26 mayo 2009

Poema de Pedro Javier Martín Pedrós, del libro " Travesía Interminable "




Es necesario decirte que

mañana te buscaré en los caminos,

en las calles de la vida,

y nuestra contraseña será

la de un vaso de agua fresca.


Ahora, te dejo con la música

porque me siento ciego en

la profundidad de la selva.


Foto de Juan Lopez Ortiz

Poema de LUPE GARCIA ARAYA. Copyright © Del libro " Síntesis del alma "




Perfume,


perfume derramado en los surcos de tú piel.


Inoloro, anochecido


como pétalos al viento,


adosado al vuelo quebradizo de tú llanto.

Perfume,

jazmín grisáceo de azucenas.

Tranquilidad, ventanas,

romances, huellas de gorrión.

Perfume,

llamada de tú cuerpo.
Foto de Jose Pedras

Abrazos de náufrago





Desde la ventana de nuestro blog, queremos compartir con todos nuestros amigos este tercer libro“ Abrazos de Náufrago “ de la colección “Poesía en la distancia “, así iremos abriendo, poco a poco, las páginas del mismo. ´



Jose Luis Caramés Lage * Angela Serna

Yo bailé mil boleros.
Entre los maizales verdes,
el trigo más amarillo,
el aserradero de mi abuelo,
y la Iglesia de San Pedro,
yo bailé mil boleros,
susurrando muy quedo,
lo que la animadora cantaba,
con tu mano entre mis dedos,
hasta sentir el terciopelo
de una piel que no era mía.


Bailé mil boleros para una piel
que nunca tuvo maíz ni trigo
ni aserradero de un abuelo
ni Iglesia de San Pedro.
La que una noche de plenilunio,
a la altura de su pecho,
sintió una caricia de terciopelo
mientras bailaba descalza
uno de mis boleros.

25 mayo 2009

Poema de Antonio Orihuela

CUANDO LOS DÍAS ARDÍAN



a David González, Jesús Márquez y Daniel Macías,

impecables viajeros

y a Manuel Vilas que me prestó su 850.



Mi primer coche lo compré en 1991,

un Citroën Mehari del 79,

uno de los últimos modelos que se fabricó en España,

cuando aún no había autopistas

y las carreteras eran sitios

donde se podían alcanzar velocidades de crucero de 70 Km./h.



Se lo compré a un mecánico de Sevilla,

mi padre vino conmigo a verlo,

cuatro barras y una lona vieja y raída a modo de capota

que mi madre cosía una y otra vez

porque solía rajarse

y entonces parecía el buque fantasma

desplegando sus velas en mitad de la noche,

por la carretera de Lucena,

cuando desear era tan fácil

y el verano se extendía más allá de la comisura de nuestros labios

por la hierba breve de la casa de los sueños azules de Paco

Naranjo,



bajo la luz de la piscina del pulpo verde

y los hermosos cuerpos que ya no volverán.



Mi padre había venido todo el camino diciéndome

que si no había más coches en el mundo,

que había que ver la porquería que iba a comprar.



-No había, no había más coches en el mundo

que mi Mehari verde,

un coche de juguete para un mundo de adultos

que se habían cansado de jugar.

Mi padre le pidió al mecánico que le abriera el capó

y cuando vio lo que había allí dentro estuvo a punto de echarse a

llorar,

latas viejas, piezas comidas por el óxido y la corrosión,

vestigios de la posibilidad de vida más allá de la muerte

envueltos en varios dedos de grasa negra y compacta

que manchaba con solo mirarla.



Le preguntó al mecánico que cuánto quería por aquel montón de

chatarra.

-Trescientas mil.-

Será cargado de chorizos –le dijo.



Y el tipo aquel se puso rojo

y cerró el capó con sus gomitas entre los dedos.



Me había costado tres meses ganar ese dinero,

tres meses perdiendo los ojos de ocho a tres

en una fría habitación del Servicio Provincial de Arqueología

de la Excelentísima Diputación Provincial de Huelva,

tres meses absurdos

perdidos en dibujar fragmentos absurdos

extraídos del vientre de los siglos

en el corte y estrato de vetetúasaberdónde

según la metodología bulldozer,

clasificados en bolsas según el método Ogino,

dibujados según el plan Badajoz

e interpretados delante de una baraja de cartas de la bruja Lola

y tres velas negras, una por cada Doktor inútil

que allí seguirá haciendo como que trabaja

y otra por el calvo pelota con despacho propio

encargado de tocarse los huevos, leer el periódico

y vigilarnos.



