30 septiembre 2008

POEMA DE ANTONIO ORIHUELA. del libro " Aserrando corazones con los ojos "



HAY DÍAS EN QUE LOS PERROS ME SALUDAN,


mentía en la radio una muchacha metida a cantante.


A su lado, en el túnel de lavado,

mientras espero mi turno,

se ha acercado un perro que lleva al cuello

una gruesa cuerda,

rota a dentelladas,

de la que cuelga una cadena.


No apoya una de las patas traseras,

cicatriza allí, a lametones,

una vieja herida mal curada.


Le sangran las almohadillas

y camina, vacilante y triste,

hasta el agua de los difusores

de la máquina lavacoches.


_ Hay días en que los perros me saludan

y yo creo en el amor,

sigue cantando

la criatura de la radio.


No creo que hoy sea uno de esos días,

pero mira, Daniel, el túnel de lavado

no sólo sabe cantar El Sutra del Diamante,

también apaga la sed de los esclavos.


Hay días en que los perros me saludan,

en nuestro triste siglo,

con lecciones como ésta,

por si nos cansamos un día

del triste papel de observadores.
Foto de : Bärbel Schlosser

Poema de Rafael Delgado. Del libro " Chaturanga "


LOS VICIOS DEL GAMBITO KIESERITZKY

Veo los ojos aterrados del hambre


la guerra y la miseria.


Veo la triste mirada de un niño;


una mujer en su tristeza.


Veo miradas de dolor


y más miseria... ( que siquiera sospecho)


Veo mi -NO- a la violencia,


mi forma de detestar la guerra!
Foto de : Cesar Quijada

Poema de J.M. García Hernández. Del libro " Amor y Tierra "



Yo seguiré fiel a tu reclamo

cuando en las noches con luna

oiga el latir de tu carne.


Y ahora la noche está casi tranquila,

como el pecho de una madre,

llena de estrellas de leche

que alumbran a mis ojos exiliados

y adornan el camino hacia tu todo.
Foto de : Toñi Grimalt

29 septiembre 2008

Poema Visual de Julia Isasi Martínez




DESPUÉS DE LAS CARICIAS, QUEDAN HUELLAS...

Poema de Aurelio Gonzalez Ovies del libro " LA HORA DE LAS GAVIOTAS "

A veces esta casa me entristece

cuando cae la noche.

Tus vestidos colgados en la percha,

esta silla con restos de tu cuerpo,

nuestra cama...

No sé por qué, amor mío, tengo el presentimiento

de estar amando en balde

o de comprarte un ramo de ahoras los fines de semana.

Vale más que dejemos de hacer nuestras las cosas,

de escribirnos las fechas

detrás de esos momentos en que somos felices,

de regalarnos libros.

Mismamente este cuarto me llena de abandono

cuando antes de dormir me das un beso

y me quedo mirando tus ojos que se apagan,

tus cuadros, esas fotos, tus zapatos mojados,

tu colección de botes de perfume.

Mismamente esta hora se me queda tan larga

cuando el tiempo es tan corto,

que empiezo a perder ya lo que aún no he perdido:

tu nombre pasajero, tus labios pasajeros,

tus collares, tus cartas, tus muñecas, tu sitio.




Foto de Tomas Mayral

Poema de Nieves Granero Sánchez



Amor en montes –


En una copa/papel vuelco los montes
para beberla a sorbos

dónde estará el tomillo
que el viento recoge en sombras
y siembra en luz

los espinos hieren
los tobillos sangran
únicas humedades para el secano

piedras quebradas por contrapuestos
se abren al sol

el tomillo tiraniza
los sentidos extraviados

mojo mis manos en manzanillas
huidizas
sus tallos se resisten
a la navaja homicida de matas
exceden las manos
huele la piel
pelo y cintura
el vientre fugaz huele
manzanillas del monte

y el tomillo se agita con el viento
se alborota y encela
intenta manzanillas
desde las sombras
que juega el aire entre piedras
vulneradas.

Poema de Pedro Javier Martín Pedrós.Del libro " Travesía Interminable "





Voy de paso por las calles
que me fueron haciendo
y no encuentro la luz del pasado.
Quiero recoger las notas musicales
de la venta ambulante y
no traigo bolsillo ni alforja.
Mi ciudad no la encuentro
y mis vecinos no me saludan.
Los adoquines murieron
y los taberneros
arrancaron las viñas.


Foto de Eliseo Gutiérrez

PARA QUE LA POESIA. Pablo Mora






Para qué la poesía
Pablo Moramoraleja@telcel.net.veProfesor Titular, Jubilado, UNETSan Cristóbal, Táchira, Venezuela




Para mantener abierta la palabra
Para reinar sobre la muerte
Para revivir cada día
Para sentir junto con los otros
Para sacar la flor de las cenizas
Para vigilar mientras todos duermen
Para que le sirvan
Para apuntalar el sueño
Para servirse
Para alimento espiritual
Para unir lo posible con lo imposible
Para salvar del diario morir
Para hacer más vivo el vivir
Para la Poesía y la Verdad
Para la vida
Para transformar la vida
Para limpiar cuando el poder corrompe
Para cambiar la vida
Para alentar todas las otras formas
Para la fidelidad al relámpago
Para la memoria de los pueblos
Para la salvación del hombre
Para el asombro antiguo
Para un no sé qué
Para descubrir los secretos del mundo
Para llevar el infinito a cuestas
Para salir a la percepción de la mirada
Para alumbrar la maravilla
Para todos y por todos
Para despertar a latigazos el silencio
Para defender el milagro de la vida
Para amar a los otros


Para hacer más vivo el vivir



El poeta moderno habla desde la inseguridad. No tiene más asidero que la vida. Seguramente una voz queda le dice en los adentros: La época de las causas ya terminó. Ya no puedes aferrarte a religiones, ideologías, movimientos, ni siquiera literarios. Se acabaron las banderas. Pero este desengaño lo libera para luchar en otra clave por lo que religiones, ideologías, movimientos dicen defender: lo religioso, lo humano, lo valedero.
Esa voz, que parece la del nihilismo, podría ser más bien la voz de la vida que desea recuperarnos.
¿Qué se espera de la poesía sino que haga más vivo el vivir?(Rafael Cadenas).

Foto de Ligia Clelia Silveira Pennacchio Gerez

Waclaw Wantuch Erotic Photos


Exaltación del amor fisico en el arte

28 septiembre 2008

Poema de Antonio de Padua



La Isla.


Cuando el sol inunda las entradas de mi casa

sé que estás a mi lado

porque tu piel de él forma parte,

hueles a papeleria antigua, de otros tiempos,

a lápiz de madera y grafito,

en tu alma ecológica recoges a pobres diablos

y con mano izquierda lirios azules,

besas a los amigos con tu boca poderosa

y a los hombres,con la mirada.

Siempre creo que formaste parte de mi vida

y jamás te he vivido,

como naúfrago solitario te espero

agarrado a la madera de lo poco que me queda:

unos cuantos poemas,

cinco corbatas y mis libros preferidos,

no sé si existes tú,

isla María,

en mis versos o en mi deseo,

pero hoy tu nombre se hace agua en mi boca

y a diario lo pronuncio,

volver a soñar con imposibles a tu lado,

pasear por las ciudades enlazados

y que en los hoteles nos conozcan por señores amor.

Si algún dia te puede la nostalgia

en el borde del mar búscame,

siempre te espero en la arena,

allí donde nace el infinito.
Foto de RaulNavas

..

Katie Melua - I Cried for you

ACONSEJO LEER EL POEMA DE ANGELA SERNA CON ESTA MUSICA.









Poema de Angela Serna. del libro " de Eternidad en eternidad "

HOY HE HECHO EL AMOR


con la palabra amor.

He despertado abrazada

a la palabra amante.

Hoy me he estremecido

en brazos de la palabra abrazo

y he degustado placeres

cabalgando a la grupa

de la palabra cópula.

Por fín, hoy me ha penetrado

el grito del silencio.

Hoy el verbo se ha hecho carne en mí, y he

reconocido su tacto

al contacto con mi piel.

Poema de Pedro del Pozo. Del libro "Todas las puertas abiertas"




Toda Esta Luminosidad

como viento cálido

ahora que nadie llama a la puerta

y el sol permanece apartado-

toda esta luminosidad áspera

y su delicado sabor a inmensidad-

toda esta luminosidad de

aquí estamos otra vez y no nos
iremos fácilmente-
Foto de ana piris

Poema de Alfredo Cuervo Barrero. Queda Prohibido.

Aclarando la autoría de un poema.



“Queda prohibido” no es de Neruda



Hoy al revisar los comentarios de mi blog, uno me ha llamado la atención en especial. El mismo se ha realizado en esta entrada y hace referencia a la autoría del poema. El comentario lo pueden ver aquí, pero se lo reproduzco a continuación:
Hola buenas tardes. Les envío este E-Mail en relación con un poema que tienen ustedes publicado en su página web, se titula Queda Prohibido y aparece atribuido a Pablo Neruda. Decirles que este poema pertenece a Alfredo Cuervo Barrero, lo tienen ustedes publicado en la página www.deusto.com desde hace algo más de tres años. Les estaría agradecido si me enviaran la fuente de la cual lo han sacado ya que por varias zonas de Internet aparece atribuido a Neruda.
Como prueba de mi autoría aquí les envío los siguientes puntos.
1º) El poema Queda Prohibido está inscrito en el registro de Propiedad Intelectual de Vizcaya a nombre de Alfredo Cuervo Barrero. Número de inscripción BI -13- 03.
2º) La fundación Pablo Neruda de Chile ha negado que este poema pertenezca al poeta, puede corroborarlo enviándoles un E-Mail en su página Web.
3º) Queda Prohibido fue publicado por primera vez en Internet el 23 de Julio de 2001 en la página deusto.com, un poco extraño que siendo un poema “ tan hermoso de Pablo Neruda‿, como se ha comentado en ciertas páginas, no halla ni una sola Web con el poema publicado antes de dicha fecha.
De todas formas la poesía que circula en dichas páginas no es la original, sino una copia amputada de la misma. Aquí se la envío completa por si es de su agrado y desea publicarla en su página.Sin más un saludo.
Alfredo Cuervo Barrero ( fredi@euskalnet.net)









Queda prohibido



Queda prohibido llorar sin aprender,

levantarte un día sin saber qué hacer,

tener miedo a tus recuerdos

Queda prohibido no sonreír a los problemas,

no luchar por lo que quieres,

abandonarlo todo por miedo,

no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,

hacer que alguien pague tus dudas y mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,

no intentar comprender lo que vivieron juntos,

llamarles sólo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,

fingir ante las personas que no te importan,

hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,

olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,

no creer en Dios y hacer tu destino,

tener miedo a la vida y a sus compromisos,

no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte,

olvidar sus ojos, su risa, todo,

porque sus caminos han dejado de abrazarse,

olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,

pensar que sus vidas valen más que la tuya,

no saber que cada uno tiene su camino y su dicha

Queda prohibido no crear tu historia,

dejar de dar las gracias a Dios por tu vida,

no tener un momento para la gente que te necesita,

no comprender que lo que la vida te da,

también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,

no vivir tu vida con una actitud positiva,

no pensar en que podemos ser mejores,

no sentir que sin ti este mundo no sería igual.

27 septiembre 2008

Poema de Mario Benedetti





¿Qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de paciencia y asco?

¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?

también les queda no decir amén

no dejar que les maten el amor

recuperar el habla y la utopía

ser jóvenes sin prisa y con memoria

situarse en una historia que es la suya

no convertirse en viejos prematuros



¿qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de rutina y ruina?

¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?

les queda respirar / abrir los ojos

descubrir las raíces del horror

inventar paz así sea a ponchazos

entenderse con la naturaleza

y con la lluvia y los relámpagos

y con el sentimiento y con la muerte

esa loca de atar y desatar



¿qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de consumo y humo?

¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?

también les queda discutir con dios

tanto si existe como si no existe

tender manos que ayudan / abrir puertas

entre el corazón propio y el ajeno /

sobre todo les queda hacer futuro

a pesar de los ruines de pasado

y los sabios granujas del presente.

Poema de Rafael Alberti


LOS ÁNGELES MUDOS


Inmóviles, clavadas, mudas mujeres de los zaguanes

y hombres sin voz, lentos, de las bodegas,

quieren, quisieran, querrían preguntarme.

-¿Cómo tú por aquí y en otra parte?

Querrían hombres y mujeres, mudos, tocarme,

saber si mi sombra, si mi cuerpo andan sin alma

por otras calles.

Quisieran decirme:

-Si eres tú, párate.

Hombres, mujeres, mudos, querrían ver claro,

asomarse a mi alma,

acercarle una cerilla

por ver si es la misma.

Quieren, quisieran...

-Habla.Y van a morirse, mudos,

sin saber nada.
Foto de El-Viejo

POEMA DE HERME G. DONIS



Bio-bibliografía


Herme G. Donis nació en Villalón de Campos (Valladolid) en 1951, aunque desde su infancia se encuentra ligada a Asturias.Codirigió la revista de literatura Hydra (1973-1976) y la colección poética Cuadernos de Cristal (1982-1991). Asimismo, ha coordinado el suplemento cultural semanal “Jueves Literarios” (1982-1985) del periódico local “La Voz de Avilés”.Ha publicado los libros de poesía Catón de infancia (Avilés, 1983), Marginalia urbana (Oviedo, 1986), El fuego desvelado (Madrid, 1987), Mientras el tiempo pasa (Mieres del Camino, 1989), Peregrinas andanzas (Gijón, 1997), libro seleccionado para el Premio Nacional de Poesía, 1998 , y Vida y memoria (Antología 1983-2002). Ha sido incluida en varias antologías.Actualmente reside en Madrid, donde colabora asiduamente en diversos diarios y revistas especializadas en literatura.










NADIE


Quizá haya sido alto, rubio, libre,

quizá moreno, torpe y orgulloso como un Cíclope,

quizá un hombre sin patria, sin edad,

quizá un sueño, una sombra que desde siempre

vaga por los puertos en un ir y venir


más eterno que el mar y mira con tristeza

el horizonte del que surgen los barcos

que llegan de otros pueblos, que traen

costumbres de geografías distintas,

la luz y la angustia de quien vivió

por tantos mares luchando por salvar


y salvarse, por abordar costas

deseadas, días felices sin retorno.

Quizá este marinero viejo y cansado

que en un puerto cualquiera

se acerca despacio a pedir

tabaco a los turistas

sea quien dice cuando al conseguir

un cigarro enseña una moneda

de cincuenta dracmas

con la efigie de Homero,

y salpicada de jergas balbucea

la historia increíble

de que fue ese cabrón quien le hizo

volver con Penélope:

Estaba contento cuando me sentía

más pequeño que un guijarro

frente a las tempestades, nadie,

mas me subleva ser nada aquí en tierra,

ahogarme en el vaso de vino que bebo cada día.

Nosotros sonreímos, le damos más tabaco

y nos alejamos con la anécdota

bien anclada a los recuerdos del viaje.

Pero entre la realidad y los sueños,

algunos días creo que esa moneda

con la efigie de un anciano

que guardo entre mis cosas

me la dio el propio Ulises.

Sus ojos eran nostalgia.

En la orilla, sin la esperanza de otro naufragio,

el clamor del mar los devoraba.

de Peregrinas andanzas, Llibros del Pexe, Gijón, 1997
Foto de Toni Grimalt

26 septiembre 2008

Relato de María Engelmo Maestre

SALVADOR PAZ

ANEMONA.


Soñaba con que algún día su escueto cuerpo y su canija personalidad ilustraran el periódico local. El motivo era lo menos importante, salvar a algún huérfano de entre las llamas, encontrar alguna ilustre joya extraviada....daba igual porque él creía que la popularidad le regalaría ese trabajo que buscaba hacía meses. Llevaba tanto tiempo sin una ocupación remunerada que había olvidado el placer de estrenar una corbata. Recordaba con nostalgia las tediosas mañanas en el almacén, embalando, etiquetando, barriendo, el desayuno a las diez en punto en la cafetería de la esquina con los compañeros, todos vestidos iguales, con esas inconfundibles batas grises. Y por una broma caprichosa del destino su bobalicona sonrisa se coló, no en todos los hogares de la ciudad, sino del país. Una sonrisa que pretendía disculpar su intromisión, porque jamás de los jamases, él, Salvador Paz, hubiera querido irrumpir de esa manera. Y ahora, sentado en un camastro maltrecho, meneaba la cabeza que escondía entre las manos incrédulo de lo que se le avecinaba.
Todo comenzó dos días atrás cuando, como de costumbre, bajó al kiosco a comprar la prensa. Recorrió mecánicamente el camino de vuelta a casa, subió las oscuras escaleras que tanto le deprimían, abrió la puerta, esa que siempre chirriaba y siempre, en el momento de empujarla se proponía engrasar. Fue directamente a la cocina y con el periódico bajo el brazo, sin soltarlo, preparó café. Eran las diez menos diez, porque después de tantos años haciendo lo mismo, no concebía desayunar más que a las diez en punto... Hasta ahí todo iba bien, o mejor dicho nada le hubiera hecho pensar que ese fuese un día distinto a los demás. Se sentó a sorber su café y pasando las páginas rápidamente, ojeó los titulares hasta que llegó a los anuncios por palabras que era en realidad lo único que le interesaba desde que perdió su empleo, su empleo desde hacía más de veinte años. Sus ojillos miopes recorrieron ávidos las ofertas, acodado en la mesa y con la taza suspendida en el aire. Durante los pocos minutos que dedicaba a esa tarea parecía detenerse el tiempo, dejaba de oír los sonidos callejeros y si el timbre hubiese sonado ni siquiera se habría dado cuenta. Era el momento del día que requería toda su atención, toda su concentración. “Se precisa aprendiz de carpintero menor de 25 años. Interesados contactar con Arturo en el 966 452 776.” No servía, hacía mucho que había rebasado esa edad. “Seleccionamos personal con experiencia en informática para empresa de telecomunicaciones. Enviar currículum al apdo.254.”¿Y qué entendía él de ordenadores? Siguió leyendo un sin fin de anuncios y ninguno parecía hecho para él, aunque estaba dispuesto a aceptar cualquier cosa, cualquiera. Sólo necesitaba una oportunidad para demostrar su valía. “Particular busca jardinero para exteriores e invernadero. Horario de mañanas, bien remunerado. Srta. Ana. 967 844 500.” ¿Jardinero? Tras los gruesos cristales sus pupilas se iluminaron. Sí, podría servir. De pequeño so
lía ayudar a su madre con las macetas del patio, y por supuesto, no confundía un geranio con ninguna otra planta. Tenía que intentarlo, tenía que salir urgentemente de esa condición de parado que le obsesionaba, le impedía dormir, y sobre todo,







