomás
Calvillo, Eugenio Metaca y Javier Sicilia, entre otros nos dimos a la tarea de
rastrear los poemas publicados y escritos por Juan para verlos reunidos en un
solo volumen.
El
libro, excepcional en la calidad de sus visiones, pasó habrá que decirlo una
vez más rodeado del más absoluto silencio. Sin embargo, creo que el silencio que
rodeó a Juan Martínez y a su magnífica obra en toda su vida no lo acompañará
eternamente. Tarde o temprano nuevas y más sensibles generaciones se darán
cuenta de la magnitud de la obra de un artista total, que forjó al margen de la
vida pública y las instituciones culturales una leyenda singular en el
México contemporáneo. Larga vida al incomparable Angel
de fuego.
Prendas de la palabra inaudita
es solamente un viejo oficio
pero poseer pájaros medio muertos por la
lejanía
y hacerlos cantar en el cráneo,
esa es una labor que sólo se
encuentra
en las otras vertientes del
cielo
donde los arbollones de la noche dejan
escapar
todo el esplendoroso lujo de las estrellas
nuevas
y el arancel para viajar
por el recuerdo de un sabor a metal
acabado
es menos corrosivo, a pesar
de los crueles manómetros
que
miden el silencio de las palabras caídas
en el aljibe de los sueños;
allí, es necesario trepar de prisa las
escalas
aunque
nuestra conciencia suene a grillo fracturado
y los pasos retumben en el
corazón
como en deshabitadas calles;
porque llegando al último
escalón
con los
sistemas del olvido suspendidos en cada ojo,
¡qué
espectáculo hermoso!
una
doncella cruel se baña en las ondas del viento
pero
tan hermosa es
que los
peces de la luz le vulneran su crueldad
comiéndole el corazón.
La
doncella gime y canta soñando que está de fiesta
por la
ventana del pecho se oyen los ecos del viento:
tu
corazón está lejooos...
y lejos
de las venas se encontró el corazón
a
pequeños brincos cruzó las alamedas
de luz
de una luciérnaga
y con
guantes de niebla
se
sentó en las escalas de una música hermosa.
cri,
cro, cri, cro, cantaba la cigarra
apoyada
en sus pétreos derribos de luna.
No nos
ha de salvar el matemático equilibrista
pensaban sus antenas
ni el
herbolario tierno de pecho devorado
ni la
neumática mujer
recién
desembarcada de un cálido espacio de amor
por eso
preferimos la ululante ribera
con sus
bocas de oxígeno y la luna
a quien
imploramos clemencia
para
nuestra diezmada raza.
Pero ni
el agua ni el sol
ni la
luna ni el viento
escucharon el anhelo equilibrista del
insecto
y el
¡craj! inevitable
sollozó
en la navaja del último lamento.
Lleno
de dolor el valle
sufrió
los mecanismos de la escarcha
y el
pájaro viajero del paisaje
bebió
la fiebre casta del interior de una lechuga.
Estrujados los relámpagos
clamaron
llenando de rumor la hierba
y por
el ojo de un búho
vidriada por la soledad
nació
la noche con sus milenarios documentos
de
parlantes orugas
y
subsuelos de intuiciones fantásticas.
El
viento seguía arrancando mil murmullos
a la
palabra nunca pronunciada
que
colgada de un tejo
era
olfateada por una incipiente codorniz
pero
oscilante entre el olvido y el recuerdo
gritaba
formas huecas
a la
mentida bendición del tranquilo silencio
que en
la mitad de una roca construía una plegaria:
`bendita madre muerte´
tú que
entre los espacios sin voluntad
del
hombre esperas
¡Ten Piedad de su Búsqueda!
no
permitas que su sacudido corazón
torne a
su esencia de gaviota sin rumbo
sin
haber escuchado los salmos que esperan
por su
llanto y su cadena de suspiros
dentro
de la brillante catedral del viento
¡TEN
PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!
porque
aun desde estas rocas
carentes de atavíos absolutos
eres
nuestra madre y maestra
¡TEN
PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!