-Trescientas mil.



Mis primeros tres sueldos,

se lo dije al Mehari, bajito, como una confesión,

un intento de reconciliación con aquellos cuatrocientos kilos de

plástico ABC

y fibra de vidrio,

un intento de ganarme su confianza

para que aceptara venirse a casa, conmigo.



-Los platinos, estaría bien cambiárselos, me dijo el mecánico

antes de esfumarse.

Se los cambiaba cada año

pero siempre le costó arrancar.



Después hubo que cambiarle la batería,

los cables de arranque y las bujías,

la caja de cambios, que me enteré catorce años después

siempre había estado suelta,

la dirección, las trócolas, el bombín de la gasolina,

el depósito de combustible, el panel del velocímetro,

el interruptor de la intermitencia y hasta el cenicero

le cambié en una prospección arqueológica por Valverde

en la que me encontré un Dyane abandonado

que tenía intactos los muelles de los asientos

y un cenicero donde no había fumado nadie nunca.



Las ITV las pasaba porque le pintaba de betún las ruedas,

le rellenaba de plastilina los agujeros,

le echaba pegamento en los faros para que no se movieran,

ponía cara de cordero degollado

y me encomendaba a la Virgen de los Desamparados.



En verano, si arrancaba,

era una fiesta continuar hasta la playa,

quitarle los asientos y llevarlos hasta la orilla,

sentarse allí en un Mehari invisible

y mirar las olas

y el mundo que no parecía tan malo a la vuelta.



Pero en invierno

había que subir en él como si hubieras quedado con Admunsen en

el Polo

y la lluvia entraba por todas partes

y se balanceaba en las curvas desbordando el salpicadero,

mojándolo todo,

achicando agua con las esterillas de plástico,

moviendo con la mano izquierda las escobillas perezosas del

parabrisas,

empujando con la derecha las bolsas de agua de la capota,

taponando con cartones

las brechas del techo por donde el agua corría como un surtidor,

viajes hoy predecibles que fueron ayer

duchas frías a todo lo largo y ancho del suroeste de la península

ibérica.



Subiendo un día a Zalamea se le rompió el bombín de la gasolina

y lo arreglé con un chicle.

Bajando otro día de Jerez fue el cable del acelerador

y se lo cambié por un cordón de mis zapatillas.



Nos montábamos cinco inútiles, cinco mochilas, dos jalones,

mil bolsas con material arqueológico, dos cámaras,

veinticinco mapas escala 1:25.000,

podía con todo el coche de plástico con su volante de plástico

y sus asientos de escai negro y su alma blanca.



Catorce años a mi lado, catorce mil averías entre mis manos,

catorce llantos por cada una de sus esquinas,

catorce años descargando maricones,

catorce años las orejas del bóxer Dor ondeando al viento en el

asiento de atrás.



Catorce corazones, catorce cruces clavadas en el monte del olvido

y un poema que le escribimos David González y yo en Ayamonte,

un poema que hablaba de pasajeros que llegaban a la estación de

la vida

tal vez porque por aquellos años estábamos sentados en mitad de

las vías

,esperando un tren que nunca se dignó a pasar y arrollarnos.



Mi perro Dor se fue en él no hace muchos días,

en una mañana fría de invierno,

fuimos a comprar su pienso

y en la tienda nos dijeron que era el último saco,

que ese pienso ya no se volvería a fabricar,

el pienso que mi perro había comido toda su vida.



Me dijeron lo mismo del corazón de los dos,

ya no se fabrican corazones de lata ni corazones de perros como

estos,

todos los corazones a partir de cierta edad se vuelven de plástico,

como los abrazos de los hombres que un día fueron tus amigos.



Yo había soplado esa tarde una tarta con cuarenta velas,

pero no sabía que había soplado tan fuerte ni tan lejos

como para que los dos me dijeran adiós al mismo tiempo

y para siempre.



