Mis amigos poetas

EL AZOTE DE LAS RECOMENDACIONES
No hables más de liviandades
lujuria
sexo
literatura
y humedades varias.
No en bares trasnochando soledades,
salpicadas de tinta
cerveza y humo de colegas.
No te pega.
A tu edad,
ya no es tiempo de estos excesos.
A tu edad
tendrías que pensar en estabilidad
en hipotecas
en desafíos económicos
rentables/confortables...
Tendrías que tener
una casa o dos
un coche o dos
un perro
y/o un gato.
Porque peinas canas y te ríes demasiado.
Y tienes arruguitas
que pronto serán arrugotas
y deberías tener más hijos
antes de parecer su abuela.
Y tendrías que haber disfrutado
de algún premio selvático
o de alguno en plan, crucero por el Mediterráneo.
Porque el tiempo pasa
y dime
dime qué has hecho.
Perdiste muchos trenes
y te diste la vuelta.
Y algo que me preocupa...
No escribas más versos
como si tuvieras veinte años.
EL CIRCO DE LA MARIPOSA de Joshua Weigel
OJALÀ SE DEN 20 MINUTOS PARA VER ESTO, EN VERDAD VALE LA PENA... MUCHAS VECES NOS ENFRENTAMOS A LA VIDA A CIRCUNSTANCIAS QUE NO ELEGIMOS, SIN EMBARGO SIEMPRE TENDREMOS LA OPCIÒN A DESOLARNOS O DIGNIFICARNOS.
1ª parte:
http://www.youtube.com/watch?v=9582NStUdqU
2ªda parte:
SEGUNDA PARTE
José Luís Caramés Lage
Profesor de Literatura Inglesa en la Universidad de Oviedo en donde ejerce su docencia y realiza su investigación desde una perspectiva interdisciplinar. Ha publicado diversos libros en su campo de especialización, sobre todo Literatura Inglesa de los siglos XIX, XX y Contemporánea. Ha editado varios volúmenes sobre Historia de la Literatura Inglesa y acerca de las Humanidades desde el punto de vista de la multidisciplinariedad. Ha traducido a William Blake y a Jane Austen y ha escrito sobre el futuro y la gestión de la Universidad del siglo XXI. Es evaluador y auditor de programas europeos en Bruselas. Fue profesor en dos universidades británicas, Newcastle upon Tyne y Sheffield y ha sido y es profesor visitante en varias instituciones extranjeras. Es un europeísta convencido, asunto que manifiesta en sus artículos en revistas y periódicos: escribe un artículo semanal sobre Opinión en La Voz de Asturias. En estos momentos ha publicado un libro de cuentos, tres novelas y algunos poemas en varias colecciones.
Correo electrónico: jlcarames@uniovi.es
José Luís Caramés Lage
Cantigas de amor eran aquellas palabras
Cantigas de amor eran aquellas palabras
dichas en la oscuridad de una de las sillas de madera
de aquel cine de San Adrián
en donde por vez primera te cogí la mano
para sentir mi alma palpitar.
Fuiste buena conmigo,
curiosa con mis manos,
indiscreta con mis ojos,
para descubrir que te adoraba
con mi nuevo ser
dispuesto a regalarme
con todas mis posesiones.
Eras Julia una forma elegante de ser mujer,
que rodeaba el sentimiento por el día,
para calmarlo al atardecer
con tus manos de terciopelo verde
que copiaban a las olas tranquilas de aquella ría.
Por ti tengo esta mirada masculina,
y escribo con el pasado mis versos del presente,
ya que mi alma sigue siendo la expresión que me salía,
cuando te veía entre aquellos surcos de maíz.
Para sacar la flor de las cenizas
Le preguntaron a Borges: ¿para qué sirve la poesía? Y él respondió: “¿y para qué sirven los amaneceres?” A Ernesto Mejía Sánchez preguntó Jorge Bustamante sobre la utilidad de la poesía, y él a su vez respondió: "La poesía no sirve para ganarse la vida, sirve para ganarse el alma.” Por su parte, Ludwig Zeller, le respondió: “Siempre he creído que la poesía -no sólo en las palabras- es la que da sentido a la vida. Que ella tenga una resonancia en lo inmediato o no, no tiene importancia. Yo creo que es una forma de iluminación con que los seres podemos sobrellevar lo cotidiano, acercarnos a la magia, al mundo paralelo de los sueños. ¿Qué más se puede pedir?” A pesar de que para Kepa Murua “la poesía huye hacia la nada sin sentido ni conciencia alguna”, Jaime Sabines afirmó poéticamente: “La poesía sirve para sacar la flor de las cenizas.”
Imágen de Noemi Veronica
A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;
allí,
en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,
los recuerdos me asaltan.
Unos empuñan tu mirada verde,
otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!,
me reclaman.
Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.
Cierro los ojos para ver
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria.