31 diciembre 2010
NOVENA SINFONÍA DE BEETHOVEN . Himno de la alegría
Azuldemar.
Andrés Carlos Méndez Perez
porque un día te despertaste por aquí.
Quiero ver a través de tus labios,
brindo por respirarte, ebrio de sensaciones
añoro los años que negué tus manos,

las noches que no te dediqué mis sueños,
los días que escondí tus miradas.
Llévame contigo,
beberé de cada palmo tuyo,
lloraré con tus risas,
aplaudiré cada una de tus penas,
acompañaré tu soledades,
Déjame seguirte…
no quiero que nunca dejes de mirarme así.
Luis Felipe Comendador,

LA SONRISA SARDÓNICA DE WELLES
porque mido mis pasos
y sé sencillamente
que sólo yo me basto
para parar el mundo.
Mío es el sí y el no,
pues visto ya el sudario
y no me importa nadie.
El azar de la lluvia

queda para el gentío.
Yo soy quien pesa la mercancía,
el que decide el precio
y también el que paga.
Foto de Manuel Tendero
Miguel Fajardo Korea

Bibliografía
Licenciado en Español, Lingüística y Literatura.
Académico en la Universidad Nacional de Costa Rica.
Profesor en el Liceo Laboratorio de Liberia, Costa Rica.
Vicepresidente del Centro Literario de Guanacaste, Costa Rica.
Dirige la columna mensual “Perfiles”, del periódico “Anexión”.
Premios obtenidos: Joven Creación, Alfonsina Storni, Jorge Volio.
Premio Nacional de Promoción y Difusión Cultural, 2001;
Premio Nacional de Educación Mauro Fernández, 2008;
Premio Omar Dengo, Universidad Nacional de Costa Rica, 2009.
El 2009 disfrutó de AÑO SABÁTICO en el Ministerio de Educación.
Ha publicado 19 libros, editados en Costa Rica, España y República Dominicana.
Ha publicado más de 600 artículos en medios de prensa regionales, nacionales, internacionales e Internet.
Su labor mereció la tesis: “La poesía de Miguel Fajardo: contribuciones al estudio de la literatura en Guanacaste” (Marielos Novoa, UNA, 1992: 154).
La Municipalidad de Liberia y la Asociación para la Cultura bautizaron con su nombre la Sala principal de la Casa Gobernación de Guanacaste, en el 2002.
Su tesis de licenciatura, en coautoría, se intitula: “El acento corporal en Los elementos terrestres de Eunice Odio” (UNA, 2003: 129).
Designado como Mariscal en el Festival Blanca Navidad, en el 2010.
Tierra investida de misterio
A Mauricio González Velásquez,
con fraternidad latinoamericanista
Pienso en Centoil, dios
chorotega del maíz,
en Agilomen, elote
en el abrazo del corazón
Chorotega: el hombre que corre,
que huye.
Nicoatl, nicho de culebra;
Nicoa, cacique contra
el tiempo, siempre vivo,
en el gran templo de Nacaome.
Pienso en los cuatro mundos
chorotegas, en los puntos cardinales,
su memoria, papaturro morado,
en el pachamama, su tierra investida
de misterio, su lugar del sueño,
su fuente de vida,
sus ritos de luz y oscuridad.
Me pienso chorotega,
invoco su sangre
Nonan –madre-; Babu –padre-.
El arpón chorotega de la herida,
cántico en el sol,
la Gran Nicoya emplumada…
Imágen de Isidoro Beltrán Sánchez
30 diciembre 2010
Luis Cernuda,

acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo
es pregunta cuya respuesta nadie sabe.
La máscara.-Gilbert Breson.

Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad,
fingiendo ser lo que no soy,
lo hago para atraer a la gente.
Luego, descubro que solo atraigo a otros enmascarados,
alejando a los demás, debido a un estorbo: la máscara.
Uso la máscara para evitar que la gente vea mis debilidades;
luego descubro que al no ver mi humanidad, los demás no me quieren por lo que soy,
sino por la máscara.
Uso la máscara para preservar mis amistades ; entonces descubro que si pierdo un amigo
por no haber sido auténtico, realmente no era amigo mío,
sino de la máscara.
Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático;
luego descubro que aquello que más ofende a las personas
con las que quiero intimidar, es la máscara
.Me pongo la máscara, convencido de que puedo hacer para ser amado.
luego descubro la triste paradoja:
lo que más deseo lograr con mis máscaras, es
precisamente lo que impido con ellas.
Jaime Gil de Biedma

Lucia Fraga

Lucía Fraga (A Coruña, 1979)
Licenciada en Filología Hispánica, especializada en el área de Teoría de la Literatura. Actualmente realiza el doctorado internacional (Universidade da Coruña- Universität zu Kiel) sobre la obra de Cesar Antonio Molina.
Ha publicado Nostalgia del acero . En cuanto a producción en lengua gallega, he publicado dos poemas del libro inédito e inconcluso Fiolosofías dun sexo esgotado en la revista de la Universidad de Córdoba que dirige Elena Medel. Alicia en el país de la Menopausia , publicado en las actas de la Fundación Rafael Alberti de Poesía Última, contiene dos partes: Electra niña habla a su último padre y otros poemas. La primera parte constituye un conjunto de cartas en prosa poética de marcado corte nihilista que se ha ido asentado en El goce del dolor, publicado en el libro colectivo Miradas Incómodas.
Habitualmente codirige las jornadas de poesía "Territorios da Poesía" de A Coruña. Miembro fundador de la revista "Mester de Vandalía". En la actualidad tiene una columna en el periódico "El Correo Gallego" donde se dedica a la reflexión metapoética, al artículo de opinión y a la crítica. En cuanto a su labor como investigadora he abarcado el campo de la poesía, la literatura comparada, el cine v el teatro. Todos estos estudios se encuentran publicados.
29 diciembre 2010
Jose Luis Caramés Lage,

Cantigas de amor eran aquellas palabras
Cantigas de amor eran aquellas palabras
Dichas en la oscuridad de una de las sillas de madera
De aquel cine de San Adrián
En donde por vez primera te cogí la mano
Fuiste buena conmigo,
Curiosa con mis manos,
Indiscreta con mis ojos,
Para descubrir que te adoraba
Con mi nuevo ser
Dispuesto a regalarme
Con todas mis posesiones.
Eras Julia una forma elegante de ser mujer,
Que rodeaba el sentimiento por el día,
Para calmarlo al atardecer
Con tus manos de terciopelo verde
Que copiaban a las olas tranquilas de aquella ría.
Por ti tengo esta mirada masculina,
Y escribo con el pasado mis versos del presente,
Ya que mi alma sigue siendo la expresión que me salía,
Cuando te veía entre aquellos surcos de maíz.
Sitio web de esta imagen
musicamedievalyrenacentista.blogspot.com
GIRAPOEMA

Desear un mundo,
Donde el amor reine,
La paz y la alegría pervivan
Por siempre.
Entre nuestras manos tan solo tenemos,
Un lápiz, un papel,
Donde escribir deseos,

Por un mundo mejor,
Tan solo esto,
Podemos hacer los poetas;
Escribir pidiendo reflexión,
Que llegue a la razón,
De algún corazón.
Aquellos los que detentan el poder,
Y con sus acción,
Poder detener,
Guerras sin razón,
Hambre, miseria.
La soledad de la prisión.
Y en los bosques,
La deforestación.
Se que es una utopía,
Que con mis letras,
Logren alcanzar,
La paz, la armonía,
En este planeta,
Que vive en agonía.
Venezuela
Tiago Gomes
28 diciembre 2010
Tenacatita: Otra Playa Desalojada
Uberto Stabile
SIBISSE RODRÍGUEZ
Bio-bibliografía
SIBISSE RODRÍGUEZ SÁNCHEZ nació en Oviedo el 11 de junio de 1979, en el mismo hospital donde a su tío le extrajeron los hierros que formaban su cuerpo después de aquel horrible accidente de tráfico en el que casi pierde la vida. De madre asturiana y padre canario, pasó su niñez dividida entre esas dos islas. Escribe poesía desde que tiene uso de razón, por tradición familiar y porque es el único lenguaje que considera verdadero.
Su poética afincada en valores clásicos se transformó el día que escuchó a Roger Wolfe recitar Contra Jaime Gil de Biedma, lo mismo que su conciencia estética dio un giro al encontrarse con las esculturas de Alberto Gicometti en un museo de Venecia o su amor por el jazz empezó el día en que puso un disco de Billie Holiday.
Estudió Filología Hispánica, pero no se integró en ninguna de las corrientes estéticas ni filosóficas de la universidad. A los 17 años descubrió internet y se puede decir que ha llevado una doble vida desde entonces. Ganó un premio por su blog Sibilandia y otro por un microrrelato titulado Polvo Negro, Polvo Blanco.
Ha escrito artículos para El Comercio, El Summun, el suplemento Cultura de La Nueva España y codirige la revista Lunula, del Ateneo Obrero de Gijón, en la que también ha publicado casi de todo menos poesía.
MANIFIESTO DE LAS MUJERES MUTANTES
Nos transformamos
Con una ráfaga de viento, las ondas de radio
O una exposición prolongada a sustancias tóxicas
O simplemente bellas.
También en esos días de calor extremo
O después del orgasmo.
Crecen escamas y colmillos
En nuestros cuerpos
Que dejan de ser suaves
Y de estar disponibles.
Graznamos con voces aprendidas
De viejas brujas que cantaban historias sin final.
Entonces, animales brutales,
Dejamos que un león nos coma el pecho izquierdo
Para no someternos a operaciones quirúrgicas,
Pasar sin anestesia por el dolor y el trauma de no permanecer enteras.
Somos las que acunamos
A los seres deshechos
A los despojos
Al aire
A las ganas de amarnos unas a otras.
Charles Baudelaire,