(De La ciudad de las croquetas congeladas. Editorial Baile del Sol. Tenerife. 2006)

23 mayo 2009

Poema de Claudia Villafañe




EL PUÑAL DE TU NOMBRE


A través de mi espina dorsal,

socava en frío, el puñal de tu nombre.

Contenido entre las vértebras,

un dolor antiguo toca el hueso

recordándome que sigo viva.

Involuntario, se impulsa el aire


desde el centro del tórax

a las orillas de mis dedos.

Aún respiro.

Como si vivir solo fuera inspirar

o exhalar humedeciendo lagrimales.

Nada más absoluto y fisiológico

que el llanto contenido,

mientras la boca burla en risas

la agonía permanente de tu ausencia.

Solo soy una unidad corporal,

surcada de oscuras premoniciones.

Un fluir de la sangre, a mi pesar.

Esta máquina precisa del oxígeno

como mi alma necesita de la tuya.

Entonces, revuelve la herida

la memoria de esas letras

con que suelo llamarte.-

Foto de: Marta Mercader







COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA VALGA LA PENA

22 mayo 2009

Poema de Luis García Montero





Reseña biográfica


Poeta y ensayista español nacido en Granada en 1958.

Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada, obtuvo su Doctorado en la misma Universidad con una tesis sobre Rafael Alberti con quien lo unió una gran amistad.


Es uno de los poetas más significativos de la poesía española de hoy. Actualmente es profesor titular del departamento de Filología Española de la Universidad de Granada. Es además de prestigioso poeta, un consagrado ensayista y columnista de opinión.


Entre los numerosos premios que jalonan su brillante carrera, se destacan el premio Federico García Lorca, el premio Ciudad de Sevilla, el premio Loewe, el Adonais y el Premio Nacional de Poesía en 1995. En 1999 estuvo nominado para el premio Cervantes, máximo galardón de las letras españolas.


Su obra poética consta de los siguientes volúmenes:«Y ahora ya eres dueño del puente de Brooklyn» y «Tristia» en 1980, «El jardín extranjero» en 1983, «Rimado de ciudad» en 1985, luego publicó «Diario cómplice» en 1987, «Las flores del frío» en 1991, «Habitaciones separadas» en 1994, «Casi cien poemas» en 1997, y «Completamente viernes en 1998». ©


PROBLEMAS DE GEOGRAFÍA PERSONAL


Nunca sé despedirme de ti, siempre me quedo

con el frío de alguna palabra que no he dicho,

con un malentendido que temer,

ese hueco de torpe inexistencia

que a veces, gota a gota, se convierte

en desesperación.

Nunca se despedirme de ti, porque no soy

el viajero que cruza por la gente,

el que va de aeropuerto en aeropuerto

o el que mira los coches, en dirección contraria,

corriendo a la ciudad

en la que acabas de quedarte.

Nunca sé despedirme, porque soy

un ciego que tantea por el túnel

de tu mano y tus labios cuando dicen adiós,

un ciego que tropieza con los malentendidos

y con esas palabras

que no saben pronunciar.

Extrañado de amor,

nunca puedo alejarme de todo lo que eres.

En un hueco de torpe inexistencia,

me voy de mí

camino a la nada.
Foto de REDFOX-Drean-Art Photogrphy

21 mayo 2009

Poema de Estel Julià



Doce de mayo


En mil novecientos ochenta

tenía dieciocho años,

hoy no es sombra

de lo que ayer fue.

En mil novecientos ochenta

placer y angustia el lugar

donde descubrió un cuerpo

bajo la luz de los dedos,

cuando ni siquiera pensaba

que podría escribir un poema.

Era mujer, niña, inexperta,

y en mil novecientos ochenta

tenía bajo la falda

la moneda del doble juego

y su cabeza empeñada

en perseguir sueños de princesa.

Pero él marchó para siempre,

salió corriendo sin dejar nada,

huyó tras el azul del papel,

tras el azul de las noches

que se escriben sin maletas.
Foto de salvadorperello

Poema de Isabel Pérez Montalbán



Bio-bibliografía




Isabel Pérez Montalbán (Córdoba, 1964) ha publicado, entre otros, los poemarios Puente levadizo (1996), Fuegos japoneses en la bahía (1996), Cartas de amor de un comunista (1999), Los muertos nómadas (2001), El frío proletario (2002) y La autonomía térmica de los pingüinos (2005). Está seleccionada en varias antologías y libros colectivos.