no
permitas que el aullido del mar
despostille el aliento de los patios de
abril
ni
degüelle el perfume de las uvas de otoño
¡TEN
PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!
tú, que
desde el ojo desolado del tiempo
hiciste
brotar la soledad
propiciando el lenguaje de la
filosofía
¡TEN
PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!
y que
el hermoso elíxir con que ungieron la ojiva
de tu
blanca mirada
aleje
la opresión de la silente niebla
y nos
deje tocar
la
prenda más hermosa
de la
palabra inaudita
Lupe García Araya
Lupe
García Araya
(Ribera del Fresno, Badajoz, 1960). Poeta. Es coordinadora del blog Azuldemar.
Pertenece a la red de escritores en Español (Remes). Azuldemar:http://huelvasurlibre.blogspot.com/.
Ha escrito: Síntesis del alma e Imágenes de agua y tiempo. Participa en
el año 2006 en el proyecto LABERINTO DEL VIENTO de la colección punto. Inicia en
el año 2007, junto a Pedro Javier Martín Pedrós, el proyecto “Poesía en la
distancia” (primer libro de la colección), publicando en el 2008 Viaje Inesperado (segundo libro de dicha
colección). En el año 2009 Abrazos de
náufrago. En el 2010 Sin dejar
señales. Ha participado en Girapoema. Haz rodar una poesía.
Poética
Es
el papel ausente, inmenso universo de posibilidades quien trama junto al poeta,
el esbozo del escenario, en él se vierten y perfilan las sensaciones unas veces
contenidas, otras fragmentadas.
Son
las palabras y los verbos conjugados, las elipsis y las demás figuras
literarias, las que divierten al verso y con él, la clave, el sentimiento, la
visión, la expiración del poeta. Son los signos y sus leyes, los mejores
confidentes. El íntimo aliado que es conocedor de todos los
posibles.
MAÑANA UNA MIRADA
Mañana
una mirada,
podría
ser como una bocanada de aire
y
un pecado menos.
Mañana
una carta,
podría
ser como una historia de amor
y
un dios que me perdonase.
Mañana
una palabra,
podría
ser como una bufanda de lluvia
y
un árbol que me besara.
Mañana,
si
me miraran,
si
me escribieran,
si
me besaran,
podría
saber cuanto duele el silencio.
29 junio 2012
Colección Poesía en la distancia
Desde la ventana de nuestro blog, queremos compartir con todos nuestros amigos este sexto libro“ A tu encuentro “ de la colección “Poesía en la distancia “, así iremos abriendo, poco a poco, las páginas del mismo.
• Carmen Escohotadoibor • Rafael León Rodríguez •
tuve el agua susurrando entre mis huecos
y dispuse de sirenas y de perlas
que adornaban el vaivén de mis delirios.
Y en los cánticos falaces que exaltaban
los destellos nacarados que en mí ardían,
anhelé ser argonauta de los sueños
que tejía y destejía en la marea,
arropada por la luz de las estrellas.
Con los brazos transparentes de las algas
enroscados en los rizos de mi pelo
cimbreaba los contornos doloridos
del abismo que era el borde de tu talle.
Me abismé bajo tus aguas. Tuve miedo
a no hallar de nuevo el rumbo hacia mis playas.
Mas mi gesto de osadía obró el prodigio
de construir contigo la Ítaca soñada.
RUBÉN DARÍO FERNÁNDEZ
Se podría en un poema resumir todas las
almas
Conquistar en veinte frases los silencios más
rotundos
Alejar en conjugados y por siempre los
fantasmas
Si pudiera...
Con la fuerza de conceptos, abstracciones y
monemas
Embeber cada serena, tierna y dulce...
Embeber cada recuerdo de armonía con
olores
Rebasar lo más concreto y darle forma a la
tristeza
Si pudiera no podría con mis dedos darle
forma
Se podría en un poema resumir todas las
vidas
Conquistar en veinte frases los rincones más
profundos
Alejar en alejandros concentrando los
minutos
Si pudiera...