del pezón delicioso que corona este seno
el cual nunca contuvo un corazón.
href=”#³”> ³nepentes: pócima mágica que los antiguos ingerían
para suprimir
la tristeza y el dolor y que, posiblemente, contenía algún
estupefaciente.
href=”#”>Leteo: uno de los ríos del infierno, cuyas quietas
aguas permitían a los
muertos el olvido de sus afanes terrestres.
Angel Poli,
27 diciembre 2010
ALMA AGUADO CALVO

Gioconda Belli,


26 diciembre 2010
Anabel Caride,

Todos saben ser exhibicionistas,
cantar las excelencias del fulano
que ocupa sus vigilias laborables,
enseñar las ojeras a los jefes y mojar el café
con un anecdotario de minucias
que haría ruborizar a un teletubie:
cómo lo conocieron y si llevaba ropa interior,
quién rompió el protocolo de Kyoto
de la media distancia

y cuál no recordó la fecha memorable
del día en que tomaron un taxi; el primero.
Ya ves.
A mí, que la vergüenza perdí en la comunión
leyendo las ofrendas,
no me sale nombrarte
delante del vecino del cuarto
con el diminutivo de los cursis.
No me saldrá un soneto de Shakespeare
para evocar tus ojos
porque no te elegí por catálogo
ni pienso proclamar tus cuatro estrellas
de la guía Michelín.
Las figuras retóricas se vuelven impotentes
cuando hablan tus manos
y hablar de la caída del dólar
se vuelve tan poético
como verte dormido.
Ya ves que es tan injusto que no sepa escribir
un poema de amor para tus despertares
y reserve el Ferrero Rocherd
para las ocasiones
en que no hay invitados
que tendrás que buscarte una agencia de prensa
si quieres competir con los otros
que adornan las carteras impúdicas,
porque no han descubierto
el valor de un silencio elegido
y el día que lo conozcan le ponen altavoz,
un marquito de plata
que las visitas vean
desde la entrada.
Sin dejar señales

• Silvia María Álvarez Merino • Ángela Mallén •
Como sangre de herida abierta
renace, a veces, tu rostro.
Despierta los rincones más dormidos,
envueltos en muerte de ausencia.
Tomo tu rostro recordado
entre mis manos.
Acaricio la sombra
de gorrión herido.
Siento miedo y piedad.
• Jesús Zomeño • Dante Medina •
Lo que este bolso contiene
Un paquete de tabaco,
cerillas, la ceniza
de las palabras
aplastadas en el cenicero,
lo que dije y olvidé
Pedazos de la niña que yo fui,
astillas del primer corazón
que me rompieron,
un labial con mis besos
y mi cara de cómplice
guardada en un espejo.
Será que es tarde
para decir adiós,
para coser el fondo roto
por donde han caído
tantas cosas
que cada vez
pesa más el bolso.
Quizás fuera que olvidé
Deshacerme
de alguna basurita melancólica,
algún rayo de sol que escondí
para la vejez
o la nostalgia:
probablemente, sabiéndola buscar
hallarán
en este bolso
mi vida entera en retazos
o quizás solamente
encuentren
la simple biografía
de una mujer incógnita
que por capricho
tiró su bolso al río.
Luis García Montero,