La herencia


El frío inconsolable de los pobres.

No basta la abundancia para arropar el frío

que se hereda en los genes y nace del escombro.

No hay leña que derrita tanta nieve embrionaria.

Se encienden chimeneas. Con la lana se teje un sol,

un armario de soles, un paño de artificio.

Se adquieren edredones como un nido de pájaros.

Y el frío, por debajo, permanece.

De la médula vuelve la trastienda del hielo

a cubrirme los ojos como sangre reseca.


Ya todo es negritud, glaciar y sangre.

Por mis venas se espesa la eutanasia de un río,

el brutal abandono de la mano paterna,

los hermanos perdidos en la prisa de un puente.

La enfermedad congénita me vigila larvada,

se burla de mi huida cuando cambio de nombre

y usurpo los derechos de otra vida.


Ya todo es cicatriz, hospital y alacranes.

Se conquistan los barrios, la blancura

de las liendres y el suero. Se aprende la costumbre.

Se accede a la oficina, al ropaje, a la fiebre,

al calor esponjoso de los cuerpos.

Y el frío, sin embargo, permanece.


(De Los muertos nómadas, Diputación de Soria, 2001)
Foto de Ludolf Hennrich

80.000 ENTRADAS EN EL BLOG.








Estamos convencidos que la vida la hacemos más hermosa cuando la compartimos con los demás.

Nuestro blog, es uno de los soportes que utilizamos para hacerlo realidad.
Gracias a todo@s por estar ahí.
Lupe y Javier.

Poema de Angel-Vicente Umbert



OJITOS DE PAPEL


I


Luz delimitadora de horizonte,

-punto en una vida-;

Trueque por el llanto.

Acero veneno.

Muerte por costumbre.


Mujer. Mentira.


II




Un día vendrás y estaré en otra alma;

te dirás: - es mentira

no podrá olvidarme-

Andarás repitiendo por la casa

que no me has querido;

pero al romper las fotos,

besar los espejos,

olvidar caricias,

arañar cristales,

- lluvia en la callle,

ojitos de papel-, llorarás.


Foto de Saul Zelan

¡¡ NO MAS VIOLENCIA MACHISTA !!


NO MAS ASESINATOS NI VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES BASTA YA

Quien te quiere de verdad, jamás te hará sufrir.

Siempre buscará lo mejor de él para compartirlo contigo.

No guardes nunca silencio ante la brutalidad.


20 mayo 2009

pablo milanes yo no te pido aplauso tve 1980

Poema de María Salvador



Bio-bibliografía




María Salvador (Granada, 1986), es estudiante de Historia del Arte en la Universidad de su ciudad. Ha publicado la plaquette Ouroboros (Vitolas del Anaïs, Asociación Diente del Oro, 2007) y el libro de poemas El origen de la simetría (Icaria, 2007). Diseña y co-dirige, junto a Raúl Quinto, la revista electrónica Oniria.http://www.mariasalvador.net/



requiem aeternam


sobre una cuna un móvil de metal

hace sonar sus campanitas.


tras el cristal de la ventana

el tacto del carbono

es registrado por las cámaras.


el niño mira las figuras

y ríe complacido.


el sueño que le ha sido arrebatado

pronto regresará;

la explosión mece aún su cuna

como una madre etérea

de suaves movimientos.


inunda el rojo líquido las retinas de todos.

sea el descanso eterno el final del poema.


(11-M)
Foto de petis suis

Poema de Alejandra Pizarnik



Cenizas


La noche se astilló de estrellas

mirándome alucinada

el aire arroja odio

embellecido su rostro

con música.


Pronto nos iremos


Arcano sueño

antepasado de mi sonrisa

el mundo está demacrado

y hay candado pero no llaves

y hay pavor pero no lágrimas.


¿Qué haré conmigo?


Porque a Ti te debo lo que soy


Pero no tengo mañana


Porque a Ti te...