Foto de Sandra Victoria Placci



estrenar una corbata roja, flamante, de esas que hacían volverse de envidia a los transeúntes.
Se puso su gastada chaqueta y salió dispuesto a convencer a la señorita. Ana de que él era el hombre que estaba buscando, trabajador, educado, honrado y puntual. 967 844 500. Señorita Ana, señorita Ana, su salvadora. A la vuelta de la esquina le esperaba un teléfono público, y al otro lado del hilo un trabajo. Con su primer sueldo entraría en la mejor camisería de la ciudad y sin reparar en costes se equiparía con ropa elegante, para luego ir a cenar a un buen restaurante. Cruzaría la puerta con la cabeza alta, contoneándose un poco y todos se fijarían en su corbata, y en su sonrisa confiada se notaría que no era un don nadie, que su buena posición le permitía sentarse a la mesa y ser tratado con el mayor respeto. ¿Llevaría monedas suficientes? Su poder de persuasión exigía ante todo muchas monedas. 967 844 500. 967 844 500. 967 844 500. El teléfono estaba ocupado y hacía un poco de frío pero él no se daba ni cuenta. Estaba absorto en sus pensamientos y aguardó su turno, algo impaciente y sin dejar de darle vueltas a lo que le diría a la señorita Ana. Su tono de voz no debía delatarle. Sólo pediría información, sin dejar que ella notara que ese empleo le era vital. 967 844 500. 967 844 500. La cabina quedó libre y se precipitó dentro sacando del bolsillo un montón de calderilla. Con mano temblorosa marcó el número aprendido de memoria y esperó ansioso retorciendo el cable entre los dedos. Señorita Ana, señorita Ana, ¿dónde está usted, señorita Ana? Nadie contestaba y tuvo que teclear el número varias veces, cada vez más nervioso. Al fin alguien descolgó al otro lado.
_ Señores de la Torre, ¿dígame?
_ Buenos días, quisiera hablar con la señorita Ana, por favor._ Intentó que sonara de la manera más neutra posible, aunque temblaron sus palabras.
_ ¿Me da su nombre, si es tan amable?_ La voz masculina parecía hablar mecánicamente, como si estuviera habituada a responder al teléfono, pero con la seguridad de que nunca sería para él.
_ Estoy interesado en el empleo que ofrecen.