A las horas devolverle ya por siempre toda
historia
A las horas devolverle ya por siempre la
memoria
A las horas devolverle ya por siempre un casi
nunca
Si pudiera no podría con mis venas darle
vida
Al torrente que me acecha de visiones que se
ocultan
A los ojos de los gatos que en las noches se
desvirgan
Treintaitrés son las maneras de morir de un
alquimista
Se podría mas no puedo intentar un
imposible
Que se aleja en cada verso acelerando los
azules
Se podría en un poema resumir todas las
almas
Si éstas fueran a mis ojos de verdad tan
cristalinas
¡Mas no, a mis ojos, no lo son! ¡Son misterio y
melodía!
¿O es que acaso yo podría en veinte versos
Resumir toda una vida?
Mas no me llegan quinientos
Donde poder expresar
Lo que aquel día sentía
Cuando morir te morías.
Fanny Garbini Tellez
Fanny Garbini Tellez. Poeta argentina,
oriunda de Quilmes. Ha desempeñado la docencia en Buenos Aires y Bahía Blanca.
Reside en Palermo Viejo. Literariamente ha sido distinguida en dos oportunidades
por el Centro Cultural de Poetas Latinos y varios sitios de la Red le dedican en
el presente amplios espacios. En marzo de 2002 ppdo. editó en España su primer
poemario Luna de Noviembre. Racimos Azules es la segunda de sus
obras que engrosa la Colección Hojas de Luz a cargo del poeta y editor Fernando
Luis Pérez Poza. Es colaboradora del Salón Literario “Mario Iaquinandi” de Bahía
Blanca y de otras instituciones culturales. Por espacio de algunos años se
dedicó a la radiofonía, primero como co-conductora y luego como productora y
conductora de un programa cultural en emisoras FM locales.
DOBLADA EN DOS
Quiero tocar el viento
desde el vértice erguido
donde posan las águilas.
Quiero tocar el viento
y el humo de la niebla.
Y pespuntear las nubes
con la pálida hebra
de los pensamientos
finales.
Quiero tocar el viento
que apura a las
golondrinas
hacia los aires azulados.
Y estirarme hasta la luz
detrás de los sollozos.
Doblada en dos,
quiero tocar el viento.
Debe tener la misma
suavidad de la muerte.
Juana Rosa Pita
Juana Rosa Pita. Poeta, escritora y
traductora cubana. Nació en La Habana el 8 de diciembre de 1939; desde 1961 vive
fuera de Cuba. Abandonó la isla dejando inconclusa la licenciatura de Filosofía
y Letras. En 1975 recibió el primer premio de poesía para Hispanomamérica del
Instituto de Cultura Hispánica de Málaga. En Washington co-fundó Ediciones de
poesía Solar (1976-86) y se doctoró en Literaturas Hispánicas (1984). Fue
Profesora Visitante de Tulane University (1989-1992) en New Orleans y Miami,
donde desde 1996 escribe artículos quincenales para El Nuevo Herald. Sus poemas y ensayos se
encuentran en prestigiosas revistas de América y Europa, desde Vuelta de México hasta Cuadernos del Matemático de Madrid,
pasando por Spiritualità e
Letteratura de Italia. A partir del
2000 es corresponsal de la revista Alhucema de Granada. Actualmente trabaja en
varias obras inéditas y continúa su labor de difusión mediante los plegables El Zunzún Viajero (en New Orleans fueron
los Amatori), uno de los más recientes con sus traducciones de los poemas de la
italiana Antonia Pozzi. Galardonada en Italia con dos premios internacionales:
el VIII Ultimo Novecento de Pisa (1985), y el Alghero - ’La cultura por la paz’
(1987), su obra poética ha sido ampliamente comentada, traducida a cinco lenguas
e incluida en antologías como New
Directions in Prose and Poetry 49 (New York, 1985), Doscientos años de poesía cubana (La
Habana, 1999), Voces viajeras (Madrid
2002) y Poesía cubana del siglo XX
(FCE: México). Bibliografía: Pan de sol, Washington: Solar, 1976. Las cartas y las horas, Washington:
Solar, 1977. Mar entre rejas,
Washington: Solar, 1977. El arca de los
sueños, Washington-Buenos Aires: Solar, 1978. Manual de magia, Barcelona: Ambito
Literario (accésit del premio de poesía en la II Bienal, 1978), 1979.