La noche sufre.
Foto de Toni Grimalt

19 mayo 2009

Poema de Alejandra Peart

Alejandra Peart Cuevas (Saltillo, Coahuila, México, 1978). Poeta, editora y diseñadora. Estudió letras en la Universidad Autónoma de Coahuila, y en el Centro Cultural CASA LAMM. Después de dedicar algunos años a la enseñanza de literatura, en 2004 decidió dedicarse por completo a la escritura. Se graduó en arquitectura y posteriormente en letras españolas, ambos títulos por la Universidad Autónoma de Coahuila. Ha colaborado como diseñadora y escritora en varias revistas, entre las que destacan La Humildad Premiada y Acertar. Actualmente cursa la maestría en creación literaria en Casa Lamm.



En estas horas (2005)

En estas horas es un libro con la frescura de la juventud, pero con la malicia literaria necesaria para que fluya su lectura. Alejandra Peart expresa lo justo y quita lo accesorio. Poesía del cuerpo y de la entrega que nos muestra lo que todo poeta debe de mostrarnos: la felicidad del lenguaje…

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Alejandra_Peart"




Soñada



Me despierta el miedo

del presentimiento

que tal vez todo esto

sea sólo un sueño

tuyo.

Foto de leonorakarr

18 mayo 2009

Ricardo Arjona, sin tí, sin mí

Muere Benedetti


El poeta del amor y el compromiso.
Efe.
El autor de 'La tregua' y 'Poemas de la oficina' fallece en Montevideo a los 88 años tras una larga temporada con graves problemas de salud que no le alejaron de la escritura.
Mario Benedetti murió ayer en Montevideo a los 88 años y dejó huérfana a la literatura latinoamericana de uno de sus poetas y narradores más prolíficos, venerado por generaciones por su ética y su melancólico canto a la vida. El escritor deja tras de sí una rica obra, en la que sus más de 80 novelas, ensayos, cuentos y poemarios muestran el compromiso social y la coherencia de alguien que creyó "en la vida y en el amor, en la ética y en todas esas cosas tan fuera de moda". El escritor uruguayo contemporáneo más leído en todo el mundo consiguió unir a varias generaciones detrás de sus ideales de justicia social, su visión del amor y del Uruguay de mediados del siglo XX, y plasmó con palabras el dolor del exilio político.
Parte de su prolífica obra literaria, que incluye más de 50 títulos de diverso género, fue interpretada por compositores y cantantes como Joan Manuel Serrat, Pedro Guerra o el cubano Silvio Rodríguez. Además, también el cine vio en su obra inspiración para películas, como La tregua (1974) o Gracias por el fuego (1985), ambas del director argentino Sergio Renán.
Las dificultades económicas sólo le permitieron cursar un año de educación secundaria; después fue un autodidacta que comenzó a trabajar a los 14 años en un taller de repuestos de automóvil. Antes de dedicarse a la literatura, Benedetti hizo de taquígrafo, cajero, vendedor, librero, periodista, traductor, empleado público y comercial. Todo estos oficios supusieron un contacto con la realidad social de Uruguay que fue determinante a la hora de modelar su estilo y la esencia de su escritura.
Entre 1938 y 1941 residió en Buenos Aires y publicó su primer libro, La víspera indeleble, de poesía. En 1949 Benedetti avanzó en su carrera periodística, iniciada unos años antes. En una década trepidante publicó obras como Esta mañana y otros cuentos (1949), Poemas de oficina (1956), Ida y vuelta (1958) y La tregua (1960). Ya desde 1952 comenzó a implicarse de forma destacada en las protestas contra el tratado militar de Uruguay con EEUU. De 1961 data Mejor es meneallo, libro que agrupa sus crónicas humorísticas, firmadas con el seudónimo de Damocles.
En los 70 desarrolló una intensa actividad política como dirigente del Movimiento 26 de Marzo, del que fue cofundador y al que representó en el Frente Amplio, coalición izquierdista que alcanzó el poder en 2005. Con el golpe militar de 1973, Benedetti, que había sostenido posiciones de defensa de la democracia y que veía cómo se recrudecía la persecución a los disidentes del régimen militar, renunció a su cargo universitario y se exilió, primero en Argentina y después en Perú, donde fue detenido, deportado y amnistiado. Durante sus 12 años de exilio también vivió en Cuba y España. En esos años publicó Pedro y el capitán (1979) y los poemas de Viento del exilio (1981).
En Primavera con una esquina rota, publicado en 1989, aborda el amor desde la perspectiva de una familia con uno de sus miembros preso por razones políticas. En los últimos diez años, debido al asma y por recomendación médica, el escritor alternaba su residencia en España y en Uruguay, tratando de evitar el frío, pero al agravarse su estado de salud permaneció en Montevideo. La muerte de su esposa, Luz López, en 2006, después de seis décadas de matrimonio, fue un duro golpe para Benedetti que, según confesó, sobrellevó escribiendo.
En agosto de 2008, después de varias hospitalizaciones que encendieron las alarmas en varias ocasiones, presentó Testigo de uno mismo, su último poemario, un resumen de su carrera que lo reafirmó como una de las piedras angulares de la poesía hispanoamericana. En otro de sus últimos libros, titulado Canciones del que no canta, el escritor aludía a su historia personal. "No fue una vida fácil, francamente", dejó escrito el uruguayo, quien con su pluma marcó a varias generaciones de escritores y de lectores de todas las nacionalidades.
UN PADRENUESTRO LATINOAMERICANO
Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
como se llega al sur de Río Grande
Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver la uñas
sucias de la miseria
en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo
cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad
sin embargo una vez cada
tanto tu voluntad se mezcla con la mía
la dominala enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer
así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora
pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño
claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día
ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos
a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro
poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores
todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta
no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido
ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y el amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.