Foto de J.L. DIZ

Mi nombre es Salvador, Salvador Paz
_ Un momento, por favor, enseguida la aviso.
La espera se le hizo interminable. Veía desaparecer las monedas, una a una, y daba vueltas a las que le quedaban en la mano con desesperación. ¿Por qué no acudía nadie a contestarle? Quizás el puesto ya estuviera ocupado y simplemente no pensaba responder esa Ana.
El mayordomo la encontró en el despacho, tarareando mientras descorría las cortinas y abría las amplias ventanas. Sus movimientos eran bruscos, nerviosos, como si tuviera prisa o pensara en lo que haría inmediatamente después.
_Señorita Ana, le llama por teléfono el señor Paz.
_Gracias, lo cogeré aquí _ contestó descolgando el aparato de encima del escritorio.
_ Ana al teléfono. Buenos días.
_Buenos días_ Sonó como un suspiro de alivio.
_ ¿Tiene usted experiencia como jardinero?_ La impaciencia de la pregunta era evidente.
_ ¡Oh, sí! Soy un amante nato de las plantas, las entiendo y ellas me entienden a mí. Sé de los cuidados que precisan cada una de ellas, yo...
_ Bien, _ le cortó la voz._ ¿para cuando podemos concertar una entrevista? Sería posible mañana mismo?
_ Por supuesto. ¿A que hora le viene bien?_ Se dio cuenta que estaba dando a entender su urgencia, pero ya nada podía hacer.
_ A las diez en la calle Velásquez, 7.
_ Si, está bien.
_ Hasta entonces pues._ Y colgó.
Se quedó inmóvil unos segundos con el ceño fruncido analizando la breve conversación. Suspiró preguntándose qué tipo de mujer sería aquella. ¡Qué carácter, Dios! Pero había conseguido una entrevista, y durante ese encuentro aquella señorita Ana no se resistiría por muy cortante que se hubiese mostrado. No permitiría que ese jardín se le escapase de entre las manos.
En la mansión de los de la Torre, Ana, la única hija del matrimonio, soltó el auricular que había mantenido sujeto con el hombro durante el diálogo mientras arreglaba un ramo de flores sobre la mesa del escritorio de su padre. Llevaba unos pantalones ceñidos que le favorecían y una camisa blanca anudada a la altura de la cintura. Estaba algo manchada de tierra, pues había cortado las rosas ella misma, pero eso no hacía disminuir su atractivo. A sus veintitantos, casi treinta, parecía una adolescente feliz y sin complejos. Desde que su madre muriese ella se había encargado de esos pequeños detalles que hacían la casa más acogedora. Estaba algo alterada pues esa noche se celebraba una transcendental cena a la que asistirían importantes personalidades. Llevaba días supervisando los preparativos. Por regla general era una mujer de risa fácil y charla amena e interesante, por lo que su padre valoraba mucho su presencia en sus reuniones sociales. Su aspecto agradable y sus exquisitos modales la habían convertido en imprescindible para que todo marchase bien y sus invitados se sintieran realmente a gusto. Pero esa mañana se encontraba alterada y le dolía un poco la cabeza.
¿Qué aspecto tendría? Se preguntó Salvador. A juzgar por su voz probablemente llevara unas gafas en la punta de su nariz aguileña, el pelo recogido en un moño, gris, del mismo color que su vestido abotonado hasta el cuello. ¡Y de qué manera le quitó la palabra cuando intentó responderle! Era de suponer que se trataba de una solterona amargada por los años de soledad, que se complacía a su vez en amargarle la vida a cuantos la rodeaban. Probablemente el ama de llaves. La típica ama de llaves de las películas antiguas. Sin darse apenas cuenta llegó al portal, subió a grandes zancadas las escaleras, volvió a abrir la puerta aunque esta vez ni advirtió el molesto chirrido. Se sentó frente a la taza de café helado, y bebió un trago que escupió inmediatamente. Esa mujer le había arruinado el desayuno del día y el del día siguiente también ¿Qué edad tendría? ¿Alrededor de los cuarenta? Sí, cuarenta y tantos, una edad fatal para cualquier mujer y especialmente para una soltera, por que al traspasar la terrible barrera de los cuarenta pierden toda esperanza de encontrar marido, se vuelven agrias, irascibles, gruñonas, y lo que es peor aún, desengañadas de todo. Y al llegar ahí el hilo de sus pensamientos, una mana huesuda, la de la señorita Ana, le estrujó el corazón. ¿Y si le pedía informes? Si de sus labios finos y crueles salía un “sus informes”, ¿qué pasaría? ¡Ah! La señorita Ana no tenía ni idea de la cantidad de recursos que ocultaba en la manga. Le hablaría amablemente, le convencería de sus excelentes cualidades para el puesto, y no le cabría otro remedio que darle una oportunidad. Tomó un trago de café frío para calmarse, pero no conseguía apartar de la mente a la desagradable señorita Ana, esa mujer arpía, ya le enseñaría él buenos modales, algo que desconocía totalmente. Pasó el resto del día encerrado en casa mascullando a media voz mientras hacía sus quehaceres. Y al acostarse tuvo un sueño entrecortado, plagado de pesadillas y sobresaltos, por lo que por la mañana estaba tan crispado que se cortó varias veces al afeitarse.
Mientras esto pasaba en casa de Salvador, Ana se desperezaba en su dormitorio del piso de arriba esperando que le subieran el desayuno. Recordó la espléndida cena de la noche anterior. No podía haber ido mejor. La comida fue exquisita, la mesa adornada con gusto y la charla animada durante toda la velada. Y lo mejor de todo, conoció a un joven empresario que se deshizo en halagos durante todo el tiempo. Esperaba volver a verla pronto, o al menos eso dijo al despedirse mientras su padre lo aprobaba con un movimiento de cabeza. Llamaron a la puerta y llegó la sirvienta con su desayuno. Eso le hizo volver al presente y recordar sus obligaciones, entre otras entrevistar al nuevo jardinero, al que ya había decidido contratar, al menos por unos meses. Los hierbajos se estaban adueñando de la parte baja del jardín y ella no podía contenerlos sola por más tiempo. Le daría la oportunidad de trabajar para ellos durante un período de prueba. Saltó de la cama cuando vio lo tarde que era. ¡Ese señor debía estar al llegar!
Se afeitó y vistió lo mejor que le permitía su condición de parado y voló escalaras abajo. Eran las nueve y media y tendría que atravesar la ciudad en autobús, ya que la dirección a la que se dirigía se encontraba en una zona residencial a las afueras de la ciudad. Se sentía cansado por la vigilia, tenía el estómago revuelto y estaba muy