25 diciembre 2010
24 diciembre 2010
Gonzalo Revilla.
Pedro Javier Martín Pedrós Copyright ©,
Ángela Mallén,
Feliz Navidad

Que la salud acompañe
Que los días te alimenten
Que los soles te iluminen
Que las lunas te enamoren
Que las noches te den tregua
Que los amigos te adoren
Que los enemigos te olviden
Que los deseos se cumplan
Que el arte te envuelva
Y así todo el Año (Nuevo)
Ian Welden,

LA CANCIÓN DE AMOR
Me tiendo largo cual mástil derribado
al borde de la tarde serena
haciendo un tranquilo inventario
de las cosas a mi disposición.
A mi derecha el planeta Venus
a mi izquierda el Volcán Osorno
a mis pies alguna vez intrépidos
un tarrito de leche condensada
y volando bajita por ahí
como el alma de mi madre
la canción que siempre me aturde
con su melancólica insistencia:
"...estás en todas mis cosas, amor...
mi sofá, mi TV
mis anteojos, mi café
mi lecho, mi ajedrez
y tu foto en la pared". .
23 diciembre 2010
Intermedio. La boda de Luís Alonso. J Gimenez. Lucero Tena
Se trata del Intermedio (intermezzo) de la zarzuela La Boda de Luis Alonso, libreto de Javier de Burgos y música de Gerónimo Giménez y unas castañuelas que emocionan hasta las lágrimas.
Juan Gelman,

Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre

cavándome la carne,este dormir así bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,!
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
GIRAPOEMA,

La Fuga
El gélido azul fluorescente le daba un tono aun más decré-pito
como las llamaradas de pena que emitían los años de uso del mostrador.
Elegido sobre la marcha, tenía un algo de conocido,
caña a euro y aperitivo.
Los comercios empezaban a cerrar,
bares con dos parroquianos
y la señora bajita, con bolso y permanente,
-inmóvil como una esfinge -
en el quicio de su tienda
accionando a distancia el cie-rre metálico.
Un portero automático clau-dicó ante un cochecito de

bebé,
el top-manta languidecía en la ace-ra casi a oscuras
y las variadas humanidades de in-migrantes
eran la única actividad significativa
entre figuras locales rígidas y silen-ciosas.
Ya había anochecido y al caminar
era aplastante la sensación,
la misma que nos produjo el bar, o las anémicas farolas.
Estaba perdiendo la costumbre de integrarme en estos barrios,
cómo me gustaría no hacerlo,
porque dejen de ser como son,
de estar abandonados, dejados,
para evitar la fuga,
como la del hijo, con hijos, con ro-pa de otro barrio,
prometiendo a su madre en la calle, al despedirse,
―un día de estos iré a comer‖.
Despertó sensaciones casi olvi-dadas,
y me hizo apretar el paso,
esquivando a la gente, huyen-do del recuerdo,
para buscar la puerta de esa cárcel,
que me permitiese llegar a la que yo no creía la mía.
No sin nostalgia.
España
Andrés García
Andrés García. Proyecto Dos Orillas
Antonio Gala

Durante un anochecer en esta playa te amé tanto
que una respiración
para los dos bastaba.
Suspendieron el mar, para mirarnos,
su armonioso escalofrío,
y su unánime vuelo de gaviotas.
Se divertía el agua, sonrosada,
como si fuera a amanecer,
y se posó el silencio sobre el aire
lo mismo que un jilguero en una rama.
No existía para el amor
futuro ni pretérito:
todo era eterno instante....
Y de repente, sobre tus hombros
observé, mientras te besaba,
que nos veían ojos codiciosos.
No supe si eran de los viejos fenicios
o quizá de la noche...
No tardó en quedar claro
dónde va el ruiseñor cuando mayo termina.
La muerte que los devoró a ellos,
sigilosa nos acechaba.
Nuestro amor, como el de ellos, fue vencido.
Pero yo te amo todavía.
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Ángela Botero,
22 diciembre 2010
Mario Benedetti,

AUSENCIA DE DIOS
Ahora que miedo inútil, qué vergüenza
YOLANDA SAÉNZ DE TEJADA.,

No sé
Y termino
Ahora vengo