17 mayo 2009

Poema de Angela Ramos. del libro" Amores de Asalto "

SI TE FueraS



si tú te vas

todo será distinto:

el color de las horas,

el tiempo que nos une,

el espacio que a veces

habitamos


si te vas,

una parte de mí

se irá con tu maleta:

la mitad de mi vida,

miles y miles de horas

que dediqué a tu amor


si te vas,

así, como tu piensas,

qué será de todo lo vivido:

¿ se borrará de golpe

con la goma del tiempo?

¿se hará más grande mi amor

en tu recuerdo,

o se hará pequeñito,

casi imperceptible,

hasta casi olvidarte?

si te vas,

es seguro

que un vacío

llenará mis estancias,

y estarás tan presente

en esa inexistencia

que vendrás conmigo

a todos lados

y me será difícil

escapar de tus ansias


si te vas, amor,

volveré a buscarte



Foto de leonorakarr



16 mayo 2009

Abrazos de náufrago



Desde la ventana de nuestro blog, queremos compartir con todos nuestros amigos este tercer libro“ Abrazos de Náufrago “ de la colección “Poesía en la distancia “, así iremos abriendo, poco a poco, las páginas del mismo.




José Luís Caramés Lage * Francisco Peralta Rodríguez


Tu pluma ha escrito mis versos
en el espíritu de aquel tiempo,
añorado ahora para poder estar contigo,
bordando las olas que han llegado a la orilla
con la espuma de todo el mar.

Líneas de angustiosa calma
que rozan siluetas de recuerdos
trazas soles iluminando oscuros rostros
y dibujas mis labios besando al tiempo.

La mariposa se va con todas las esencias,
recogidas en un tiempo corto y azul
hacia las olas que salpican algas verdes,
esculpiendo el mar con sus brazos
en los que nunca se deja de recordar.

El cuerpo se aleja,
abrazan mis manos su alas rotas
llantos de mercurio recorren los mares
sin volar,
rompo las cadenas en tu esclava ausencia.
Foto de JValentina

Poema de Fernando Pessoa




Tu silencio es una nave con todas las velas llenas...

Blandas, las brisas juegan en las flámulas, tu sonrisa...

Y tu sonrisa en tu silencio es la escalera y las andas

con que me finjo más alto y junto a cualquier paraíso...


Mi corazón es un ánfora que cae y que se quiebra...

Tu silencio lo recoge y quebrado lo arrincona...

Mi idea de ti es un cadáver que el mar trae a la playa..., y mientras tanto

tú eres la tela irreal en la que mi arte yerra el color...


Abre todas las puertas y que el viento barra la idea

que tenemos de que un humo perfuma de ocio los salones...