Foto de Adolfo Díaz Matute

malhumorado. Cruzó la calle con tanta prisa que a punto estuvo de ser atropellado por una moto
_ ¡Atontao!_ Le espetó el conductor, a lo que Salvador respondió con el puño amenazante. Este incidente contribuyó a que su excitación aumentara de tal manera que le temblaba todo el cuerpo. Ya en la parada no dejaba de mirar el reloj cada pocos minutos. Su cabeza era un torbellino de sentimientos mezclados, se pellizcaba las manos, se mordió el labio hasta hacerlo sangrar, y se le cayó de las manos el paraguas varias veces. No podía llegar tarde, eso causaría una muy mala impresión. El reloj marcaba las diez menos veinte cuando el coche de línea se detuvo en la parada. Subió atropelladamente sin aguardar su turno, lo que le supuso comentarios desagradables por parte del resto de los que allí esperaban. Era como si al subir el primero fuese a llegar más temprano. Tomó asiento y el autobús comenzó cansinamente su recorrido. ¿Y si esa bruja pretendía que trabajase durante doce horas? No le permitiría abusar así de él por el hecho de que ese trabajo le fuera imprescindible. Quería trabajar en condiciones similares a las de cualquier ser humano. No consentiría que le pagase menos de lo que le correspondiese, sería muy propio de ella no hacerle contrato, pagarle un salario ínfimo y encima obligarle a permanecer agachado de sol a sol sobre sus odiosos rosales.
Ana se duchó rápidamente y se recogió el pelo en un moño desordenado, con mechones colgándole a los lados que le favorecían. Se vistió con un trajecito floreado en tonos rosas y malvas que dejaba ver sus rodillas, por que aunque el día amaneció gris no hacía frío y se sentía alegre. Las diez menos diez. Más valía que se aligerase.
Las diez menos diez. En ese momento se encontraría preparando café dispuesto a saborearlo a las diez en punto junto con la prensa. La hora del desayuno era sagrada y esa odiosa mujer no lo había tenido en cuenta. ¡Ah! Esa mujer odiosa pretendía, incluso, no dejarle desayunar. Gruñeron sus tripas ante este pensamiento, dándole la razón. Ya le diría cuatro verdades a esa explotadora. La haría callar y tragarse todas sus groserías, esa vieja bruja, esa negrera no sabía con quien se las tenía que ver. No conseguiría someterle, a él no. Y así llegó a la calle Velázquez. Bajó a de un salto, sudando, en parte por llevar la chaqueta puesta, en parte por que su estado de nerviosismo le acaloraba. Atravesó la verja del número diecisiete a las diez y dos minutos, para ya no le importaba llegar tarde. Su paso era rápido y seguro, su ceño fruncido y apretaba las manos contra la empuñadura del paraguas que mantenía cerrado a pesar de que empezaba a lloviznar. Recorrió el camino hacia la entrada principal sin percatarse de los macizos de flores, los setos recortados con gusto y los inmensos árboles que sombrearían el jardín deliciosamente en verano.
Dentro de la mansión ella bajaba las escaleras canturreando y dio los buenos días al mayordomo cuando se cruzó con él. Como cada mañana se dirigió al despacho de su padre para darle un beso, y al cerrar la puerta tras de sí sonó el timbre.
_ Abriré yo misma._ Dijo al mayordomo que ya se aproximaba.
Y subió los escalones que precedían al portón y en su precipitación tiró una maceta cuajada de hortensias. Apretó el timbre con furia. Esa Ana no volvería a denigrar a nadie, no volvería a tener trabajadores en condiciones infrahumanas, no volvería a violar los derechos de nadie, no, no, no, no
Se abrió la puerta y apareció una mujer joven con una amplia sonrisa pero él ni se percató de ello.
_ Buenos días_ saludó cordialmente
_ ¿Es usted la señorita Ana?_ Los ojos iban a salírsele de las órbitas. Tenía el pelo revuelto y mojado, y ofrecía un aspecto desastroso.
_ Sí. _ Respondió ella sin dejar de sonreír_ Y usted debe ser Salvador... ¿Se encuentra bien? Pero pase, por favor, está empapado.
El no le dio tiempo a apartarse para dejarle entrar. El desconocido se abalanzó sobre ella y agarrándola por el cuello empezó a apretar y a zarandearla como loco.
_ ¡Mujer corrompida! ¿Quién te crees que eres? ¡No mereces vivir! ¡No mereces vivir! ¡Haré un favor a la sociedad! ¡Te mataré, te mataré te mataré!_ Y sin dejar de sacudirla apretó y apretó con toda la furia acumulada y contenida desde el día anterior.
La pobre chica ni siquiera se resistió. Sus oscuros ojos miraban al desconocido, sin comprender, y para cuando el personal de servicio llegó alertado por el escandaloso alboroto, ya Ana yacía en el suelo sin vida. Salvador seguía apretando y gritando incongruencias e hicieron falta tres hombres para reducirlo.
El resto sucedió muy deprisa. La policía llego rápidamente y se llevó al agresor a comisaría, que como si no fuese con él, subió al coche dócilmente sin decir palabra. Parecía totalmente ajeno a lo que estaba sucediendo.
En el interior de la casa intentaban reanimar a la víctima sin ningún resultado y todo eran llantos y lamentos. Su padre, se abrazó a ella, destrozado, sollozando como un niño, hasta que al fin la metieron en la ambulancia.
Salvador pasó el resto del día en una celda totalmente confuso, sin entender qué había pasado y qué hacía allí. No conseguía acordarse de nada. Su último recuerdo era que salió de casa, sin desayunar, a entrevistarse para un trabajo.
Al día siguiente, la prensa local y la de todo el país se hacía eco del brutal asesinato cometido en casa del conocido empresario Miguel de la Torre. Su hija había sido estrangulada por un loco, y como Salvador no abrió la boca ni para defenderse ni para dar explicación alguna, por que no la tenía, los periodistas, que no entendieron nada, publicaron la noticia en grandes titulares: SALVADOR PAZ, ASESINO PASIONAL
.

Hanna - Como Un Mar Eterno

24 septiembre 2008

Poema de Lupe García Araya y Pedro Javier Martín Pedrós



Los furtivos del amor me han hecho preso

esta madrugada,

solo me autorizan diez minutos para soñar,

y otros pocos para escribir el manifiesto.

Milito en la guerrilla de

los sentimientos,

soy un extraño de los mapas

y sus ríos de colores.

Me visitan las dudas,

los cruces de caminos,

los abrazos imposibles,

la lluvia en mi rostro.

Quisiera huir cogido de tu mano,

remontar mareas,

los puentes infinitos,

habitar en ti hasta

que nadie me recuerde.
Fotografía de : Hernan

Agradecimiento. De Marisa Serrano



AGRADECIMIENTO

Cuando nos preguntamos ¿somos agradecidos?, la mayoría de las veces respondemos que sí, o más o menos. Creo que contamos la cantidad de veces que damos las gracias a las personas o a Dios (los creyentes) durante el día. Pero eso ¿es agradecimiento? o ¿es una norma de cortesía aprendida y repetida mecánicamente?

Si nos vamos al nivel del pensamiento que, como sabemos, es el que genera las emociones que experimentamos, y éstas atraen las experiencias que vivimos, nos daremos cuenta que cualquier pensamiento de preocupación, si me preocupo por algo es que no controlo la situación y necesito controlar; además de los pensamientos sobre quejas, lamentos, o escasez son pensamientos contrarios a una actitud agradecida, y un pasaporte a la angustia y la depresión.

¿Y cuántas veces pienso en lo que me hace falta para ser feliz? Una pareja, dinero, trabajo, salud, relaciones, etc. Que me quieran… que me comprendan… que me apoyen… Que el mundo a mi alrededor esté controlado, como yo quiero…

Todas estas imágenes mentales están basadas en el “deseo de recibir”. Un simple acto de amor, agradecer por lo que soy, por lo que tengo, por lo que expreso, por lo que me callo, etc. cambia todo el panorama y nos abrimos al sentimiento de dar.