"Vallejianas", Miami: Solar, 1979. Eurídice en la fuente, Miami: Solar,
1979. Viajes de Penélope (prólogo de
Reinaldo Arenas), Miami: Solar, 1980. Crónicas del Caribe, Miami: Solar, 1983.
Grumo d"alba. Pisa, Giardini Editori
(antología en español e italiano), 1985. Contraportada: Motivazione del VIII
Premio "Ultimo Novecento" 1985, sessione "Poeti nel mondo". El sol tatuado, Boston: Solar, 1986. Arie etrusche/ Aires etruscos, (prefacio
y traducción al italiano de Pietro Civitareale. Cagliari), 1987. Plaza sitiada (prólogo de Pablo Antonio
Cuadra), Costa Rica: Libro Libre (primer volumen de la Colección "Poesía en
Exilio"), 1987. Sorbos de luz/ Sips of
Light (trad. Mario de Salvatierra), New Orleans-San Francisco: Eboli Poetry
Series, 1990. "Proyecto de infinito" (plegable). New Orleans: Edizione di
Amatori, 1991. Sorbos venecianos/ Sorsi
veneziani/ Venetian Sips (50 en edición artesanal), 1992. Florencia nuestra (biografía poemática),
finalista del premio de poesía "Juan Boscán" de Barcelona, 1980-81,
Miami-Valencia: Arcos, 1992 . Transfiguración de la armonía, Coral
Gables: La Torre de Papel, 1993. Una
estación en tren (premio "Letras de Oro" de Poesía 1992-93), University of
Miami: North South Center, 1994. Infancia
del Pan nuestro, Boston: Poetry Planting, 1995. Il Mare che mi circonda, Miami: Amatori
(edición artesanal de 12 ejemplares), 1997. Tela de concierto, Miami: El Zunzún
Viajero, 1999. Cadenze Poesie ,
Collana di Poesia Il Capricornio, Foggia: Bastogi Editrice Italiana, 2000. Según
Pablo Antonio Cuadra, su poesía es como "un misterioso dominio de amor y
profecía: una isla de encantamiento donde la palabra restituye todo lo que el
odio hizo cenizas" (“Poetas de América”, La Prensa Literaria, Managua,
12/XII/82, páginas. 6 y 7).
DARÍA LO QUE DIGO…
28 junio 2012
Rosario Troncoso
Rosario Troncoso González. Cádiz, 1978. Profesora de enseñanza media
de Lengua Castellana y Literatura. Licenciada en Humanidades por la universidad
de Cádiz (2001). En la Facultad de Filosofía y Letras encuentra a amigos que
serán sus cómplices en las aventuras literarias. Funda con ellos la
revistaAstarté, y celebran recitales poéticos independientes. Su actividad
literaria se expande participando varios años en la Escuela de las Letras,
taller literario organizado por la Universidad de Cádiz, aprendiendo de maestros
como Fernando Quiñones, Juan Manuel de Prada, Arturo Pérez Reverte, entre
otros. En 1999 llega a Cádiz Fronterasur, y participa en todas las ediciones.
Comparte experiencias con autores amigos como Pepa Parra, Miguel Ángel García
Argüez o Alejandro Luque.
Sus inquietudes la conducen por diversos
caminos, entre ellos el teatro. Participa en el taller teatral organizado por La
Jarana Teatro durante dos años, así como participa activamente en el Aula de
Teatro de la Universidad de Cádiz.