Mi alma es una caverna colmada por la marea alta,

y mi idea de soñarte una caravana de histriones...


Llueve oro mate, mas no en lo exterior... Es dentro de mí... Soy la Hora,

y la Hora es de asombros y toda ella escombros de ella misma...

En mi atención hay una viuda pobre que nunca llora...

En mi cielo interior nunca hubo una sola estrella..


Hoy el cielo es pesado como la idea de no llegar nunca a un puerto...

La lluvia menuda está vacía... La Hora sabe a haber sido...

¡Y no haber algo como lechos para las naves!...

Absorta en alienarse de sí, tu mirada es una plaga sin sentido...


Todas mis horas están hechas de jaspe negro,

mis ansias todas talladas en un mármol que no existe,

no es alegría ni dolor este dolor con el que me alegro,

y mi bondad inversa no es ni buena ni mala...



Los haces de los lictores se abrieron al borde de los caminos...

Los pendones de las victorias medievales no llegaron ni a las cruzadas...

Pusieron infolios útiles entre las piedras de las barricadas...

Y la hierba creció en las vías férreas con lozanía dañina...


¡Ah, qué vieja es esta hora!... ¡Y todas las naves partieron!

En la playa sólo un cabo muerto y unos restos de vela hablan

de lo Lejano, de las horas del Sur, de donde nuestros sueños sacan

aquella angustia de más soñar que hasta callan para sí...


El palacio está en ruinas... Duele ver en el parque el abandono

de la fuente sin surtidor... Nadie levanta la mirada del camino

y siente saudades de sí ante aquel lugar-otoño...

Este paisaje es un manuscrito con la frase más bella suprimida...


La loca partió todos los candelabros glabros,

ensució de humano el lago con cartas rasgadas, muchas...

Y mi alma es aquella luz que nunca más tendrán los candelabros...

¿Y qué quieren del lago aciago mis ansias, brisas fortuitas?...


¿Por qué me aflijo y me enfermo?... Se acuestan desnudas al claro de luna

todas las ninfas... Vino el sol y habían ya partido...

Tu silencio que me arrulla es la idea de naufragar,

y la idea de que tu voz suene a lira de un Apolo fingido...


Ya no hay colas de pavos todo ojos en los jardines de otrora...

Las propias sombras están más tristes... Aún

hay rastros de ropas de ayas (parece) en el suelo, y aún llora

un como eco de pasos por la alameda que velahí concluida...


Todos los ocasos se fundieron en mi alma...

Las hierbas de todos los prados fueron frescas bajo mis pies fríos...

Secó en tu mirada la idea de creerte calma,

y el ver yo eso en ti es como un puerto sin navíos...


Se irguieron al tiempo todos los remos... Por el oro de los trigales

pasó una saudade de no ser mar... Frente

a mi trono de alienación hay gestos con piedras raras...

Mi alma es una lámpara que se apagó y aún está caliente...


¡Ah, y tu silencio es un perfil de cúspide al sol!

Todas las princesas sintieron el seno oprimido...

De la última ventana del castillo sólo un girasol

se ve, y el soñar que hay otros pone brumas en nuestro sentido...


¡Ser, y no ser ya más!... ¡Oh leones nacidos en la jaula!...

Repicar de campanas hacia más allá, en el Otro Valle... ¿Cerca?...

Arde el colegio y un niño quedó encerrado en el aula...

¿Por qué no ha de ser el Norte el Sur?... ¿Qué es lo que está descubierto?...


Y yo deliro... De repente hago pausa en lo que pienso... Te miro

y tu silencio es una ceguera mía... Te miro y sueño...

Hay cosas rojas y cobrizas en el modo de meditarte,

y tu idea sabe a recuerdo del sabor de un espanto...


¿Para qué no sentir por ti desprecio? ¿Por qué no perderlo?...

Ah, deja que te ignore... Tu silencio es un abanico

—un abanico cerrado, un abanico que abierto sería tan bello,

tan bello, pero más bello es no abrirlo, para que la Hora no peque...


Se helaron todas las manos cruzadas sobre todos los pechos..

Se ajaron más flores de las que había en el jardín...

Mi manera de amarte es una catedral de silencios escogidos,

y mis sueños una escalera sin principio pero con fin...