Cuando nos dejamos invadir por los pensamientos de “escasez” de “necesito”, olvido que todo está en mí. Una forma de salir de estas “programaciones mentales” que son aprendidas de la sociedad en qué vivimos es agradecer. Incluso dar gracias por este tipo de pensamientos, porque esta expresión de dar que es el agradecimiento, nos hace contrarrestar toda la negatividad de los patrones citados. Estoy preocupada y agradezco por darme cuenta de que lo estoy y veo que estos pensamientos no me hacen bien, y así procedemos con todos los demás. Cuando lo hago de verdad, cambia mi estado de ánimo, porque el agradecimiento y la aceptación van cogidos de la mano.

Cambiemos juntos el deseo de recibir por el de dar. Agradecer cualquier pensamiento, emoción o acción, es dar. Salimos de la programación y entramos en el camino del corazón, del amor.



Foto de Anna Serrat

Poema de Ángel Poli Carbajosa



Datos biográficos:




Angel Poli Carbajosa nace en Madrid, el 12 de enero de 1964. De padres onubenses, reside en Huelva desde sus primeros años.
Cofundador en 1994, y más tarde presidente, de la Asociación Cultural y Tertulia “Madera Húmeda”, que se reunía en el Púb Ottawa. Como tal se encargó de realizar el prólogo del libro "Madera húmeda : (joven poesía onubense), volumen II" (Huelva : Ayuntamiento, Concejalía de Juventud, 1995) en el que realiza una presentación de los miembros de este Grupo Literario. Y también ha sido antólogo de “Joven narrativa onubense” (Huelva : Ayuntamiento, 200), en el que aparecen recogidos distintos miembros del mismo grupo literario.
Ha participado en numerosas actividades y actos literarios, entre los que destacan:
Recital en el “Lenguaje poético al inicio de un milenio” (Huelva)
Organización de las “Celebraciones poéticas de primavera” (1991, 1992, 1993 y 1994)
Ha dirigido y presentado un programa poético de radio en Huelva (desde mayo de 1993 a mayo de 1994).
Ha publicado:
“Por el espacio amada” (Huelva : El Monte, 1990). Colección: El sur; 5.
“Con amor a destiempo” (Huelva : Diputación Provincial, 1994). Colección: Ora poética; 6.
“El agua del estanque” (Huelva : Diputación Provincial, 2000). Colección “Cuando llega Octubre; 12”
“Zelira” (Sevilla : Junta de Andalucía, Dirección General de Juventud y Voluntariado , 1994). Finalista del IV Certamen de Literatura Juvenil – Poesía - "Gustavo Adolfo Bécquer"
“Estrías de luz” (Lepe : Ayuntamiento, 2000). II Premio de Poesía "Ciudad de Lepe".
“Brújula” (Zaragoza : Ayuntamiento, 2001). Libro compartido.
“Veinte poemas de humor y una canción desafinada” (Loja, Granada, 2003). Mención especial en el premio Artífice.
“Hemisferios” (Loja, Granada). En preparación para 2005.
Está incluido en las Antologías:
“Huelva en la poesía : (antología)” (Huelva : Delegación Provincial de Cultura y Medio Ambiente, 1993)
“Las noches del 1900” (Huelva : Concejalía de la Juventud, 1994)
“Carne Picada : antología clandestina de la poesía onubense contemporánea”. Aullido : Revista de poesía 4/5. Huelva, Diciembre 1999
“Voces del extremo : Poesía y utopía”. (Fundación Juan Ramón Jiménez). Este libro constituye las actas del IV encuentro de poesía crítica y social desarrollado en Moguer en noviembre de 2002.
Invitados: Antología Poética (1995-2003) de “Madera Húmeda", (Huelva : Cacúa, 2003)


Hallarte es intuir


que te he llevado dentro desde siempre,


que te has alimentado de mi,


junto a mis pasos,


que luego aventajaste el curso de mi ser


hasta hacerlo tan infinito que no pudo ceñirte.




Y hoy lo resquebrajas,


lo abres,


y brotas luminosa,


¡Toda vida!


(Acaso no eres más
que emanación de un sueño).
Foto de Eduardo Dios

Contrastes. Museo del Petit- Palais.


Es el Museo de Bellas Artes de la Villa de París.


Situado en torno a un bello patio semicircular, con jardín, el palacio es parecido al Grand Palais. Sus columnas jónicas, gran porche y cúpula replican la de los Los Inválidos al otro lado del río.





Allí recogí la imagen de esta señora, que se acercó a disfrutar de la majestuosidad del entorno.



POEMA DE GIOCONDA BELLI



Yo, la que te quiere


Yo, la que te quiere
Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho.
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere.
Fto de Alison Haltenhof

PARA QUÉ LA POESIA. Pablo Mora






Para qué la poesía
Pablo Moramoraleja@telcel.net.veProfesor Titular, Jubilado, UNETSan Cristóbal, Táchira, Venezuela






Para mantener abierta la palabra
Para reinar sobre la muerte
Para revivir cada día
Para sentir junto con los otros
Para sacar la flor de las cenizas
Para vigilar mientras todos duermen
Para que le sirvan
Para apuntalar el sueño
Para servirse
Para alimento espiritual
Para unir lo posible con lo imposible
Para salvar del diario morir
Para hacer más vivo el vivir
Para la Poesía y la Verdad
Para la vida
Para transformar la vida
Para limpiar cuando el poder corrompe
Para cambiar la vida
Para alentar todas las otras formas
Para la fidelidad al relámpago
Para la memoria de los pueblos
Para la salvación del hombre
Para el asombro antiguo
Para un no sé qué
Para descubrir los secretos del mundo
Para llevar el infinito a cuestas
Para salir a la percepción de la mirada
Para alumbrar la maravilla
Para todos y por todos
Para despertar a latigazos el silencio
Para defender el milagro de la vida
Para amar a los otros



Para salvar del diario morir


Para Sabines la poesía es un “acto gratuito, un misterio tremendo al que hemos buscado durante años en nuestra juventud, en ese encuentro tremendo de las palabras con el misterio de la vida. La poesía es un suceso, un acontecimiento, una ocurrencia de todos los días... como una maldición o como una bendición que nos salva del diario morir... Vivimos una gran soledad, y la poesía como un gesto amoroso, es un puente que tendemos entre una isla y otra isla. La isla de Sara, la isla de Jaime; un puente entre nuestras propias vidas. La poesía no es más que un puente que tendemos entre una soledad y otra”.
Deber, mandato ya del alma, de los dioses, los hombres o las cosas, la poesía, frente a todo individualismo, aboga por la libertad del hecho creador en busca de goce, vida y libertad para la humanidad entera.