Máster en Periodismo por la Universidad de
Sevilla, trabajó en el 2002 en El Correo
de Andalucía. Cuenta con publicaciones de diversa índole, como ponencias en
congresos y colaboraciones en diferentes libros de historia, artículos en
revistas literarias y publicaciones online, así como las actas de las Jornadas
de Historia de Puerto Real, la ponencia “Femenino Virtual” en el libro de Mujer y Deseo (2004) publicado por el
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, y el más reciente titulado
Magia, Brujería y Esoterismo en la
Historia (2006), también para el Servicio de Publicaciones de la Universidad
de Cádiz
Participa en el Taller de Narrativa
impartido por Félix Romeo en EUTOPÍA 06, Festival de Jóvenes Creadores,
celebrado en Córdoba.
Tiene publicados cuatro libros de poemas Huir de los Domingos (Editorial Padilla,
2006), que dio conocer en la Asociación de la Prensa de Cádiz, Delirios y Mareas (Publicaciones del
Sur, 2008), con prólogo de Pepa Parra y presentado por Javier Ruibal en el
Ateneo de Cádiz, Juguetes de Dios
(CVA Ediciones, 2009) y Lluvia roja
(inédito). Poemas suyos fueron publicados en la antología Autores docentes de la provincia de Cádiz en
torno a la Generación del 27 (Consejería de Educación, Junta de Andalucía,
2007) y en Escritos con tiza, obra de varios autores andaluces publicada en 2010
por la editorial Agendas Escolares.
Es miembro del Grupo Literario Docentes de
Cádiz “Indocentes”, participando con ellos en numerosas lecturas poéticas y
recitales, así como en medios de comunicación, con compañeros como Mercedes
Escolano, Blanca Flores Cueto o José Manuel Benítez Ariza, entre otros. Es
miembro del jurado del jurado del premio de poesía "Flor Natural" que convoca el
Ayuntamiento de Rota. Modera la mesa de debate “La Voz de los Poetas” en el X
Congreso de la Fundación Caballero Bonald “Las Sílabas del Futuro”, con jóvenes
poetas actuales. Organiza y coordina el I Encuentro Cultural “Creación Literaria
en el Parque de Los Toruños” en El Puerto de Santa María, con el patrocinio y
colaboración de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, el CEP
(Centro de Profesorado) de Jerez, y la Fundación Caballero Bonald, encuentro
multidisciplinar donde participan numerosos autores y artistas de Andalucía,
apadrinado por el poeta y periodista Juan José Téllez. (15, 16, 17 y 18 de abril
de 2009).
LA COSTUMBRE
Olvido a veces
que te quiero.
Es la obviedad de tus brazos.
Es el hábito de besarte
cuando te piden mis labios.
Es tu voz, asumida, en mis mañanas,
cotidiana letanía de pájaros,
y el calor que desprende
la sabida cercanía de un cuerpo
que aprendí de memoria,
a ciegas, tantas veces recorrido.
Tan lógico es que estés…
Que tú estuvieras, siempre, era tan lógico
que no te celebré,
y pospuse la vida para ti
mejor para otro día.
Pero llegó la ausencia
y bandadas de sombras portadoras
de todos los presagios
invadieron el cielo
y el hogar, despojando de tu aroma
los rincones, arrancando cortinas,
descorriendo recuerdos.
Por impago de amor
los errores llamaron a la ausencia.
y llegó la muerte a desahuciarnos.
Ahora la costumbre
entrelaza sus dedos
a los dedos del frío.
Claudio Rodríguez
Largo se le hace el día a
quien no ama
y él lo sabe. Y él oye ese
tañido
corto y duro del cuerpo,
su cascada
canción, siempre sonando a
lejanía.
Cierra su puerta y queda
bien cerrada;
sale y, por un momento,
sus rodillas
se le van hacia el suelo.
Pero el alba,
con peligrosa generosidad,
le refresca y le yergue.
Está muy clara
su calle, y la pasea con
pie oscuro,
y cojea en seguida porque
anda
sólo con su fatiga. Y dice
aire:
palabras muertas con su
boca viva.
Prisionero por no querer,
abraza
su propia soledad. Y está
seguro,
más seguro que nadie
porque nada
poseerá; y él bien sabe
que nunca
vivirá aquí, en la tierra.
A quien no ama,
¿cómo podemos conocer o
cómo
perdonar? Día largo y aún más
larga
la noche. Mentirá al sacar
la llave.