Alguien va a entrar por la puerta... Se siente sonreír el aire...

Tejedoras viudas gozan las mortajas de vírgenes que tejen...

Ah, tu tedio es una estatua de una mujer que ha de venir,

el perfume que los crisantemos tendrían, si lo tuviesen...


Es preciso destruir el propósito de todos los puentes,

vestir de alienación los paisajes de todas las tierras,

enderezar por fuerza la curva de los horizontes,

y gemir por tener que vivir, como un ruido brusco de sierras...


¡Hay tan poca gente que ame los paisajes que no existen!...

Saber que continuará habiendo el mismo mundo mañana

¡cómo nos entristece!...

Que mi oír tu silencio no sean nubes que contristen

tu sonrisa, ángel exiliado, y tu tedio, aureola negra...


Suave, como tener madre y hermanas, la tarde rica desciende...

No llueve ya, y el vasto cielo es una gran sonrisa imperfecta...

Mi conciencia de tener conciencia de ti es una prez,

y mi saberte sonriendo es una flor mustia en mi pecho...


¡Ah, si fuésemos dos figuras en una lejana vidriera!...

¡Ah, si fuésemos los dos colores de una bandera de gloria!...

Estatua acéfala retirada a un lado, polvorienta pila bautismal,

pendón de vencidos que tuviese escrito en el centro este lema¡


Victoria!¿Qué es lo que me tortura?... Si hasta tu faz tranquila

sólo me llena de tedios y de opios de ocios temibles...

No sé... Yo soy un loco que extraña su propia alma...


Yo fui amado en efigie en un país más allá de los sueños...
Foto de Hector Lopez Fouz

Amy Mcdonald- This Is The Life

15 mayo 2009

Poema de Anabel Caride



Bio-bibliografía


Anabel Caride nació en Sevilla en 1972 y es licenciada en Filología Hispánica. Ha trabajado como profesora de Lengua (a ella le gusta pensar que de Literatura) en varios institutos terminando por establecerse en Huelva en el instituto Fuentepiña.


Suele moverse entre el microrrelato, el cuento y la poesía, género en el que ha publicado Nanas para hombres grises y la plaquette “Inventario de desahucios”. Ha colaborado con varias revistas y figura en las antología Los vicios solitarios y Poesía viva de Andalucia como “telonera” de mucha gente a la que admira. Recientemente ha terminado su poemario Sálvese quien pueda pero aún no ha encontrado un editor lo suficientemente loco. No pierde la esperanza


Su blog:http://www.lacoctelera.com/nacidaendomingo




EL BAILE DE LOS VAMPIROS


Cuando quitan las calles y se pone el pijama el currante

rezando a Casimiro,

cuando ponen películas de culto

y se borran las grúas,

vienen los basureros con la banda sonora de su camión discreto

y esa es la señal

convenida.

Ellos abren el féretro.

Realizan el ritual de su fin de semana

y ya no nos recuerdan a quien se duerme en clase

los lunes a primera.


No son como nosotros.


No soportan la luz en las pupilas,

por su sangre circula garrafón y lujuria sin blanco

y no saben la fecha del día del trabajo

porque todos son días en rojo

en su limpio almanaque.


Son los nuevos vampiros de barrio

que de día se camuflan en las gafas de sol,

te dan los buenos días

y fingen aprobar el inglés.

Ésa es su coartada,

la que les da patente de corso

para un viernes ocioso

que olvide los apuntes, la falda tableada,

el cáncer del abuelo y hasta el camino a casa

antes de que coloquen las calles.


Su raza es tan eterna como el mundo:

no aspiran a pagar las pensiones de los muertos en vida,

no quieren cotizar su fracaso en las listas del paro

porque van a asistir al entierro

del mundo que inventamos.


Tal vez lo más sangrante,

lo que no explicarán los pedabobos

es el extraño virus que inoculan,l

as marcas en el cuello

que un día nos descubrimos

creyéndonos inmunes;

cómo nos hacen suyos.

El rostro se nos vuelve macilento

de esperar su llegada sin mirar el reloj

y, cosa sorprendente,

ya no nos queda ajo que poner en la puerta

Foto de Patricia Verdeguer