Foto de Brujita Cris

23 septiembre 2008

Rincón Abierto. Poema de Toñi Giraldez




rincón abierto.


Pretendemos, con este espacio, dar luz a todas las colaboraciones que lleguen a nuestro blog, para que tengan cabida los que, de una forma u otra, utilizan la palabra escrita para expresar vivencias, sentimientos etc., sin ningún tipo de juicio o crítica previa...




Vinieron al alba de la aurora,

uno con olor de dama de noche,

otro con el rocio del cielo.


Llegaron para embriagar mi vida

de aromas y deseos,

mi ser los sentia latir,

crecian como estrellas en el cielo,

a mi cuerpo no le heria el sufrimiento,

se abrieron como alas de mariposas

para regalar su belleza al volar,

vidas nuevas a un mismo pilar enlazados.


Mis pupilas al verlos sonreir estan enamoradas,

mi alma pongo a sus pies

para andar haciendo camino

para hacer luz en la oscuridad

para dotarme con un premio novel

cuando escucho : ¡¡ MAMA !!
Obra de adolfo de los santos

22 septiembre 2008

VIAJE INESPERADO De la colección " POESÍA EN LA DISTANCIA "















Desde la ventana de nuestro blog, queremos compartir con todos nuestros amigos este segundo libro de la colección “Poesía en la distancia “,así iremos abriendo, poco a poco, las páginas del mismo.










SEGUNDA PARTE
La segunda parte del libro consta de la aportación individual de los autores participantes en el proyecto.






María Magdalena Gabetta


Vivo en Río Tercero, una pequeña ciudad del interior de la provincia de Córdoba en Argentina. Con 59 años recién cumplidos, me considero aprendiz de poeta y aprendiz de escritora. Comencé este aprendizaje no hace muchos años, primero tímidamente y hoy puedo decir que ocupa una parte muy importante de mi vida. Mi ilusión, llegar al corazón de quien me lee. Mi alegría, compartir con hermanos en las letras y en el arte. Mi agradecimiento, al increíble mundo de Internet que hoy me brinda la oportunidad de haber encontrado un maravilloso grupo de poetas, allí y allí; lejos en el mapa pero cerca en el corazón y poder escribir junto a ellos, "en la distancia”.

Actualmente dirige “ Fuego en el Viento”, blog de cuentos y poesías ilustrado con obras de grandes pintores.


Correo electrónico : magdalenagabetta@gmail.com



María Magdalena Gabetta


Ámame como soy




No pidas nada más.




No pidas que cambie.




No lo haré por vos.




No lo haré por nadie.




Ámame como soy,




soñadora incurable.







Te ofrezco amores nuevos.




Ganas de besar.




Entrega sin reparos.




Pensamientos buenos.




Caricias íntimas.




Sentimientos sinceros.




Almohadas compartidas,




café en la madrugada.




Amor sin límites.







Ámame sin cuestionarte




por la simple y loca sensación




que te produce el verme,




por la incontrolada punzada




que te revuelve el bajo vientre




al presentirme,




por el calor en tu nuca




al sentirme.







Ámame sin razones.




A cara limpia.




A frente descubierta.




A ojos sin celosías.




A corazón abierto.







Ámame así, de esa manera




alocada y sin problemas,




sencilla y sin traumas.




que así, de esa manera,




recibirás de mí,




lo que entregas.



Foto de Juliansev




Duermo en la ribera de este río



con mi cabellera flotando sobre sus aguas.



Robo estrellas al cielo con mi mirada,



que prendo de mis pupilas,



luciérnagas prestadas,



mientras me mece el silencio de la noche.





Imagino cascadas de colores,



tonalidades vírgenes de esta naturaleza



que me supera y me abraza



como una nodriza amante.





Cuando despierto,



desde un viejo árbol



un panal de abejas me regala



un desayuno de dulzuras



y entre mis labios la miel corre



buscando el sendero de mi boca.





Sacudo mi nostalgia



de sombras largas



y recito mi fábula de ríos mansos,



de manos acariciando tornasoladas aguas,



mientras me arrebata insolente



el soplo dorado de abril,



preludio del otoño.





Por un instante,



transito de mujer a pez,



mi piel se convierte en escamas,



y mis escamas se vuelven del color de las hojas.



Giro ágil y certera entre los remolinos,



nado contra la corriente,



remonto el cauce que baja de los cerros,



y agonizo cuando el sol



se esconde lánguido en el ocaso.



Foto de Juan de Jesús López





Maria Magdalena Gabetta.



Y ya no sé......


si escribo o si deliro


en esta lóbrega irrealidad


cuando las ventanas se cierran


y ni siquiera la luna


sobre los oscuros charcos se refleja..



Mire usted....


ni los perros se asoman a la calle,


en estas noches


de largas duermevelas.



Y ya no sé.........


en qué recodo


en qué esquina incierta,


en qué escaparate,


me deslumbré con una vil ruleta,


y sin pensarlo, sin meditarlo,


dejé en sus giros,


mi última moneda.



Es un juego,


sí señores,


apuesten,


gira la ruleta.


El mozo deja un whisk


y a un costado


la mano se torna pesada,


la mente agónica pedalea,


y el cigarrillo se hace humo,


humo como esa sombra


que sin mirar atrás se aleja,


llevando en sus bolsillos,


¡ingrato triunfador!


mi última moneda.


Mire usted,


en esta noche de pérdidas,


gira loca y solitaria la ruleta,


yo gasté en una mala jugada,


mi última moneda


¿y los perros?


ni los perros apuestan.

Foto de Tate (1)