Entrará. Y nunca habitará
su casa.
Olga Orozco
Olga Orozco nació el
17 de marzo de 1920 en Toay, La
Pampa. Olga adoptó como apellido literario el de su madre; su
padre, siciliano de Capo d' Orlando, se llamaba Carmelo Gugliotta; su madre era
Cecilia Orozco, nacida en San Luís.
Del ambiente familiar
y de los campos y bosques que explotaba su padre- guardaba entrañable memoria.
Constituían el paraíso de la infancia. Sus primeros años transcurrieron entre
aquella población y Buenos Aires. En 1928, la familia se trasladó a Bahía Blanca
donde la niña se aficionó al mar. En 1936 se instaló en Buenos Aires y aquí se
recibió de maestra. En la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires conoció a
Daniel Devoto, a Eduardo Jorge Bosco y, más tarde, a Alberto Girri, poetas y
amigos muy queridos. Pronto trabó amistad con Norah Lange y Oliverio Girondo,
animadores de un círculo literario y festivo en el cual se vivía y se cultivaba
el surrealismo. En 1940 integró el grupo que colaboraba en Canto, una de las
revistas de la generación del 40. En esta época, Olga hacía comentarios sobre
teatro clásico español y argentino en Radio Municipal en un ciclo destinado a
ese tipo de obras. Formó parte de un grupo de radioteatro, se convierte así en
actriz radial entre 1947 y 1954 con el personaje Mónica Videla. Trabajaba
también en Radio Splendid en la compañía de Nidia Reynal y Héctor Coire.
En los 60 trabajaba
como redactora en la revista Claudia. -"Los poetas que tuvieron influencia sobre
mi -señala- fueron San Juan de la
Cruz , Rimbaud, Nerval, Baudelaire, Milosz, Rilke.- Su primer libro,
Desde lejos (1946), Las muertes (1952), Los juegos peligrosos (1962), La
oscuridad es otro sol (1962), Museo salvaje (1974), Cantos a Berenice (1977),
Mutaciones de la realidad (1979), La noche a la deriva (1984), En el revés del
cielo (1987), Con esta boca, en este mundo (1994), espléndido conjunto de
refinada calidad literaria. En los 90 muere su esposo, el arquitecto Valerio
Peluffo (estuvieron unidos durante veinticinco años). El 17 de noviembre de 1995
presenta en Toay y en su casa "También luz es un abismo". El 28 de noviembre de
1998 recibe en Guadalajara el VIII Premio de Literatura Latinoamericana y del
Caribe Juan Rulfo.
"Viajó por países de
la América hispánica.
Una beca del Fondo Nacional de las Artes le permitió, durante nueve meses,
recorrer España, Italia, Francia y Suiza. Trabajó en el periodismo utilizando
numerosos seudónimos, respondió a consultas sentimentales y a cálculos
astrológicos, mientras se iban acumulando distinciones y homenajes: el Primer
Premio Municipal de Poesía, el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para
la Poesía , el Premio
Municipal de Teatro por una pieza inédita titulada Y el humo de tu incendio está
subiendo; el Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes, el Premio Esteban
Echeverría de Poesía, el Primer Premio Nacional de Poesía, el Gran Premio de
Honor de la SADE ,
la Láurea de Poesía de
la Universidad de
Turín, el Premio Gabriela Mistral, otorgado por la OEA , el Premio Juan Rulfo.
Sus poemas - muchos de
ellos recogidos por La Nación - atraían a
poetas de las nuevas generaciones, que con frecuencia en homenajes y recitales
rodeaban a Olga y la aclamaban, atraídos por sus textos, sin duda, pero también
por su seductora personalidad y hasta por su sola presencia. Leía
inmejorablemente y, gracias a esa virtud, sus recitales resultaban espectáculos
que encendían el entusiasmo del público. Emanaba de Olga Orozco una fuerza
irresistible. Poseía una inteligencia sutil y sabía explayarse con lirismo y
ternura. No era la suya una fantasía embrollada y caprichosa; su intelecto
limpiaba y ordenaba la imaginación dotándola de esa ejemplar armonía propia del
arte destinado a perdurar. Su obra, traducida a varios idiomas, es una preciosa
conquista argentina para todas las letras hispánicas. Queda ahora cerrada, pero
al mismo tiempo se abre a los múltiples goces de futuros lectores".(1)
Falleció el 15 agosto de 1999 a los 79 años como consecuencia de una
afección circulatoria, sus restos se encuentran en un cementerio privado de
Pilar, provincia de Buenos Aires.
“Orozco murió en el
sanatorio Anchorena, de la
Capital Federal , donde había sido internada dos meses antes y
sometida a varias operaciones. Siendo una de las principales exponentes de la
poesía latinoamericana, la escritora siempre optó por un perfil bajo y prefirió
que no trascendieran sus problemas de salud. A poco de conocerse su
fallecimiento, numerosos intelectuales la recordaron. Así, Horacio Armani
subrayó su afán por "alejarse de la versificación tradicional". Por su parte,
Cristina Piña dijo que su obra "trasciende influencias". Y Antonio Requeni se
refirió a ella no sólo como a la poeta más importante del país, sino "del idioma
español”.(2)
Toda
su obra gira en torno del tema de la muerte y la soledad, que ha sabido expresar
con una gran intensidad dramática. Lo más importante de su producción se
encuentra en los poemarios. En general, el uso del versículo le permite
desplegar una imaginación visionaria, suntuosa de figuras, al servicio de una
serie de temas constantes: la evocación idealizada del paisaje nativo (la
llanura pampeana), la infancia en tanto paraíso perdido, la adolescencia como
edad de los descubrimientos, la memoria como tesoro poético donde el tiempo
puede recuperarse y solventar las asechanzas de la muerte. La poesía francesa
posterior al surrealismo y la poesía narrativa norteamericana le valen para
organizar un lenguaje muy personal y un mundo cerrado, melancólico, sofocante y
voluptuoso a la vez.
Sus poemas atraían a
poetas de las nuevas generaciones, que con frecuencia en homenajes y recitales
rodeaban a Olga y la aclamaban, atraídos por sus textos, sin duda, pero también
por su seductora personalidad. Leía inmejorablemente y, gracias a esa virtud,
sus recitales resultaban espectáculos que encendían el entusiasmo del público.
(1),(2) - Diario La
Nación - autor Jorge Cruz - fecha 17.08.1999
◦
Falleció el 15 agosto de
Entre perro y lobo

Me dividen en dos.
Me engendran cada día en la paciencia
y en un negro organismo que ruge como el mar.
Me recortan después con las tijeras de la pesadilla
y caigo en este mundo con media sangre vuelta a cada lado:
una cara labrada desde el fondo por los colmillos de la
furia a solas,
y otra que se disuelve entre la niebla de las grandes manadas.
No consigo saber quién es el amo aquí.
Cambio bajo mi piel de perro a lobo.
Yo decreto la peste y atravieso con mis flancos en llamas
las planicies del porvenir y del pasado;
yo me tiendo a roer los huesecitos de tantos sueños muertos entre celestes pastizales.
Mi reino está en mi sombra y va conmigo dondequiera que vaya,
o se desploma en ruinas con las puertas abiertas a la invasión del enemigo.
Cada noche desgarro a dentelladas todo lazo ceñido al corazón,
y cada amanecer me encuentra con mi jaula de obediencia en el lomo.
Si devoro a mi dios uso su rostro debajo de mi máscara,
y sin embargo sólo bebo en el abrevadero de los hombres
un aterciopelado veneno de piedad que raspa en las entrañas.
He labrado el torneo en las dos tramas de la tapicería:
he ganado mi cetro de bestia en la intemperie,
y he otorgado también jirones de mansedumbre por trofeo.
Pero ¿quién vence en mí?
¿Quién defiende de mi bastión solitario en el desierto, la sábana del sueño?
¿Y quién roe mis labios, despacito y a oscuras, desde mis propios dientes?
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